Premios de la Fundación Bunge & Born: el horizonte de la ciencia en Argentina y la crisis climática

Desde la Fundación Bunge & Born creen que Argentina “no puede permanecer al margen de conversaciones que, aunque parezcan de ciencia ficción, son de coyuntura en muchos lugares del mundo”. En este sentido, sus motivaciones giran en torno a un país donde “el conocimiento, la ciencia y la cultura sean herramientas para el progreso, la […]

Desde la Fundación Bunge & Born creen que Argentina “no puede permanecer al margen de conversaciones que, aunque parezcan de ciencia ficción, son de coyuntura en muchos lugares del mundo”. En este sentido, sus motivaciones giran en torno a un país donde “el conocimiento, la ciencia y la cultura sean herramientas para el progreso, la inclusión y la movilidad social ascendente”. Así lo aseguró el presidente del organismo, Jorge Born, durante la gala de los premios que este año cumplen 60 entregas ininterrumpidas.

“Estamos convencidos de que existe un pacto bicentenario entre el avance de la ciencia argentina y el progreso de nuestro país. Dado este vínculo entre avance científico y progreso nacional, es absolutamente indispensable que el apoyo a nuestros científicos sea un pilar en nuestro consenso social”, afirmó.

Born profundizó en la temática en torno “al debate generado sobre la actividad científica” y, expresó que todos “debemos reaccionar con más ciencia, con más solidaridad y con más tolerancia, reafirmando nuestro esfuerzo, compromiso y dedicación en favor de nuestra comunidad”.

Además, el presidente de la Fundación rememoró el “legado” del doctor Bernardo Houssay, quien tuvo “el doble mérito” de haber tenido “un rol fundacional” en la creación del Premio Bunge & Born, y haber sido una “inspiración” para constituir el CONICET, una “institución angular de la ciencia argentina que debemos guardar y proteger entre todos”, según definió. 

La ceremonia fue presentada por la periodista Carolina Amoroso y animada por la música en vivo de la artista Delfina Campos, quien en el acto inaugural entonó las estrofas del himno nacional argentino.

Esta vez, en contraposición con lo ocurrido en el evento de 2023, no asistieron funcionarios públicos del gobierno nacional. En relación a esto, Born dijo: “De forma excepcional, hemos decidido modificar esta ceremonia de su formato habitual para darle espacio a nuestra propia voz para que nos ilumine sobre los desafíos que enfrentamos como habitantes del planeta Tierra, referidos al mar y a la atmósfera”.

Esto tuvo que ver con el mensaje que dejó la semana pasada el informe del secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU) -que hace referencia al estudio de la Organización Meteorológica Mundial (OMM)- donde se indica que “los niveles de los océanos aumentaron 15 centímetros en los últimos 30 años, siendo la mayoría en los últimos 10”. En casos extremos, como la capital de Samoa y de Fiji, la subida fue casi el triple del promedio. “Estamos en una verdadera crisis existencial para nuestra especie humana”, alertó Born.

En esta ocasión, el galardón de la Fundación Bunge & Born fue para el profesor en Oceanografía, Alberto Piola, y el Premio Estímulo de este año se lo quedó el doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, Juan Rivera. 

La ciencia argentina: un debate entre lo público y lo privado

Luego de que el presidente Javier Milei criticara a científicos e intelectuales por las subvenciones del Estado a diversas investigaciones, el profesor en Oceanografía y ganador del Premio de la Fundación Bunge & Born, Alberto Piola, sostuvo que “hay otros aspectos de la ciencia que no están directamente vinculados a la actividad económica inmediata, pero sí tienen importancia a largo plazo. La inversión privada no suele cubrir estas áreas”.

No podemos esperar que un Elon Musk de la oceanografía financie barcos y equipos porque hay preguntas de interés genuino que provienen de la ciencia básica y cuya aplicación podría ser relevante en el futuro”, resaltó.

Sobre los organismos públicos, el doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, Juan Rivera, afirmó que las políticas de desfinanciamiento van a generar un “impacto negativo” en el sistema de ciencia, educativo y tecnológico de nuestro país. Y, dijo: “Llegué a donde llegué gracias a la universidad pública y gracias al CONICET que me becó durante mi investigación doctoral y posdoctoral. Al limitarse las oportunidades que yo tuve, los futuros jóvenes científicos van a tener que salir a buscar opciones en otros países”.

