“El 2023 fue un año sumamente conflictivo para el ejercicio del periodismo”, debido a que hubo un ataque a la libertad de expresión cada tres días, y en el 42,4 por ciento de esos casos la agresión provino de funcionarios del Estado, según registró el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA).
En el marco del Día Mundial de la Liberta de Prensa, que se celebra cada 3 de mayo, FOPEA presentó su informe anual del monitoreo de libertad de expresión, resultado del trabajo de registro y denuncia de la red de periodistas socios de la organización que desde 2006 colaboran ad honorem en el relevamiento de casos a lo largo y ancho del país.
El periodista miembro de la Comisión de Monitoreo Fernando Stanich destacó que el año pasado “registra un pico de casos respecto a los cinco años anteriores”, con 117 episodios de “agresiones y obstaculizaciones a la libertad de prensa y libertad de expresión”, de los cuales el 30 por ciento ocurrió en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), un 10,3 por ciento se registró en provincia de Buenos Aires y otro 10,3 en Santa Fe, un 7,8 por ciento de los casos corresponde a Tucumán, y Jujuy cierra la lista de las cinco jurisdicciones con más ataques, con un seis por ciento de los casos.
“El trabajo de monitoreo demuestra que la mayor presencia de agresiones del año pasado tiene que ver con funcionarios públicos nacionales, provinciales y municipales; el Estado como sujeto agresor. Es decir, que quienes tienen la mayor responsabilidad de garantizar el derecho a la libertad de expresión, son quienes más la vapulean en Argentina. Y no hay una distinción partidaria”, señaló Stanich durante la presentación que se realizó en la Universidad Católica Argentina (UCA).
Stanich, quien también se desempeña como docente y editor de La Gaceta de Tucumán, se preguntó si es casual que el pico de casos registrado haya sido en un año electoral “y que tenga como característica una fuerte presencia de la violencia del Estado contra los periodistas”, y consideró que “la situación es grave”, porque “es una radiografía de la intolerancia que estamos atravesando los periodistas en Argentina”.
“Cuando un presidente, un gobernador o un intendente cuestiona o agrede a un periodista, no es una opinión suya, sino que habla en nombre del Estado. Es la postura del Estado frente al derecho de la libertad de expresión”, analizó Stanich a la par que remarcó que “el Estado en lugar de garantizar la libre circulación de información, lo que hace es entorpecerla”.
Por otra parte, el periodista citó una encuesta de opinión de la consultora Giacobbe realizada entre el 19 y 23 de abril de 2024, la cual señala que al 56,2 por ciento de las personas le parece “bien que el presidente Javier Milei diga lo que quiera de los periodistas”, ya que “es libre de criticarlos”, mientras que un 41,3 por ciento opinó que “está mal” y un 2,5 prefirió no contestar.
“Hay buena parte de la sociedad que avala que los periodistas sean agredidos. Por supuesto, no tenemos los niveles de violencia que se dan en América Latina y el Caribe, pero hay una particularidad que se da en Argentina que tiene que ver con la constancia, la perseverancia de las agresiones. No se hiere por la fuerza, pero sí por la constancia de los ataques, y eso es lo que está pasado, ahí está las consecuencias de las heridas”, precisó Stanich.
Asimismo, destacó “el incremento de la presencia del crimen organizado como sujeto agresor”, por un lado, y por el otro “la insistencia por la utilización de la Justicia penal y civil para amedrentar a periodistas”, sumado a “el aumento de los ataques contra las mujeres periodistas”, ya que en 2022, el monitoreo de FOPEA registró un 18 por ciento de víctimas periodistas mujeres y en 2023 “el salto fue 23 por ciento”.
“Las mujeres periodistas no son agredidas por la calidad de su trabajo, sino por estereotipos y por cuestiones vinculadas a su vida privada. El año pasado hubo dos casos de editoras de género que tuvieron que renunciar producto del hostigamiento que sufren por su tarea”, puntualizó.
“Los trapos sucios no se lavan solo en casa”
Desde el auditorio Monseñor Dr. Octavio N. Derisi de la UCA, el vicepresidente de FOPEA, Claudio Jacquelin, ponderó el trabajo del Monitoreo en “exponer a quienes agreden, exponer la situación de la que son víctimas los periodistas y los medios, de poderes que no son solo políticos, porque el entramado de relaciones de los poderes lícitos e ilícitos, legítimos e ilegítimos, cada vez es mayor”.
“Lo que estamos viendo estos días es que son muchos los países, muchas las organizaciones, que cada vez ponen más el foco en Argentina, miran con más preocupación y piden detalles de lo que nosotros estamos recogiendo para reportarlo. Argentina está en el mundo de vuelta y no necesariamente por buenas razones”, aseguró Jaquelin.
