Madrinas de Guerra: la carta de un héroe caído en Malvinas que se leyó 43 años después

Silvia Maroño y su, madre Nilda Esther, fueron homenajeadas en un evento realizado en la sede de la UTI de PAMI por haber brindado apoyo emocional a los exsoldados Luis Mario Orellana y Ricardo Argentino Ramírez, este último muerto en combate.

En abril de 1982, no solo había colectas para enviar comida y abrigo a los combatientes de la Guerra de Malvinas. Revistas como Gente sacaron solicitadas para que mujeres le escribieran cartas a los soldados y así darles ánimo entre tanta incertidumbre. Es en ese entonces donde aparece por primera vez la denominación de “Madrinas de Guerra”, una figura tan poco recordada como homenajeada.

Nilda Esther Maroño y su hija Silvia fueron dos de ellas. Un día, Nilda vio el aviso y no lo dudó, empezó a escribir borradores que luego se transformaron en escritos que cruzaron el continente con destino a las Islas Malvinas. Alentada por su ímpetu, Silvia, quien tenía 19 años, siguió los pasos de su mamá.

Los destinatarios de esas cartas fueron Ricardo Argentino Ramírez y Luis Mario Orellana, ambos combatieron en Monte Tumbledown con el Batallón de Infantería N.º 5 de la Armada. Luis volvió a su casa, pero Ricardo no. Hoy es uno de los 649 héroes cuyos restos descansan en el Cementerio de Darwin.

43 años después, Silvia Maroño “encontró por casualidad” las cartas y los recortes periodísticos que había atesorado su mamá hasta su fallecimiento en 2013. Decidió que “el destino” tenían que ser los Museos de Malvinas de Lomas de Zamora y Lanús. Para ello, contactó a su compañero de secundaria y excombatiente, Roberto Piccardi.

El exsoldado del Regimiento 7 de Infantería de La Plata decidió correrse por un momento de su investigación personal —la de contactar a quienes le escribieron cartas para agradecerles el gesto— para traer de vuelta esta historia que derivó en un reencuentro y en la lectura de la carta que escribió Ricardo Argentina Ramírez para su “madrina de guerra” Nilda Esther Maroño

“Las cartas eran el único medio de comunicación. Recibir una carta era un alboroto total, no solo era leída por uno, sino por los compañeros de trinchera. No tengo memoria de que las Madrinas de Guerra sean homenajeadas. Queremos que aparezcan más Madrinas y Padrinos de Guerra”, sostuvo Piccardi.

El recuentro más esperado

Durante el acto de Cartas de Malvinas, Madrinas de Guerra realizado en la sede de la UTI de Pami —ubicado en Carlos Calvo, entre Piedras y Chacabuco, del barrio porteño de San Telmo— Silvia Maroño se reencontró con Luis Mario Orellana y se fundieron en un cálido abrazo que rememoró aquella época donde se “carteaban”.

“Tu carta me levantó el espíritu”, le agradeció Luis a Silvina. Y recordó el difícil contexto en que la recibió: “Estábamos en la trinchera, con frío y humedad. Estábamos mojados y la pasábamos mal”.

Remitente y destinatario se reencuentran, esta vez en persona, a 43 años de la Guerra. Foto: Juan Ramón Ledesma.

En la carta que Orellana le respondió a su “madrina de guerra”, recibida por Maroño el 10 de junio de 1962, le había prometido regalarle tierra de Malvinas, ya que no tenía otra cosa que entrara en un sobre y pudiera entregarle. Como en ese período no pudo, Luis se la obsequió en este mismo momento, lo que ofició como un cierre de ciclo para los dos.

“Para nosotros, de la edad de los chicos que estuvieron allá, es muy importante, porque es revivir todo lo que vivimos en ese momento. Mi mamá tenía el ímpetu de escribir y juntas nos abocamos a ayudar”, destacó Silvia Maroño, emocionada e incrédula por las vueltas de la vida.

La carta que sobrevivió en el tiempo

Ricardo Argentino Ramírez nació el 25 de mayo de 1962 en la ciudad Quitilipi de la provincia de Chaco. Desde los 6 años vivió en la localidad de Monte Chingolo, del partido conurbanoerense de Lanús. 

La encomienda de Nilda Esther Maroño, su “Madrina de Guerra” fue enviada el 4 de mayo de 1982. Pero casualmente llegó a sus manos en una fecha muy especial, la de su cumpleaños número 20. Él la respondió rápidamente, habiendo cruzado el continente el 27 de mayo, según indica el sello postal de Malvinas.

La carta fue leída 43 años después. Allí, el soldado expresa su orgullo de servir a la patria, a la vez que denuncia las condiciones inhumanas en las que estaban él y sus siete compañeros: Domingo Almada, Claudio Chamorro, Ricardo Lecano, Hugo Pereyra, Gastón Pina, Jorge Osuna y Ramón Ojeda.

A Nilda le pidió que le mande fotos suyas y de su hija «para así tenerlas junto a mí y así comprometerme a visitarla cuando regrese a la vida civil». “Si Dios quiere, tendré la oportunidad de charlar con usted y su hija y por supuesto no despreciar ese almuerzo que menciona en su carta”, completa el fragmento del manuscrito. 

Alberto Ramírez recibió la carta escrita por su hermano, el soldado caído Ricardo Argentino Ramírez. Foto: Juan Ramón Ledesma.

Pero ese reencuentro nunca se concretó, Ricardo Argentino Ramírez murió en combate. Un error en una noticia que salió en el diario les hizo creer a Nilda y Silvia que falleció el 2 de mayo, por lo que creyeron que alguien más se hizo pasar por él cuando le respondió la carta.

En el presente ese dato fue desmentido y aclarado: el exsoldado del Batallón de Infantería Marina N.º 5 falleció el 14 de junio luego de ser alcanzado por una esquirla de granada bajo la orden de repliegue, según un informe de la Armanda Argentina.

Su hermano Alberto Ramírez estuvo también presente en el acto. “De alguna forma mi hermano se va a enterar, en algún lugar que pueda estar. Mis padres le pusieron de segundo nombre Argentino, en homenaje a la patria. Y por esas cosas que tiene el azar y el destino, él muere por su patria”, resaltó.

Si tenés cartas que enviaste o recibiste de soldados de la Guerra de Malvinas, acércalas al Museo de Malvinas de Lomas de Zamora, ubicado entre Garibaldi y Frías.

30-05-2025
NNR- MEM

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