(AUNO-Educación*).- En el Observatorio sobre Violencia Escolar de la Universidad de San Martín –lanzado el año pasado tras la tragedia de Carmen de Patagones- ultiman los detalles para lanzar una investigación inédita en el país. Realizarán la primera encuesta nacional para medir el nivel de violencia que deben enfrentar diariamente las instituciones educativas.
La encuesta, que deberán responder alumnos y docentes, se llevará a cabo en cinco grandes ciudades de Argentina, más otras tres comunidades más pequeñas distribuidas en diferentes regiones del país. En los próximos días los investigadores del observatorio definirán la muestra (las ciudades) y las escuelas en la que se concretará la encuesta.
Una vez finalizado este paso, se establecerá la fecha en la que llegará el estudio a las instituciones, aunque estiman que antes de fin de año ya estarán listos los primeros resultados.
“La investigación intenta medir los diferentes tipo de violencia. Por un lado, indagará sobre la manifestación más obvia, que es la física y, en este punto, las diversas formas de vínculos que se generan en torno a este problema”, explicó a AUNO el sociólogo Daniel Míguez, coordinador del Observatorio sobre Violencia Escolar de la universidad.
La medición, además, también buscará analizar otras formas de violencias no tan obvias, como la psicológica o cultural, manifestadas a través de la discriminación o la estigmatización. “Estas formas son más difíciles de medir, pero se intentará tener una aproximación”, consideró Míguez.
La encuesta comenzó a ser diseñada después de la creación del observatorio, en octubre del año pasado. Esta entidad nació como una iniciativa conjunta de la universidad, el Ministerio de Educación de la Nación y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) con el objetivo de tener un diagnóstico preciso sobre la situación de violencia en las escuelas.
El organismo, similar al que Brasil desarrolló en la Universidad Católica de Brasilia, se lanzó en Buenos Aires después de que el 28 de septiembre último el chico conocido como “Junior” saltara trágicamente a la fama. Pese a la que el observatorio ya había sido ideado, la iniciativa cobró fuerza después de que este joven de 15 años matara a tres de sus compañeros e hiriera a otros cinco en una hasta entonces apacible escuela de Carmen de Patagones.
El observatorio funciona con un coordinador, un consejo asesor, un grupo de investigadores y otro que se encarga de la difusión de las experiencias que se lleven adelante. Una vez puesto en marcha, el organismo comenzó con el “complejo” diseño de esta encuesta que tiene en cuenta desde las tasas de repitencia hasta la “sobre-edad” que tienen las escuelas que servirán de muestra, detalló Míguez.
Según el investigador, la medición también buscará conocer cómo se siente el alumno dentro de la escuela en cuanto a la contención y el “costo emotivo” de su asistencia a clases.
En los próximos días, el observatorio terminará de ajustar los últimos detalles de la encuesta y de la muestra para comenzar a ser enviada a los colegios. Una vez contestada por alumnos y docentes, el organismo reunirá y procesará la información, lo que llevará unos tres meses aproximadamente. Los investigadores de la entidad creen que los primeros datos estarán listos antes de fin de año.
“La idea es que una vez que el observatorio informe sobre los niveles de violencia que hay en las escuelas, el Ministerio utilice esa información para desarrollar políticas públicas de prevención”, sostuvo el sociólogo.
Esta es la primera encuesta sobre violencia escolar que se lleva a cabo en ciudades de todo el país. En los últimos años, sólo hubo una experiencia similar en la Ciudad de Buenos Aires, realizada por la Dirección Nacional de Política Criminal.
En ese caso, según Míguez, los niveles de violencia obtenidos fueron menores a los esperados. “Las tasas de violencia no variaron tanto, sino que hay un gran deterioro de las condiciones edilicias y eso es percibido como una degradación general”, opinó.
Además, señaló que “aumentaron las tasas de delito en toda la población, pero la sensación de miedo es mayor la incremento de esa tasa”. “Esto también se traslada a la escuela. Y cuando ocurre algo como en Carmen de Patagones, la gente sobre-reacciona porque es como perder el último refugio de contención, tal como está definida la escuela”.
De todas formas, reconoció que “esta situación no modifica el hecho de que en las instituciones educativas no hay un orden suficiente como para que el proceso de aprendizaje se complete correctamente”.
- Agencia Universitaria de Noticias y Opinión (UNLZ)