Denuncias por mala praxis contra una clínica privada

Un grupo de padres de niños atendidos en Nuestra Señora de la Dulce Espera exigieron el cierre de esa institución. Se reunieron con el ministro de Salud bonaerense, quien se comprometió a ayudarlos aunque negó que pueda intervenir directamente en el caso.

Julieta Romero

Lomas de Zamora, septiembre 18 (AUNO).- Un grupo de 30 padres que denunciaron que sus hijos fueron víctimas de “mala praxis” en la clínica privada Nuestra Señora de la Dulce Espera, de Sarandí, reclamaron el cierre de esa institución ante el ministro de Salud bonaerense, Alejandro Collia. El funcionario les prometió su “apoyo y acompañamiento” en el proceso legal que iniciaron pero les aclaró que la única institución que puede intervenir en esos casos es el Colegio Médico provincial. La abogada de los denunciantes sostuvo que es “obligación” de esa cartera tomar medidas al respecto.

“Vamos a confiar en que la clínica se va a cerrar porque son casos graves. Nosotros no queremos la plata, sino justicia”, destacó una de las impulsoras de la denuncia, Antonella Abalo, quien perdió a su hijo Noah tras “un mal diagnóstico” en ese establecimiento.

Desde el Ministerio de Salud afirmaron a AUNO que de lo único que pueden encargarse directamente la cartera es que el establecimiento esté en condiciones de atender a pacientes en lo que concierne a infraestructura e insumos, e insistieron que el Colegio Médico es el responsable de la calidad de los profesionales.

Al respecto, la abogada de Ábalo y de otros diez casos, Clarisa Venturino, explicó a esta agencia que el ministerio se encarga de las habilitaciones y los permisos para que las clínicas privadas funcionen en la provincia y que es “obligación” de las autoridades cerrar la clínica que “es una mugre”.

Para que tanto las familias, abogados y la provincia puedan trabajar en conjunto, deberá iniciarse el camino de las investigaciones. Los casos denunciados están caratulados como “investigación de causal de muerte”, y varios de los testigos, entre los que se incluyen tanto vecinos como ex trabajadores de la clínica, ya se acercaron al Polo Judicial de Avellaneda a declarar.

“El ministro convocó a los padres porque se sintió tocado y conmovido por la historia y quiso conocer a las familias”, explicaron voceros de prensa desde del Ministerio de Salud. Abalo destacó que la reunión fue un “momento muy triste” porque le contaron con detalles a Collia cada uno de los casos; hubo emoción, bronca, llantos y “mucho dolor” por el recuerdo de la muerte de sus hijos y la experiencia vivida en la clínica (que no concedió entrevistas a esta agencia).

Los 30 padres presentes se movilizaron no sólo por el cierre del establecimiento sino también para que se impute a los responsables. “Creemos que no hay una mala praxis recurrente, sino una política administrativa que incluye internaciones a toda costa, tratamientos prolongados, cesáreas innecesarias o fuera de término y falta de tratamientos o tratamientos innecesarios. Estamos tratando de investigar hace mucho tiempo porque las muertes de bebés son casi constantes”, advirtió a AUNO Venturino, que está buscando pruebas suficientes para cambiar la carátula a la de homicidio.

En la reunión estuvo presente Fernando Burlando, el abogado de la doctora Sandra Panizza, dueña de la maternidad, que se limitó a escuchar y anotar nombres de los médicos y pacientes. Por otra parte, las familias también denunciaron que Panizza dejaba las recetas y órdenes firmadas y que “cualquiera los llenaba con su letra”, esos certificados están adjuntados en el expediente para su investigación.

LOS CASOS
La historia que dio el empujón principal a la causa fue a la de Antonella Ábalo, madre de Noah López, un recién nacido al que un control de rutina le detectó bronquiolitis, y los médicos le dijeron que tenía que permanecer internado. Según la mujer, le dieron de alta y al tiempo tuvieron que volver a internarlo por neumonía. Ella iba a visitarlo y lo notaba agitado, los médicos le dijeron que “no se preocupara que era moco lo que le molestaba” y que la neumonía “estaba controlada”.

