Arsenal de Llavallol: la historia del club que volvió a nacer gracias al corazón del barrio

La institución de zona sur, que supo ser cuna de figuras inolvidables, busca retomar su lugar en el mapa del fútbol argentino y devolverle a la comunidad un símbolo de identidad y pertenencia.

Por Franco Vecchiato

En el sur del conurbano bonaerense, entre calles polvorientas y sueños de potrero, hay un club de barrio que supo nacer dos veces: Arsenal de Llavallol, una institución fundada en 1948 que vivió épocas de gloria, pero también atravesó dificultades que la llevaron a desaparecer en 1968.  Pero el año pasado,  un grupo de hinchas y vecinos decidió devolverle al club su lugar en la memoria y en la conversación de los amantes genuinos del fútbol argentino.

El club representa la fuerza del barrio y la lucha por la identidad recuperada. Foto: Franco Vecchiato para AUNO.

El nacimiento de este “un grande del ascenso”, como lo rememoran sus hinchas, se remonta a fines de los años 40, cuando Aníbal Díaz, “el Gordo”, recorría los potreros de la zona en búsqueda de jóvenes talentos para disputar los Torneos Evita, en representación del partido de Almirante Brown. En aquellas épocas “El Arse” salió campeón a nivel provincial y nacional, con figuras llamadas a convertirse en eternas dentro del fútbol mundial como Humberto Maschio, ídolo en Racing, y Antonio Angelillo, emblema en Inter de Milán y Boca Juniors.

Al indagar sobre esos primeros años, AUNO encontró con un panorama difuso: no hay registros oficiales, los archivos del club están incompletos o directamente perdidos, y las versiones se apoyan en la memoria oral. Dirigentes actuales y viejos socios admiten no saber con certeza qué pasó en algunos períodos clave. Buena parte de lo que hoy se conoce sobre los orígenes de Arsenal de Llavallol proviene de publicaciones de época, como las notas de El Gráfico, y del testimonio de quienes vivieron aquellas primeras épocas de gloria.

Gracias a esos recortes, es posible trazar una línea que ubica el inicio de la época dorada de Arsenal justamente en los logros obtenidos en los Torneos Evita, que otorgaron la oportunidad de contar con un terreno para el desarrollo de la institución, que, en la intersección de Santa Catalina y Libres del Sur, comenzó la construcción de su cancha con tribunas de cemento y vestuarios.

El 27 de abril de 1952, Arsenal de Llavallol logró la afiliación a AFA y debutó en la antigua Primera D. Gracias a una gestión dirigencial comprometida con la infraestructura y una gran temporada del equipo, el club logró volver a la categoría superior. En 1954 existía una regla que le permitía a los clubes con determinada cantidad de socios y ciertas comodidades en el estadio ascender a Primera C, donde permaneció hasta 1959.

Los orígenes de Arsenal de Llavallo, entre potreros y sueños. Foto: El Gráfico.

Ese mismo año, Arsenal fue desafiliado de la AFA a raíz de irregularidades administrativas, entre ellas la falsificación de firmas en la venta de jugadores. Tras la sanción, el club pasó a funcionar como filial de River Plate y, más tarde, de Boca Juniors. Fue este último quien terminó adquiriendo las instalaciones del club, entre ellas los terrenos ubicados en Santa Catalina y Libres del Sur, la ficha de 56 futbolistas, y modificó los colores tradicionales de Arsenal, reemplazándolos por el azul y oro que históricamente identificaron a la institución de La Ribera.

En 1962, cuando retornó a torneos oficiales como filial del Xeneize, volvió el éxito para este equipo plagado de jóvenes que no pasaban los 23 años. En 1964 Arsenal gritó campeón en la Primera D tras ganarle a Ituzaingó. La euforia se esparcía entre veredas y esquinas por un club que representaba y llevaba al barrio tatuado en el escudo.

