Espacio de formación artística, producción y sin dudas inspiración. El Teatro de las Nobles Bestias, sala emblemática de Temperley, cumple este sábado 30 años. Su historia abarca el estreno de obras muy importantes, desde Pan de cada día hasta La reina de Turdera, las complejidades de trabajar en el ámbito independiente, su potencial de semillero de artistas y gestores con una visión singular de la disciplina. Y, no menos importante, la creación de una comunidad, como quedó graficado en el festejo por el aniversario que sucedió un domingo soleado, hace unas semanas.
El teatro nace a partir de “la necesidad de tener un espacio para hacer todo lo que se nos cante las pelotas”, dice su fundadora, Claudia Eichenberg, a AUNO, caminando entre la multitud del festejo, saludando a toda persona que se cruce con un beso y una sonrisa. Lo que comenzó en un galpón ubicado en el centro de Lomas de Zamora para que Claudia y sus alumnos de actuación tuvieran un espacio para presentar sus muestras pasó a ser un lugar no solo de expresión, sino también de formación artística, a pocas cuadras de la estación de Temperley.
Eichenberg comenzó su trayectoria teatral estudiando actuación hasta la llegada de la última dictadura cívico-militar. A partir de la vuelta de la democracia en el ‘83, volvió a dedicarse “tímidamente” a la actuación y al teatro, dando clases en el colegio Eccleston y luego en la Biblioteca Popular Antonio Mentruyt, de Lomas de Zamora. “Tuve unos grupos muy estimulados y hermosos en los años ‘90, tan estimulados que querían hacer teatro”, cuenta sobre los alumnos que tuvo en Mentruyt.
Alfredo Badalamenti, cofundador de “las Nobles”, estuvo entre esos grupos. Su vida previa al teatro estaba alejada del arte, pero una tragedia familiar lo llevó a conocer a Claudia. Trabajaba en la empresa de construcción de su padre hasta que él enfermó, quedando internado: “Yendo a cuidarlo al hospital, me encuentro medio desorientado y me compro una revista sobre construcción en el subte”, explica Alfredo. “En el medio de la revista había un cartelito que decía ‘Estudio y Teatro’. Mi papá falleció y a la semana, porque tenía inquietud, voy a ese lugar donde decía el cartelito. La profesora era Claudia.” Durante una cena post-ensayo, Claudia le propuso a Alfredo y a otros la idea de hacer una sala, un espacio propio para producir y presentar muestras. Alfredo, junto con Julia Celeiro y María Dolores “Lola” Echenique, se suman a armar una sala, ubicada en el centro de Lomas de Zamora, que luego se mudaría a la calle 14 de Julio en Temperley, a unas cuadras de la estación.
Con el paso del tiempo, el Teatro de las Nobles Bestias empezó a expandirse y profesionalizarse; amigos empezaron a dar una mano con la construcción del espacio en Temperley y el público se extendió. El espacio empezó a ofrecer talleres de actuación y dramaturgia para niños, adolescentes y adultos; y las obras que allí surgían empezaron a tener repercusión internacional, circulando en festivales.
Así fue el caso de Pan de Cada Día, dirigida por Alfredo e interpretada por Gabriela Pagés y Mario Marino, que en 2008 fue elegida como “mejor espectáculo” en el Festival Provincial de Teatro de Buenos Aires. También fue nominada al premio Estrella de Mar 2010 como mejor espectáculo “off”. Realizó giras internacionales por Noruega y Estados Unidos, donde representó a Argentina en el AACT Word Fest de 2014, donde recibió distinciones como “mejor espectáculo”, “mejor director”, “mejor actriz”, “mejor actor” y “mejor desarrollo de la tecnología”.
Un espacio de lucha
La comunidad del Teatro de las Nobles Bestias peleó por la Ley Nacional de Teatro (N°24.800), aprobada el 19 de mayo de 1997. El artículo 7 de esta ley establece la creación del Instituto Nacional de Teatro (INT) como “organismo rector de la promoción y apoyo de la actividad teatral” y autoridad de aplicación de la norma. “Cuando se crea el instituto nos empiezan a subsidiar. Nosotros ya estábamos insistiendo hacía cuatro años”, cuenta Eichenberg.
Con la ley bases el gobierno de Javier Milei buscó derogar la Ley de Teatro. Alfredo, en representación del INT, se presentó en el plenario de comisiones de Diputados para defender al instituto. “Las salas alquiladas están sufriendo un golpe muy duro porque el aumento de los alquileres es muy difícil de llevar adelante, y otro factor importante es, por supuesto, el aumento de servicios”, explicó Alfredo a AUNO sobre la dificultad que están teniendo los espacios teatrales actualmente para sostenerse.
El INT fue fundamental para el sostenimiento de las Nobles Bestias en 2017, cuando corrió peligro de cerrar sus puertas debido a conflictos con el alquiler. En 2019 fue declarado de interés cultural por el instituto. “Hemos pasado por miles de vicisitudes, hemos tenido mucha ayuda de los grupos que colaboran, de alumnos y del Estado. Fueron fundamentales para poder equiparlo, para poder ayudar en su momento a que la sala tenga una estructura”, resalta Alfredo.
