Se cumplen 25 años de la muerte de Borges

Cuántas cosas, entre ellas muchas zonceras, se dijeron de Borges en vida y después de su muerte. Calificativos surgidos de aduladores y críticos, que abrieron las puertas al cierre de sus libros. Unas breves referencias sobre este escritor.

Jorge Francisco Isidoro Luis Borges nació el 24 de agosto de 1899 y falleció en su segunda patria, Ginebra, el 14 de junio de 1986.

¿Qué dice Borges en su prosa y poesía? Es difícil tomar el conjunto de su escritura para un texto que apenas tiene como meta ser vagamente noticioso.

Muchos han hablado y examinado lo realizado por Borges. Me gustan aquellos bellos, apasionados e incómodos ensayos, incómodos para los ensalzadores del escritor que nos ocupa, escritos con diferentes estilos y enfoques por varios argentinos.

Entre ellos los acometidos por Raúl Scalabrini Ortiz, Enrique Anderson Imbert, Ramón Doll, Adolfo Prieto, David Viñas, Jorge Abelardo Ramos, José Hernández Arregui, Arturo Jauretche, Blas Matamoro, Pedro Orgambide y Juan José Sebreli, quienes se dedicaron durante varios años a desentrañar la ideología estética de Borges y sus deudas literarias.

Esos escritores, ensayistas, críticos e historiadores aportaron a salir de la zoncera mediática que cada año lo único que atina a decir que Borges es “un escritor genial” y punto.

Beatriz Sarlo publicó en 2003 un libro de 181 páginas sobre Borges que se llama Un escritor en las orillas (Editorial Seix Barral). Este texto es el resultado de cuatro conferencias que dio en 1992 en la Universidad de Cambridge y consta de siete capítulos.

Allí Sarlo trata varios temas. En la parte referida a la literatura y la política, esta profesora de literatura recurre a la deshonestidad intelectual cuando asegura que Borges “siempre trató de preservar su literatura como espacio libre de pasiones inmediatamente políticas”.

Sin embargo, hay infinidad de poesía y prosa borgeana que le canta a sus antepasados milicos, se burla del peronismo, habla del corralón yrigoyenista, narra la historia argentina en pocas líneas, ataca a la historia, ataca a las Montoneras, ataca al peronismo directa e indirectamente y se mete de lleno con el asunto de civilización y barbarie, entre otros temas políticos. Y si no es la política es la ideología del eterno retorno, que es una apuesta conservadora.

Los cuentos denigratorios y autoritarios contra el peronismo desmienten esa afirmación de Sarlo e incluso en Tamaño de mi esperanza [aquí habla bien de Rosas y de José Hernández] puede ser leída en este mismo sentido; también el poema y el cuento Sur y su Martín Fierro. Intentó reescribir y criticó el Martín Fierro de Hernández, al que Borges interpreta como una poesía que tuvo un “propósito político”.

Y en el capítulo VII de ese mismo libro de Sarlo denominado ‘La cuestión política’, ese tema vuelve a aparecer con el claro objetivo de transformar a Borges en un escritor “químicamente puro”, cuando la riqueza de este autor reside precisamente en lo contrario. “Borges se resistió siempre a un uso político de la literatura”, escribe Sarlo. Cuando en realidad, es el gran polemista argentino.

“En tanto que polemista, a Borges no le hubiese disgustado quizá, ver refutadas no “pocas de sus afirmaciones, y criticadas algunas de sus actitudes. Buena parte de sus ensayos, reseñas, artículos o conferencias son verdaderas descargas de artillería”, escribe Juan José Saer en ‘Borges como problema’, La narración objeto, Buenos Aires, Seix Barral, 1999, p. 115.

Decíamos que Borges narra, interpreta, la historia argentina en pocas líneas. Por ejemplo, en el poema ‘Elegía de la Patria’ que es de 14 versos.

El primer verso dice: “De hierro, no de oro fue la aurora”, para referirse a la Revolución de Mayo.

Luego continúa refiriéndose a la ciudad de Buenos Aires y al grupo dirigencial de patricios: “La forjaron un puerto y un desierto / unos cuantos señores y el abierto / ámbito elemental de ayer y ahora”.

“Vino después la guerra con el godo / Siempre el valor y siempre la victoria”. En el siguiente verso Borges saca la daga para polemizar: “El Brasil y el tirano. Aquella historia / desenfrenada. El todo por el todo. / Cifras rojas de los aniversarios”, en abierta crítica al rosismo.

La historia argentina ahora se desplaza hacia “pompas del mármol, arduos monumentos / centenarios y sesquicentenarios, / son la ceniza apenas, la soflama / de los vestigios de esa antigua llama”.

Es decir, por medio de un puñado de versos pasó del rosismo al roquismo y desde allí al peronismo, y se lamenta por un mundo perdido porque entrevé apenas los restos “de esa antigua llama”.

La antigua llama, para Borges, son las casas amplias, con jazmines, aljibe, patios, con verjas, aguateros y esclavos y más allá la llanura, como cantó en otros versos y prólogos de su autoría. Es el llanto por el mundo del patriciado del Siglo XIX que ya no existe más.

AUNO 13-06-11
HRC

Dejar una respuesta