Lomas de Zamora, noviembre 21 (AUNO).- Después del show “Caminando con Antonio Machado”, el actor español José Sacristán agradeció al público de Brown por su “acogida” y bromeó a AUNO que el paso de tiempo es una “putada”. Además, definió a su compatriota Antonio Machado como un “ser humano de referencia personal” y como “imprescindible”.
En los camarines del Centro de Arte y Cultura de Burzaco, Sacristán comentó: “Me voy muy contento, muy satisfecho por la acogida, por la generosidad del aplauso. Además, la gente ha respondido en la cantidad y en la calidad”.
Luego, contó que “no se puede hacer (una obra del poeta) por fuera de la emoción, no hay frialdad que quepa” cuando se interpreta a los poetas de la generación del 27, como lo es Antonio Machado. Es que “más allá de ser grandes poetas, filósofos, literatos y grandes educadores, son referentes humanos en los cuales uno se sigue mirando”.
El misterio del éxito de la puesta teatral, opinó, se debe al poeta y no a otro, porque “Machado es una correa trasmisora que da en sitios muy particulares. No importa el tiempo, el lugar, no importa nada. Está el hombre y sus problemas. Su mirada y su voz siguen siendo imprescindible”.
Por otro lado, Sacristán explicó que “todo lo que se mueve alrededor de la generación del 98 y del 27, es impresionante. Son poetas, cronistas, testigos que han dejado, en mí, una huella indeleble”.
El actor español no pudo olvidar su juventud de resistencia a los regímenes totalitarios. “Fueron todos prohibidos por Franco (los poetas de la generación del 27). Los hemos leído en la clandestinidad, en Losada. Yo he sido vendedor clandestino en Losada. Hemos leído a Alberti en argentino”, rememoró Sacristán.
Por otra parte, sobre la inevitable pregunta sobre la cuestión sus años como actor y del paso del tiempo en su vida y en su carrera, el español bromeó que es “una putada”, “una jodienda”, a lo que agregó que “esto de hacerse viejo no tiene ni pies ni cabeza. Hay que manejarse con el tiempo como con el espacio.”
Sacristán también se transformó en un referente de su época y el paso del tiempo educó a su sensibilidad para reconstruir armónicamente a Machado, y lo demostró en un espectáculo de más de una hora, donde fue ovacionado y aplaudido por todo el auditorio de Brown. Fue acompañado por el compositor Facundo Ramírez, a quien calificó como un hombre de “muy buen sentido del humor” y que tuvo suerte de encontrarlo porque es un gran compositor, pianista y actor.
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