Familiares, allegados y miembros de la comunidad de Esteban Echeverría construyeron baldosas en homenaje a Marta Cecilia Alonso Tortajada, Victoria Graciela Borelli y Bonifacio Díaz, empleados de la Fábrica Armanino de Porcelana (FAPA) de Monte Grande, que fueron secuestrados durante la última dictadura cívico-militar.
El acto fue parte de una serie de iniciativas del Colectivo de Educación por la Memoria, la Verdad y la Justicia del partido echeverriano por el 24 de marzo, la fecha que conmemora a las víctimas del terrorismo de Estado. Se realizaron lecturas de poemas, música en vivo y otras interversiones artísticas.
Las baldosas fueron confeccionadas por los familiares y miembros de la comunidad en la Plaza de la Memoria, en Boulevard Buenos Aires y Salta, Monte Grande. Contienen una breve leyenda homenaje, junto a los nombres y las fechas de desaparición de las víctimas.
“El texto que está en la baldosa se consensúa y por eso es una construcción colectiva”, explicó Rosana Esposito, integrante del Colectivo de Educación por la Memoria, la Verdad y la Justicia de Esteban Echeverría.
El emplazamiento de las baldosas se realizará el 1° de Mayo para el Día Internacional del Trabajador en la vereda de FAPA (Mariano Acosta y Carlos Pellegrini, Monte Grande). “Son distintas marcas que dejamos para dar testimonio de los lugares por donde pasó el terrorismo de Estado”, sostuvo Rosana, y apuntó que las piezas “se colocan en los lugares que la familia designa como importantes, en este caso porque es el lugar donde trabajaron y es la identidad de estas tres personas”.
El recuerdo y la reconstrucción de lo que pasó
Graciela y Laura Alonso son sobrinas de Marta Alonso, y tenían seis y siete años respectivamente cuando, el 20 de agosto de 1976, secuestraron a su tía de la casa de sus abuelos paternos, a cien metros de la policía del distrito de Ezeiza. “Es fundamental la Memoria, esto pasó acá y puede volver a pasar. Es importantísimo tenerlo presente todos los días”, remarcó Graciela al brindar unas palabras en el homenaje.
Marta tenía 24 años, era obrera y formaba parte de las comisiones gremiales de la fábrica Armanino. Según lo que se pudo reconstruir de su caso, fueron integrantes de la Brigada de Puente 12 quienes se la llevaron de su casa.
En conversación con AUNO, Alonso recuerda que su tía estaba “muy emocionada” por casarse y mantiene intacta en la memoria, junto a su hermana Laura, la imagen de sus muebles envueltos en nylon cada vez que la visitaban. Destaca su carácter “justiciero”, con el cual se identifica, y señala que los restos de Marta podrían ser identificados por dos características particulares: su 1,85 de altura y su cabello largo y morocho.
De parte de Victoria Borelli estuvo presente en el acto su sobrina Rebeca Peña, junto a Teo, su hijito de seis años. Rebeca estaba a punto de cumplir un año de vida cuando el 1 de agosto de 1976 se llevaron a su tía de la casa en la que convivía con su marido, Roberto Peña, en General Güemes y Avenida Dardo de Rocha, partido de Monte Grande.
“Mi papá lo acompañó a mi tío y fueron a la Brigada de Lanús y después a Campo de Mayo, en donde lo atiende un militar que le dijo que hasta ahí había llegado la búsqueda de ellos. A mi papá especialmente le dijo que se callase la boca y se fuera a cuidar a su familia, porque sabían perfectamente que tenía dos hijos de mediana edad y una bebé muy chiquitita. A partir de ahí decidieron dejar formalmente la búsqueda, y después en mi familia se convirtió en un tema del que no se podía hablar”, comentó Peña, en diálogo con AUNO.
Victoria tenía 32 años, estaba casada y se cree que embarazada de su primer hijo al momento de su desaparición; era obrera, militante peronista y delegada sindical de la empresa de porcelana. Según se sabe, fue secuestrada a la salida de su trabajo al término de su jornada laboral.
En cuanto a Bonifacio Díaz, tenía 47 años, era obrero y militaba en la Federación Obrera Ceramista de la República Argentina (FOCRA). También fue secuestrado el 20 de agosto de 1976 aparentemente de su casa ubicada en Monte Grande.
Lo que se sabe de su paradero
También asistió al acto Teresa Carrazán, esposa de Carlos Felipe Ochoa, delegado gremial del Banco Nación de Monte Grande y militante de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), quien fue raptado de su hogar el 21 de agosto del mismo año.
Gracias al testimonio del sobreviviente Gustavo Fernández en el Juicio de la Verdad en La Plata (2003) se supo que Carlos pasó por “El Infierno” de Avellaneda, mismo centro clandestino donde se cree que estuvieron Marta, Victoria y Bonifacio.
“Lo busqué, supimos el recorrido que hizo. Me enteré cómo lo torturaron y dejé de investigar, pero siempre va a estar”, expresó Teresa a AUNO. El caso de su marido forma parte del Juicio a las Brigadas, que investiga los delitos de lesa humanidad cometidos en Banfield y Quilmes. Para saber sobre las audiencias podés visitar este sitio web.
NR-MEM
27-03-2023