Pero aquella etapa de esplendor llegó a su fin antes de lo esperado: en 1968, Arsenal de Llavallol disputó su última campaña oficial. Aunque la AFA nunca dio una explicación formal, todo indicaba que la desafiliación fue consecuencia de varios factores: una delicada situación económica, el reclamo de las tierras donde se encontraba el estadio por parte del gobierno de facto de Juan Carlos Onganía, y un vínculo institucional complejo con Boca Juniors. Este hecho marcó el inicio de un largo ocaso: sin respaldo, sin cancha y sin competencia oficial, la desaparición del club parecía, esta vez, definitiva.

El resurgir de una pasión heredada

En 2024, el histórico Arsenal de Llavallol volvió a latir, lo que parecía un recuerdo para los vecinos se transformó en un presente vibrante gracias a un proyecto autogestivo impulsado por hinchas, vecinos y ex jugadores. Entre ellos, figuras legendarias como Ángel Clemente “Rojitas” Rojas y el “Bocha” Humberto Maschio, quienes se sumaron al sueño colectivo de devolver al “Arse” a las categorías de AFA.

Un grupo de exjugadores, vecinos e hinchas volvió a poner al club en funcionamiento. Foto: gentileza Arsenal de Llavallol.

“El objetivo que nos mueve es claro: que los pibes del barrio vuelvan a tener un club que los represente, donde puedan crecer como futbolistas y como personas”, afirmó Sebastián Domed, presidente del club, quien lidera el proyecto junto a la comisión directiva con pasión y compromiso. “Hacemos todo a pulmón, empezamos sin nada y hoy tenemos un presente deportivo e institucional muy lindo”, agregó. 

En la actualidad, Arsenal de Llavallol compite en la Liga Metropolitana de San Vicente, donde pelea los primeros puestos con la mira puesta en el ascenso al Torneo Promocional Amateur, categoría que le permitiría estar un paso más cerca de la afiliación directa a la AFA. “Las gestiones ya están hechas, soñamos con volver a los torneos oficiales y ser dueños de nuestro espacio”, cuentó Domed.

Un presente autogestivo y lleno de desafíos entusiasma al Arse, quien pelea por volver a la AFA. Foto: Franco Vecchiato para AUNO.

Sin estadio propio, el equipo disputa sus partidos en el Club de Caza y Pesca de Esteban Echeverría, pero el anhelo más profundo es volver a los históricos terrenos de Santa Catalina y Libres del Sur, aquellos donde el viejo Arsenal construyó identidad e historia. 

El principal impedimento es que en esos terrenos hoy se encuentra el parque de Llavallol, y aunque la Municipalidad de Lomas de Zamora supo prometerles una cancha exclusiva para usar como centro de entrenamiento, el campo está abierto a toda la comunidad. Domed se lamentó al respecto: “Nos falta mucha infraestructura, pero soñamos con un club familiar, que represente al barrio y recupere su lugar en Llavallol”.

El proyecto de fortalecimiento institucional es también una apuesta fuerte al semillero: los jugadores. en su mayoría. son oriundos de la zona,  Nicolás Citro, coordinador de juveniles, lo expresó con claridad: “Salimos a buscar chicos de ligas o torneos relámpagos, estamos felices que representen al barrio”. 

La pasión que rodea este renacer no se limita a lo futbolístico, para muchos, se trata de recuperar un pedazo de la identidad del barrio. Así lo dice Jorge Ponce, ex jugador del club: “El viejo Arsenal era un gran club de la zona. Representaba a Llavallol, era un lugar donde iban las familias, una cuna de cracks. Su cierre fue muy triste pero su reconstrucción me llena de esperanza. Arsenal era, es y será la vida del barrio”.

El Arse tiene una meta clara, con la mirada puesta en el futuro: volver a casa. Foto: Franco Vecchiato para AUNO.

El nuevo Arsenal de Llavallol es más que un equipo de fútbol, es una bandera del barrio, una historia que se niega a desaparecer y una muestra de que el esfuerzo colectivo puede cambiar realidades. La meta es clara: volver a estar donde alguna vez supieron estar, en la cancha, en el corazón del barrio, y en los libros del fútbol argentino.

28.06.2025
FV-MEM

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