(AUNO-TERCER SECTOR*) A partir de la aprobación de la ley de unión civil por la Legislatura porteña en 2003, las organizaciones que lucharon por recibir los mismos derechos que los matrimonios convencionales pueden mostrarse satisfechas. Para el secretario de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), Marcelo Suntheim, la ley produjo “una transformación socio cultural” ayudada por el tratamiento dado por los medios de comunicación que permitió anclar un debate que hizo eco en todo el país. “Ayudó a sacar un tema casi tabú de la sociedad y contribuyó a que la gente entendiera los problemas cotidianos de las parejas de gays, lesbianas, travestis, transexuales y bisexuales”, aclara.
El avance social reside en poner en iguales condiciones tanto a parejas homosexuales como a heterosexuales. Por eso, según Suntheim, “esta legislación es la más moderna en este tipo de asuntos y deja un antecedente a nivel nacional, aun en los países de habla hispana. Uno de los puntos que la hace moderna es que es para todos, porque obliga a la Ciudad de Buenos Aires a darle todo lo que se le puede dar a las parejas”, explica.
La ley de unión civil de la Ciudad de Buenos Aires otorga a las parejas los mismos derechos y beneficios que la Ciudad otorga a los integrantes del matrimonio, es decir que en el ámbito porteño son tratados como cónyuges: desde los planes sociales, licencia por duelo o maternidad, decidir sobre la salud y tratamientos de la pareja internada, entre otros derechos.
Por otro lado, la transformación que alega la CHA se comprobaría en el desprestigio del discurso homofóbico de los medios masivos de comunicación: “Fue una consecuencia directa del tratamiento de la ley de unión civil durante tanto tiempo en los medios”, considera el dirigente.
Para Ivana Centenaro, directora del Registro Civil porteño “Esto demuestra la buena recepción que la ley tuvo en la sociedad, no sólo como una formalización de las parejas gay. Es una opción al casamiento: brinda más amparo legal que la convivencia sin la formalidad del matrimonio”, explicó.
El hecho de que la normativa contemple a parejas de igual y distinto sexo es lo que le da trascendencia, ya que “este tipo de leyes es 80 por ciento política y 20 por ciento jurídica” señalan en la CHA. Es que, para ellos la principal oposición que tiene el Estado al reconocer derechos a las parejas del mismo sexo es la jerarquía política de la Iglesia vaticana, cuya estrategia sería “que la unión civil sea sólo para homosexuales”, tal como ocurre en Europa. Es decir, “una ley diferente para lo que es diferente”, resume el secretario.
Aunque la ley rige sólo en la ciudad de Buenos Aires y en Río Negro, Suntheim tiene esperanzas de ver sancionada una ley de unión civil nacional: “En marzo vamos a presentar este proyecto que incluye adopción, pensión y herencia”, adelanta entusiasmado. La versión porteña es un paso “necesario para la ley de unión civil nacional”, por eso no se trataría de un debate “distinto” sino como una continuación del anterior. De este manera el secretario es terminante: “Si el debate es amplio, se verá reflejado en los medios y el Parlamento deberá seguir este mandato social”.
Entre las consultas más comunes que reciben en la CHA figuran los requisitos de la unión civil, dónde se realiza y qué sucede si uno de los integrantes de la pareja vive en el extranjero: “En ese caso no se cumpliría con uno de los requisitos que exige la ley que es que los dos deben estar viviendo en el país con DNI argentino”, remarca. Además, se exige que al menos uno de los solicitantes tenga domicilio en Capital Federal y presentar entre dos y cinco testigos que acrediten que los dos forman una pareja.
Otra pregunta recurrente es qué pasa cuando la pareja se deshace. “Cuando uno explica a las parejas que se acercan sobre del elemento probatorio en caso de litigio, generalmente si tenían dudas acerca de unirse civilmente, la cuestión es decisiva para que se terminen de convencer”, apunta Suntheim.
Desde julio de 2003, cuando entró en vigencia la ley, “hubo más de 300 uniones civiles, de ellas 30 por ciento fueron de parejas heterosexuales” cuenta el secretario. Del 70 restante el 35 por ciento fueron de gays y el 65 de lesbianas, según los cálculos del organismo. Sin embargo, hubo un caso especial que emocionó a todos. “Uno tenía 90 años y el otro más de 80. Se unieron civilmente al poco tiempo de aprobarse la ley como un apoyo al reconocimiento de la igualdad de derechos. Fue una emoción muy grande”, recuerda.
Con 20 años de vida, la CHA es una de las organizaciones activistas en pro de los derechos de los gays, lesbianas, travestis, transexuales y bisexuales más antiguas de Sudamérica. Para Suntheim “la conquista por la unión civil significa que la sociedad avanza culturalmente poco a poco”.
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Cómo comunicarse:
Comunidad Homosexual Argentina
Teléfono: 4361-6382
Página web: www.cha.org.ar
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*Agencia Universitaria de Noticias y Opinión
Revista Tercer Sector