Más de un centenar de científicxs arengaron a los ganadores de los premios en Ciencias del Mar y la Atmósfera en la Sala Argentina del Centro Cultural Kirchner (CCK).

El mar y el cambio climático: desafíos y realidades en el campo científico nacional

El profesor en Oceanografía y ganador del Premio de la Fundación Bunge & Born, Alberto Piola, expresó que “la comunidad científica en este campo es muy pequeña y es importante darle visibilidad, especialmente en un país como Argentina, donde las ciencias del mar son relevantes para el desarrollo socioeconómico y desde el punto de vista climático”.

“En este momento, estamos en una situación extremadamente crítica en términos de investigación científica en general en Argentina, y la ciencia del mar no es una excepción. En particular, para desarrollar ciencia de calidad, necesitamos tener plataformas y laboratorios adecuados”, continuó el especialista.

Piola advirtió a AUNO que “uno de los factores más importantes” en el estudio del mar es “contar con barcos que puedan salir a recolectar los datos necesarios para entender cómo funciona”. Y, aseguró que “es una ciencia bastante costosa, no sólo en términos de mantenimiento de infraestructura, sino también en planificación a mediano y largo plazo”.

En este sentido, alertó: “Si no se planifica adecuadamente, un país como Argentina podría enfrentar un colapso total en su capacidad para hacer observaciones científicas. En el contexto actual, la planificación y la inversión a futuro no están ocurriendo, y hay una gran incertidumbre en el sistema científico”.

Los cambios en las corrientes también “pueden influir en la formación de nubes y en eventos climáticos extremos”, como sequías o lluvias intensas, y alterar los escenarios de “posibles accidentes en plataformas petroleras, como los derrames en mar abierto”.

Piola afirmó que los tratados de París y la Agenda 2030 son intentos legítimos para enfrentar el cambio climático, y aseguró que “estos acuerdos son importantes porque reúnen a casi todos los países del mundo en un compromiso común”.

Sin embargo, el científico aseveró que “es importante reconocer que las grandes potencias, que son las principales responsables de las emisiones, tienen la mayor responsabilidad en la reducción de gases. Países en desarrollo, como Argentina, enfrentan desafíos económicos y tienen recursos limitados”.

Los veranos intensos y fenómenos como tifones extra tropicales, ¿tienen relación con estos cambios?

“Los eventos extremos y tormentas severas no tienen una respuesta sencilla. Con el calentamiento global, la cantidad total de precipitación puede no cambiar mucho, pero la frecuencia de eventos extremos puede aumentar”, explicó el científico en diálogo con AUNO.

Más allá de que existen cambios naturales -como la radiación solar y las erupciones volcánicas-, el calentamiento global es “principalmente causado” por la actividad humana y los modelos climáticos que reproducen el pasado demuestran que “solo al incluir el dióxido de carbono de la quema de combustibles fósiles se puede replicar la realidad actual”.

Por su parte, el doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos y ganador del Premio Estímulo de la Fundación Bunge & Born, Juan Rivera, afirmó que “las proyecciones climáticas futuras se construyen a partir de escenarios, en los que se asume hacia dónde va a ir el mundo en materia de desarrollo social y económico”. 

“Algunos de esos futuros incluyen medidas de mitigación agresivas y evitarían procesos de irreversibilidad como desaparición de glaciares o extinciones de especies animales y vegetales. Para que esos futuros existan, deben tomarse medidas rápidas y efectivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a escala global”, sentenció el científico.

Una de las “líneas de investigación” de Rivera busca entender por qué se dan los períodos en los que hay falta de agua en la Cordillera de los Andes y si se van a incrementar en el futuro. En esta senda, expresó: “Me gusta el desafío de llevar a cabo esta investigación con un enfoque multidisciplinar, es la única forma de comprender los impactos de los fenómenos extremos en sectores tan diversos como el desarrollo urbano, la agricultura, los ecosistemas”.

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EB-SAM

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