Ábalo quería trasladar a su hijo pero, según cuenta, las autoridades de Neonatología le aconsejaron que no lo hiciera, a pesar de que la criatura seguía “empeorando”. Finalmente, el 9 de junio le avisaron que el niño estaba en “estado crítico”. Quiso trasladarlo a la Clínica del Niño en Quilmes pero fue autorizada al día siguiente y al Hospital Español, que queda más lejos.

Cuando ella y su marido llegaron al Español, los médicos le mostraron una placa de Noah en la que tenía todo el pulmón comprometido, le comunicaron que “ya no funcionaban” y que “no había nada que se pudiera hacer”. Noah falleció ese mismo 10 de junio y la autopsia reveló que la causa de muerte fue “neumopatía”, un virus pulmonar se le empezó a deteriorar los pulmones.

Otro de los testimonios fue el del caso de Luka, hijo de Maximiliano López, que nació el 6 de diciembre de 2011 y falleció el 15 del mismo mes. La esposa de López cuenta que fue a la clínica un domingo por “pérdida de flujo”, una doctora le dijo que era normal pero de todos modos la dejó internada en observación. Le hicieron ecografías que le dieron bien. El martes al medio día rompió bolsa y tuvo la cesárea recién a las 20.

No bien Luka nació, fue llevado a Neonatología. Los médicos informaron que iba a estar ahí por tres días por falta de maduración en los pulmones. Al tercer día, el niño presentó moretones “cuya aparición es desconocida por los profesionales intervinientes”. Siguió igual una semana, le hicieron estudios y hasta llegaron a suministrarle sedantes, según reseña su padre.

Al octavo día, tuvo una recaída. Estuvieron toda la noche en la clínica y a las siete de la mañana informaron que el bebé estaba estable. Pero a la mañana siguiente le informaron que su hijo había fallecido diez minutos antes de la llamada.

“Hasta hoy en día no sé lo que tenía Luka porque nunca nos dieron ningún análisis. Una obstetra consultada nos explicó que la bolsa pudo haber fisurado y que el bebé estuvo ahí mucho tiempo. Nos dieron un mal diagnóstico y una mala atención, además de falta de información porque yo todavía no sé como murió, quiero saber qué le pasó”, contó López a AUNO.

Otro caso en el que tampoco se autorizó un traslado fue el de Marina, hija de Soledad Cabrera, que nació a los ocho meses de embarazo y pesó un kilo y medio. Inmediatamente luego del nacimiento, la niña fue llevada a Neotanología con un presunto “estado crítico” del cual “nunca informaron”, tampoco dejaron que la alimentara porque “no podía succionar”, aún así en la clínica le dieron un chupete.

Según Cabrera, las autoridades del área le negaron el traslado al Garrahan. “No le prestaron atención al problema, lo más doloroso era cuando iba a verla porque mi hija era piel y huesos, yo veía como iba desapareciendo. Es un abandono de persona. Jugaron con nuestro dolor y el dolor de un bebe. Hubo mucha injusticia, nos trataron de tontos e ignorantes y dejaron morir a una nena que tenía posibilidades”, rememoró ante AUNO. Luego de consultar la historia clínica, supo que Marina padecía “atresia intestinal”, una malformación del intestino.

Otro caso: Elena, mamá de Teo Benjamín, fue a parir con cesárea programada. Le llamó la atención que la sala de operaciones estuviese “en condiciones precarias” y que “ni un neonatólogo ni un pediatra“ estuviese mientras la operaban. Tuvo una complicación durante el parto pero le dijeron que su hijo estaba “fuera de peligro”. Cuando le llevaron el bebé a la habitación lo vio “demasiado azul” pero, siempre según su relato, una enfermera dijo que estaba bien que era “normal” dadas las complicaciones.

Teo estuvo junto a su mamá siete horas de las cuales en ningún momento fue visitado por ningún médico, sea neonatólogo o pediatra. Elena notó que a su hijo le latía muy fuerte el corazón y que le costaba respirar. Finalmente, una médica le informó que se lo tenían que llevar urgente a Neonatología. Desde ese momento ella perdió comunicación con los profesionales y fue su marido el que recibió la noticia de que al nene le quedaban “menos de 48 horas de vida”. El diagnóstico fue una cardiopatía pero hasta ahora, asegura, no hubo quien pudiese explicarles si efectivamente esa fue la causa de la muerte de su hijo.

JR-AFD
AUNO–18-09-14

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