Un espacio de formación artística e inspiración
“El teatro independiente te enseña una profesión. No solo a actuar o dirigir espectáculos, sino también a limpiar, vender choripán, como hoy, para poder darle amor al lugar”, explica la actriz Jazmín Spanarelli, quien se encuentra atareada vendiendo entradas y realizando otras tareas en el marco del festejo por los 30 años, que se realiza un domingo. Su primer encuentro con las Nobles Bestias fue a los 11 años. Acompañó a una amiga que quería empezar teatro, a la que le daba “cosa” ir sola. Ahora, con 32 años, Jazmín no solo trabaja en el espacio como docente sino que también realiza sus obras allí. Como La reina de Turdera, que hace poco cumplió 50 funciones en las Nobles. Además, se dedica a tareas administrativas del espacio.
Cuando Juan Mako iba al colegio en Burzaco, la profesora de Lengua y Literatura, lo llevó a él y a sus compañeros a las Nobles Bestias a ver una puesta en escena de Medea, dirigida por Claudia, actuada por Alfredo y ella. Actualmente, es el director de La reina de Turdera y Las encadenadas, ambas estrenadas en “las Nobles”. Aquella forma de vivir el teatro independiente a la que aludió Jazmín la define como “teatrismo”, propio de zona sur: “Un teatrista no solamente se dedica a actuar o a dirigir. Es productor y gestor de su espacio; es el que limpia su espacio, el que lo pinta cuando se descascaran las paredes. El que atiende una boletería, el que actúa, dirige, piensa el espacio en donde va a hacer la obra. Es el que también se puede subir una escalera y mover un tacho de luz, es el que va a la municipalidad a pedir habilitaciones o a apoyos institucionales. Es todo.”
Gabriel Miniño recuerda la vez que vio Pan de Cada Día y cómo lo impulsó a hacer teatro en Nobles Bestias. Alfredo dictaba clases de teatro en el colegio secundario al que iba Miniño e invitó a los alumnos a que vayan al teatro a verla. “Lo que me deslumbró de Pan de Cada Día tuvo bastante que ver con qué me emocionaba, me maravilló de lo que es el teatro, que yo lo estaba recién descubriendo. Fue mi primer contacto con un espacio teatral y cultural”, recordó. Miniño es actor, director y dramaturgo, y presenta sus trabajos —como Las Cronfante— en el mismo lugar donde descubrió el mundo del teatro.
El festejo
Un domingo de sol bendice el festejo. El pasillo de entrada del Teatro de las Nobles Bestias está decorado con tiras violetas, globos que forman el número “30” y hay mucha, mucha gente. Sentados o parados, es innegable el clima festivo que ocurre en este espacio ubicado en la calle 14 de Julio. El festejo exalta a la comunidad que ha generado el espacio durante estos 30 años. Por donde uno vea, se encontrará con alumnos, exalumnos, docentes y personas que, en algún momento de sus vidas, pasaron y fueron marcados por “las Nobles”, pasando a dedicarse a la gestión de teatro independiente.
En la entrada hay un hombre que, desde las dos de la tarde, está pintando un cuadro. Su nombre es Federico de Paola, estudió con Claudia y Alfredo desde 2002 hasta 2006 luego de haber estudiado Publicidad en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. “Me di cuenta de que estudiando publicidad tenía facilidad para actuar así que empecé a investigarlo más de cerca y caí en las Nobles Bestias”, cuenta. Actualmente, Federico se dedica a la pintura, pero sigue teniendo una buena relación con la gente de Nobles Bestias. “Son mis amigos, me convocaron para hacer una pintura y como me siento parte dije que sí, sin dudarlo”, cuenta a eso de las cinco de la tarde, ya dándole los toques finales a la pintura. “La idea era dejar plasmado un poco lo que transcurrió hoy, como una crónica del día”.
A las 16, llaman a todos a entrar a la sala principal. Luego de una muestra de alumnos de actuación y una rutina de stand-up de José “Pupi” González, el público, entre el que hay representantes de la Municipalidad de Lomas de Zamora y del Instituto Nacional del Teatro, se suma al escenario y sopla las velas de una torta.
Hace un par de años que Alfredo no forma parte del espacio —hoy en día trabaja en el INT— , pero ahora mismo se lo ve abrazado con Claudia y Dolores, recordando la historia del teatro y sus primeros años. Cuentan de la vez que Dolores volvió de un viaje a México con una consola de sonido imposible de comprar en esa época. Hay chistes, agradecimientos a amigos que echaron una mano para la construcción del espacio y a la “pata estatal” de la Municipalidad y el INT por su “fundamental” apoyo económico y técnico. Todo docente, actor y miembro del lugar tiene su oportunidad de hablar de su experiencia en las Nobles y agradecer. Dan las gracias finales, suena música e invitan a todos los espectadores a bailar.
AUNO-14-09-2024
TL-MDY