A 20 años de la recuperación de la ex ESMA, sobrevivientes regresaron al centro clandestino: «La memoria le ganó a los intentos de borrar el horror»

Dos décadas después, otro 19 de marzo, un grupo de personas «vivieron para contarlo» volvieron a reunirse en el emblemático centro clandestino de detención y tortura para reivindicar las banderas de Memoria, Verdad y Justicia. «Cuánto se va a destruir con este Gobierno, se va a venir a pique”, lamentó una de las sobrevivientes en diálogo con AUNO.

Faltan pocos días para un inédito 24 de marzo, que conmemorará el Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia. Será la primera gran movilización por esta fecha que afronta el Gobierno de Javier Milei, quien ya avisó que ese día brindará «su versión» sobre la última dictadura cívico-militar ocurrida entre 1976 y 1983. También en esa fecha serán 20 años de la recuperación del Espacio de Memoria y Derechos Humanos que funciona en el predio de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

Dos décadas después, otro 19 de marzo, un grupo de personas que sufrieron los horrores de ese lugar y «vivieron para contarlo» volvieron a reunirse en el emblemático centro clandestino de detención, tortura y exterminio para reivindicar las banderas de Memoria, Verdad y Justicia.

El recorrido comenzó por el edificio conocido como «Cuatro columnas», la entrada oficial a la ESMA, pasaron por la calle 19 de marzo de 2004 y terminó en el Casino de Oficiales. «Esta es la calle por donde entramos con (ex presidente) Néstor (Kirchner) y nos sacamos una foto grupal”, recordó Ana María Soffiantini, una de las sobrevivientes.

Este colectivo cambió el nombre de la calle cuando formaron el consejo asesor del directorio del Espacio de Memoria, que también decide cuáles son los contenidos que deben ser parte del espacio.

Ana Testa, otra de las sobrevivientes, explicó que «el Casino de Oficiales es donde nos tenían a los secuestrados”. El edificio, donde funciona el Museo Sitio de Memoria ESMA desde 2015, tiene tres plantas. En el segundo piso estaban los dormitorios en los que pasaban la noche algunos militares, médicos y autoridades eclesiásticas. En el sótano estaba la sala de torturas y en el altillo estaban la “capucha” y “capuchita”, donde tenían a los secuestrados en condiciones de hacinamiento y en constante vigilancia.

«Me acuerdo que estábamos en el ómnibus que nos trajo, paralizados, y Andrés Castillo (dirigente Bancario, ya fallecido) dijo: ‘Acá una vez entramos encapuchados, ahora entremos con la cabeza en alto’”, contó Susana Leiracha, otra de las que volvió, dos décadas después.

Además de torturarlos, hacían trabajo esclavo, relató Gabriel Tchabrassian, el guía del predio. También detalló que en el complejo hay cerca de 53 edificios en los que funcionaban desde talleres mecánicos, donde arreglaban los automóviles usados por los grupos de tarea, hasta una imprenta, que usaban para falsificar documentos y papeles de las propiedades que robaban a las víctimas.

Con la llegada de la democracia, en 1983, el Casino de Oficiales sufrió varias reformas. Ocultaron el ascensor que iba desde el sótano hasta arriba, además de modificar otros espacios usados en las torturas. Esa fue una estrategia de los altos mandos militares para confundir a quienes quisieran declarar en el Juicio a las Juntas y así no pudieran reconocer el lugar en donde habían permanecido cautivos.

Pero los sobrevivientes reconocieron el lugar, a pesar del paso del tiempo y el deterioro de las viejas estructuras. “La memoria le ganó a todos los intentos de borrar los rastros del horror que vivimos acá”, aseguró la periodista, escritora y sobreviviente de la ex ESMA, Miriam Lewin.

Reconocimientos

Son todos unos pendejos«, manifestó Taty Almeida, madre de Plaza de Mayo, a sus 94 años, al participar del emotivo acto que tuvo lugar hacia la tarde para entregar cuatro reconocimientos por parte del Consejo de Sobrevivientes de la ESMA.

Los recibieron Sara Solarz Osatinsky, la «madraza» que acompañaba las chicas que parían en ese horroroso lugar; Giancarlo Ceraudo, fotógrafo documental que ayudó en la investigación de los vuelos de la muerte; el periodista y abogado especializado en causas de lesa humanidad Pablo Llonto; la periodista Luciana Bertoia y el Centro Dr. Fernardo Ulloa para la asistencia a las víctimas de violaciones de derechos humanos.

“Es importantísimo que permanentemente estén contando la historia y aportando datos”, resaltó Taty, quien aprovechó la ocasión para invitarlos a la marcha del 24, que aseguró “será histórica”.

Además de ella también había recibido con un estruendoso aplauso a Vera Jarach. «Todo mi tiempo está dedicado a recordar, a hacer recordar, y a mirar hacia adelante. Mi legado se puede decir en pocas palabras: yo apuesto a los sueños, los de nuestros hijos y los nuestros también«, aseguró.

“Entrar a la ESMA era una ilusión que tenía desde hacía varios días porque fue el recuerdo de aquel momento” en que entraron “con Néstor (Kirchner) y con todos los compañeros”, contó Testa en diálogo con AUNO.

Aseguró también que tiene sentimientos encontrados, porque al llegar al «Cuatro columnas» y lo vio “tan feo de pintura”. «Si ahora está en estas condiciones, cuánto se va a destruir con este Gobierno, se va a venir a pique. No va a tener mantenimiento ni cuidado”, lamentó.

Hay chicos que les interesa y mucho saber que pasó en esos años y dejar que esto se destruya es realmente muy cruel”, cuestionó al salir ya al final del acto que terminó cerca de las 21.

Del encuentro también participaron Lila Pastoriza, Cristina Salguero, Manuel Franco, Máximo Cargnelutti, Laura Reborati, Norma y Adriana Suzal, Ricardo Coquet, Mercedes Carazo, Alfredo Ayala, Norma Burgos y Néstor Fuentes.

AUNO-21-03-2024

ABG-MB

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