En junio se sabrá si las terneras clonadas en el país pueden producir la hormona del crecimiento humano

En solo dos meses, “Pampa mansa”, una de las terneras transgénicas que fueron clonadas en el país, puede convertirse en un hito de la ciencia argentina y colocarla en un lugar de privilegio en el mundo del conocimiento. Es que en las próximas semanas, los científicos argentinos que la crearon y estudian estarán en condiciones de comprobar si este animal fue capaz de fabricar en su leche la hormona del crecimiento humano, objetivo al que se apuntó desde su nacimiento.

Por Carlos Berdún

(AUNO) Actualmente, el equipo científico de la empresa Bio Sidus, la que lleva a cabo el experimiento, trabaja para inducir hormonalmente las mamas de las primeras terneras clonadas transgénicas de la Argentina para comprobar si pueden producir en su leche somatotropina, la hormona del crecimiento humano (hGH). Esto se determinará en dos meses, según resaltó a la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión (AUNO) Carlos Melo, gerente de Desarrollo de Bio Sidus, quien resaltó que esta proyecto colocó a Argentina entre los seis países del mundo que fueron capaces de lograr vacunos clonados y transgénicos.
“Esta vaca vale oro si resulta exitosa, ya que sería una revolución en el mercado farmacéutico y pondría a nuestro país en la elite mundial de este tipo de experiencias”, destacó Melo al referirse a “Pampa Mansa”, una ternera de raza Jersey que actualmente tiene seis meses, y le restan dos para alcanzar la madurez en sus mamas.
“Pampa Mansa”, junto a “Pampa Clara” y “Pampa Dulce” nacieron en octubre pasado, y son las primeras terneras clonadas transgénicas. Un poco antes, en agosto, había nacido “Pampa”, el primer clon argentino.
“Pampa Mansa”, junto a “Pampa Clara” y “Pampa Dulce” son portadoras de un gen no propio, es decir, en el genoma de todas sus células poseen un fragmento de ADN que lleva “escrito”, en lenguaje químico, todas las instrucciones necesarias para ordenar y dirigir la síntesis de una proteína que es ajena a su patrimonio genético.
“El genoma de estas vacas es como un sistema operativo al que le introducimos un programa de otro; eso significa que tenemos que modificar al programa para que funcione en ese entorno. Lo mismo hicimos con el gen de la somatotropina para que pudiera ser gobernada por las instrucciones del genoma vacuno; para que funcione en sólo las glándulas mamarias y para que produzca hGH en la leche”, explicó Melo al detallar la experiencia.
Los fibroblastos (células somáticas) que aportaron el material genético fueron previamente modificados por la inserción del gen de la proteína “no propia”, la hormona de crecimiento humana. Esta proteína, que naturalmente surge en la hipófisis humana, “podría llegar a producirse de forma industrial a través de la leche vacuna si el experimento tiene éxito total”, indicó Melo quien estimó que “un único animal puede llegar a producir no menos de 1 gramo de proteína transgénica por litro de leche secretada; con este dato y haciendo un cálculo conservador, cada animal debería producir anualmente unos 5 kilogramos de esta proteína en su leche”.

Los directivos de Bio Sidus resaltan al respecto, que según sus cálculos, la producción de apenas un animal transgénico podría satisfacer la demanda total de hGH en nuestro país. Melo resaltó no obstante que sólo les falta comprobar si “el gen está en el lugar exacto”, para lo cual deben esperar a que maduren las mamas de las terneras de raza Jersey (aproximadamente a los 8 meses de vida) para, a través de la inducción hormonal tomar una muestra de leche.
“Se las induce, porque las vacas sólo producen leche de manera natural cuando se reproducen. Por otra parte, por tratarse de animales tan jóvenes, sólo producirán entre 100 de 200 mililitros”, detalló. Esas muestras serán analizadas para comprobar si generan la proteína y, de hacerlo, si ésta tiene la calidad y las mismas propiedades que la proteína humana. Si todo eso resulta, tal como lo planean los especialistas de Bio Sidus, esperarán que las vacas maduren (de 18 a 24 meses) para preñarlas a través inseminación in vitro, y esperar que “produzcan leche explotable”.

AUNO

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