Semana de los Pueblos Indígenas: «Una búsqueda por un lugar adentro de la ciudad»

Desde el 19 de abril y hasta el próximo viernes, varias comunidades se presentan en distintos espacios de difusión para dar a conocer la situación en que viven desde la conquista. La lucha por un lugar físico, el reconocimiento social y la diferenciación de los distintos pueblos se hacen cada vez más fuertes. Un kolla y un toba hablan desde su condición de indígenas urbanos en Lomas de Zamora y Esteban Echeverría. Hablan de cómo vivir sin perder su identidad y luchar contra «intereses mezquinos del hombre blanco».

Con el objetivo de salvaguardar y perpetuar las culturas indígenas del continente americano y posibilitar su desarrollo en la urbanidad, el 19 de abril comenzó la “Semana de los Pueblo Indígenas” que se extiende durante siete días y evidencia antiguos pero persistentes reclamos que manifiestan que el uso de la tierra bajo la idea de la propiedad privada “no implica que el hombre sea dueño de la naturaleza, sino parte de ella”, de la misma forma que lo es cualquier ser vivo animal o vegetal, aseguró un miembro de la comunidad kolla.

Ésta es la base del pensamiento indígena que expone en diálogo con AUNO, Enrique Mamani, de la comunidad Kolla y un referrente del Movimiento Indígena de las Naciones Originarias. “Una filosofía cósmica”, es decir que sostiene la idea de que como parte de la naturaleza el hombre “debe respetar sus dictámenes sin mal aprovechar sus recursos”. Por eso, como parte de esa idea “los pueblos originarios se oponen a la propiedad privada, las limitaciones de fronteras y a la diferencia de clases”, aseguró.

Hace miles de años atrás, cuando el continente americano estaba poblado únicamente por los indígenas, cientos de culturas se desarrollaban a lo largo de todo el territorio y adaptaban de acuerdo al espacio natural en que vivían: “Todas las comunidades tenían incorporado el concepto de filosofía cósmica más allá de las diferencias, por cierto respetadas”, aseveró Mamani.

En cuanto a las trabas que tienen los aborígenes de insertarse en la urbanidad, el kolla aseguró que “la ciudad no da lugar al desarrollo de las comunidades indígenas porque obliga a vivir a todos por separados e impide el acceso a tierras propias”.

Justamente esa imposibilidad de acceder a un lugar físico autónomo, según el indígena, es un requisito del Estado para poder obtener una figura jurídica y recuperar su cultura. Pero ello “es imposible debido a la forma que está distribuido el territorio y a la falta de compromiso de las autoridades”, lamentó.

“El Estado pone trabas al desarrollo de la diversidad cultural porque a ellos les conviene la uniformidad”, sentenció Mamani, quien aclaró que la diferenciación étnica es fundamental porque si bien todos son indígenas, son evidentes las particularidades entre kollas, querandíes, mapuches, guaraníes o tobas. ( ver En defensa de la América Morena )

Asimismo como parte de la comunidad kolla, Mamani exigió que las autoridades nacionales “reconozcan el bagaje cultural de los pueblos originarios” y no resuman las diferencias en los hábitos, costumbres y creencias, mediante la utilización de un simple concepto: indios.

El 19 de abril, no sólo recuerda el despojo de los aborígenes de su tierra ancestral, sino que hace visible la lucha por recuperar su cultura, la lengua y costumbres, es decir la identidad. Para ello, según Mamani es necesario que el Estado promueva una educación autónoma, como la que tienen por ejemplo las comunidades judías o musulmanes.

“La Semana de los Pueblos Indígenas” tuvo su origen en 1940, cuando en el primer congreso aborigen realizado en la ciudad de Pátzcuaro, México, se elaboró el documento que creó el Instituto Indigenista Interamericano, dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA).

En ese encuentro, el Estado argentino “participó sólo como oyente ya que según el gobierno de turno en nuestro país no había indígenas, estaban todos civilizados”, criticó el kolla. Argentina adhirió al documento recién en 1945.

Con el argumento de que un solo día dedicado a la realidad indígena era insuficiente porque pasaba desapercibido por la sociedad, en 1984, durante una reunión de organizaciones católicas que defienden los derechos de los aborígenes, se decidió extender ésta celebración a una semana.

Otra de las propuestas que proponen las diferentes comunidades indígenas de Argentina es la creación de un órgano de representación propio operado por ellos mismos, es decir sin injerencia del Gobierno.

Esta iniciativa intenta resarcir la paradoja de que quienes hoy los organizan y representan fueron quienes los oprimieron y despojaron de su autonomía hace cientos de años: “El Estado que continúa haciendo oídos sordos a los reclamos”, concluyó.

RCI-AFD
AUNO-23-04-08
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