(AUNO) Hasta no hace muchos, era extraño encontrar en los supermercados frutas o verduras fuera de estación. Incluso no era fácil imaginar que, paradójicamente, serían los mismos alimentos los que evitaran las enfermedades que ellos mismos suelen transmitir.
Actualmente, todas estas cuestiones y algunas más pueden ser resueltas mediante la irradiación de alimentos, un método físico de conservación que, además, puede servir como complemento a otras tecnologías para garantizar la seguridad y aumentar su vida útil.
Esta tecnología consiste en exponer el producto a la acción de radiaciones ionizantes durante un cierto lapso, que es proporcional a la cantidad de energía que se desee que el alimento absorba. El procedimiento es inocuo, pero si se aplican cantidades elevadas de irradiación pueden producirse cambios en el sabor, color y textura, lo que generaría que el producto sea imposible de consumir.
En la Argentina funcionan desde 1980 dos plantas que brindan el servicio de irradiación de alimentos: una, en el Centro Atómico de Ezeiza “#8220;que depende de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA)”#8220; y otra, perteneciente a la empresa Ionics, ubicada en la localidad bonaerense de General Pacheco.
En ambas plantas se utiliza cobalto 60, un elemento radioactivo que emite radiaciones gamma para la irradiación, aunque sin incrementar la radioactividad natural del alimento. El 90 por ciento de los equipos utilizan cobalto, que tienen mayor penetración, mientras que el 10 por ciento restante efectúan el procedimiento mediante aceleración de electrones, sin utilizar elementos radiactivos.
Este método puede ser de suma utilidad a los pacientes inmunocomprometidos que, por tener bajas sus defensas, son más vulnerables a este tipo de dolencias. En este sentido, una de las coordinadoras de la CNEA en irradiación de alimentos, Patricia Narvaiz, comentó a la Agencia Universitaria de Noticias que “este año en un trabajo experimental en 44 pacientes inmunocomprometidos del Hospital de Clínicas probaron un almuerzo irradiado”.
El menú constaba de ensalada de zanahoria, tomate y huevo dura, empanadas de pollo y verdura y frutas frescas en gelatina. “Los pacientes opinaron que estas viandas eran sumamente gustosas y que quisieran volver a comerlas”, relató Narvaiz.
Otra de las ventajas de la irradiación es que permite evitar las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA). Según el Boletín Epidemiológico Nacional del 2002 (el más reciente), la cantidad de personas infectados por este tipo de afecciones se duplicó en los últimos años del 18.3 al 36.3 por ciento.
Esta tecnología puede funcionar además como alternativa a sustancias químicas con alta toxicidad, como el bromuro de metilo, un pesticida utilizado en plantaciones de hortalizas y tabaco, y que también es contaminante para la capa de ozono. En este sentido, Alejandro Valeiro, coordinador del proyecto Prozono del INTA, afirmó que “la irradiación es vista como alternativa al bromuro en los commodities y productos durables pero no en los suelos por resultar muy costoso”.
En el mundo la cantidad de alimentos irradiados aumenta año tras año: luego de medio siglo de estudios y de haberse aprobado en más de 40 países, actualmente se comercializan unas 500 mil toneladas por año. Mientras, en la Argentina sólo se irradia para el mercado interno especias que se introducen como aditivos a otros productos. Asimismo, el Código Alimentario del país autoriza únicamente la irradiación de papa, cebolla y ajo para inhibir brote; de frutilla para prolongar la vida útil, y de champignon y espárragos, para retardar el envejecimiento, entre otros. No se pueden someter a este procedimiento la leche, los vinos, los jugos de fruta y otros alimentos líquidos.
Sin embargo, para la exportación se han irradiado una cantidad mucho mayor de productos en ambas plantas nacionales: cacao en polvo, huevos e hígado disecado, polen, harina de soja y mucho más. El volumen total que se elabora bajo este método alcanza las 800 toneladas anuales. En Estados Unidos se irradian anualmente 60 mil toneladas de alimentos y en China, 100 mil.
10.08.04 EAP/EV