Lomas de Zamora, oct 26 (AUNO) – Mañana se cumplen dos años de la muerte de Néstor Kirchner, en cuya gestión presidencial produjo un viraje en las políticas fundamentales que se venían practicando en la Argentina desde hacía varias décadas.
Los voceros de la oligarquía pastoril le daban al débil, pero de fuertes convicciones, nuevo gobierno un mes de plazo, que era la manera de extorsionarlo para que siguiese en el rumbo neoliberal.
Kirchner había asumido el 25 de mayo de 2003, después de que en los comicios presidenciales del 27 de abril de ese mismo año apenas consiguiese una magra cosecha de votos.
La Argentina de principios de 2003 estaba devastada y había ciudades donde la desocupación trepaba hasta el 30 o 40 por ciento de desocupación.
Sin embargo, la exigua cantidad de sufragios que rondó el 22 por ciento le sirvieron para forzar una segunda vuelta electoral con Carlos Menem, que éste no se animó a enfrentar.
Asume en condiciones de debilidad política, con las arcas del Banco Central exhaustas, con una altísima tasa de desocupación, un festival de pseudo monedas y un país al borde de la disgregación territorial.
Pero antes de llegar a la Casa Rosada para recibir los atributos formales del mando presidencial, Kirchner ya había avisado a los voceros de la oligarquía que no iba a aceptar imposiciones para seguir alineado en el neoliberalismo, que había saqueado a la Argentina por siglos.
A días de haber asumido, el nuevo Presidente inició una profunda reestructuración de los mandos de las Fuerzas Armadas.
Cuando faltaban escasos días para que llegase el invierno, en una fecha clave para la historia de los Argentinos y el peronismo en particular, Kirchner pide por Cadena Nacional al Congreso que ponga en marcha el juicio político para echar a los jueces de la Corte menemista, que tanto daño había a la política y a la economía de los argentinos.
Apenas había llegado la primavera de ese 2003, el jefe de Estado pone en marcha una reestructuración de la deuda externa que hasta ese momento estaba en cesación de pagos.
Así fue como entrado 2004 se acerba un nuevo aniversario del golpe de Estado cívico-militar oligárquico, proceso que devolvió a la Argentina al período anterior al 4 de junio de 1943 e incluso a 1910, con la destrucción del aparato industrial y su reemplazo por un país agro exportador de materias primas.
El Presidente, entonces, el 24 marzo de ese nuevo año pide “perdón” a los argentinos en nombre del Estado nacional y resuelve convertir a la ESMA, ícono de la represión estatal en los años de plomo de la dictadura, en un Museo de la Memoria.
En ese mismo mes, pero del año siguiente, el Gobierno kirchnerista anunció que poco más del 70 por ciento de los acreedores había aceptado la propuesta de canje de deuda.
Cerca del invierno, otra vez, aunque en este caso de 2005, la Corte Suprema de Justicia renovada declara inconstitucionales a las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, que habían sido aprobadas durante el gobierno del radical Raúl Alfonsín.
Ese paso político y legal dio lugar a la apertura de juicios a represores militares y civiles de la dictadura, que todavía se siguen sustanciando en diversos juzgados federales del país.
En octubre de 2005 llega el turno de la renovación parlamentaria y se realizan elecciones el 23 de ese mes y en la provincia de Buenos Aires, el distrito básico para el destino político de cualquier movimiento, triunfa ampliamente Cristina Fernández al frente de la lista de candidatos a senadores nacionales.
Esa fue la primera prueba electoral del gobierno kirchnerista que apenas tenía poco más de dos años entonces.
El rechazo a pedir millonarias sumas de dólares al FMI para cancelar deuda, una especie de cóctel circular y mortal para cualquier país, se comenzaba a hacer realidad en enero de 2006, cuando se le pagó a ese organismo cerca de 10 mil millones de dólares con reservas del BCRA.
En materia de conflictos, el diferendo con Uruguay por la instalación de una plata de celulosa en Fray Bentos, fue de lo más importante en materia de vinculación con los países vecinos.
La gestión de Néstor Kirchner no estuvo exenta de escándalos. Uno de ellos fue la detección en la Aduana de una valija con casi 800 mil dólares que traía a la Argentina el venezolano Antonini Wilson, que había arribado en un vuelo contratado por funcionarios del Gobierno.
Kirchner, que había entregado el mando a su esposa, Cristina Fernández, en diciembre de 2007, después de rechazar su propia reelección, se fue de la Rosada con una altísima imagen e intención de voto.
El ex presidente falleció en la mañana del 27 de octubre de 2010, en momentos en que en todo el país miles de ciudadanos comenzaban a realizar otro censo. Mañana, centenares de agrupaciones oficialistas recordarán al santacruceño con actos de diferentes características en todo el país.
AUNO 26-10-12
HRC