En este sentido, la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) ubicó a la Argentina en el puesto número 66 de su Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, debido a “la alta concentración y la opacidad de la propiedad de los medios, la polarización, la ausencia de políticas públicas para garantizar la pluralidad, así como la precarización del ejercicio del periodismo”.
A nivel global, RSF constató que “la libertad de prensa está amenazada por los mismos que deberían ser sus garantes: las autoridades políticas”, y en esa línea, precisó que de los cinco indicadores que conforman la puntuación de los países “el indicador político es el que más desciende en 2024”, con una caída de 7,6 puntos.
En la edición anterior, Argentina se encontraba en el puesto 40 del ranking, pero este año cayó 26 lugares, ya que según RSF “la llegada al poder de Javier Milei, abiertamente hostil con la prensa, marca un nuevo y preocupante punto de inflexión para la garantía del derecho a la información en el país”.
En este marco, Jaquelin consideró que “la ropa sucia hay que lavarla afuera de casa, además de hacerlo en casa”, y destacó la importancia de “exponerlo, mostrarlo, no naturalizarlo”: “No pensar que si un presidente grita o insulta por las redes es parte de su lógica de construcción de poder, o que si un presidente descalifica a un periodista y es parte del juego de la política y del poder”, apuntó.
El vicepresidente del Foro remarcó que “cuando la autoridad más alta del país insulta, agrede, descalifica, estigmatiza, denuncia a un periodista, genera reacciones”, por lo que su actitud “es performativa”, y permite que haya “otros que lo llevan a la acción, que insultan, agreden, escupen, golpean a periodistas”.
“Estamos muy preocupados por la situación y es súper importante exponerlo afuera, que nos acompañen adentro, que se tome conciencia de que estas agresiones no son agresiones contra el periodismo, contra los medios, contra la libertad de expresión. Son agresiones contra la democracia. Una democracia silenciada, de ciudadanos que se invisibilizan cuando opinan en contra de lo que opina el poder, que pregunta lo que el poder no quiere, deja de ser una democracia”, completó.
El complejo escenario para el periodismo
Ante la frase “hay un abuso desmedido de la libertad de prensa” esgrimida por ex presidente Alberto Fernández, y la jura de ministros del Gabinete de Milei a puertas cerradas el pasado 10 de diciembre, la presidenta de FOPEA, Paula Moreno Román, reflexionó sobre este “contexto de situación que pone al periodismo en una situación compleja”.
“Tenemos un escenario que va más allá del golpe, de la agresión directa, y que tiene que ver con contextos de trabajo que hoy hacen que los periodistas también estén repensando si vale la pena denunciar o exponerse a denunciar”, analizó.
En esa línea, Román consideró “clave” revalorizar la labor periodística tanto desde “las figuras con espacio de responsabilidad institucional”, como “puertas adentro” entre los mismos trabajadores de prensa, si no se corre el riesgo de “entrar en un escenario en que lejos de lo que hoy está discutiendo el mundo, que es la preocupación por la desinformación, la estamos propiciando”.
“Nosotros tenemos claro cuál es nuestra tarea, generamos un código de ética y quienes estamos dentro de FOPEA entendemos que hay que validarlo todos los días. Seguimos estándares profesionales, trabajamos con la verificación de los hechos, con el equilibrio, con la precisión, con la necesidad de acercarnos a la verdad. Ese es nuestro trabajo”, remarcó.
Por otra parte, Román sostuvo que los y las periodistas están “en el ojo de la tormenta” producto del “nivel de agresiones que se dan en la gestión del actual presidente”, y consideró que “el camino es el diálogo” aunque en la coyuntura actual se está en “una situación de grito constante”.
“Mal pueden los periodistas ejerce su tarea si se ven sometidos al enojo presidencial y sobre todo a lo que esa crítica desata luego en cantidad de gente anónima, con impunidad de las redes, mencionando a veces hasta cuestiones personales”, reflexionó.
Finalmente, destacó la necesidad de “más alianzas” y en esa línea detalló los diferentes proyectos que realiza FOPEA, como “Informar sin dañar(nos)”, un podcast producido con el apoyo de la Embajada del Reino de los Países Bajos en Argentina que, a través de seis episodios, cuenta 12 casos relevados por el monitoreo de libertad de expresión.
“Los medios están hoy buscando su supervivencia. Las audiencias mutan y creen poco. El Gobierno arma un ring en vez de un espacio de debate. Y los periodistas tratan de sobrevivir en este espacio creyendo en el periodismo. Creemos que la calidad en el ejercicio profesional es nuestra principal herramienta de resiliencia, y tenemos que trabajar juntos por eso”, concluyó.
AUNO-7-5-24
FM-SAM