Lomas de Zamora, marzo 7 (AUNO) – En reivindicación a todas mujeres que día a día luchan por la salud y el ambiente de sus pueblos, el corto documental “Mujeres del Río” expone la necesidad de revalorizar la labor de las trabajadoras de la salud y la educación en el conflicto por la contaminación del Riachuelo. Con sólo 11 minutos queda de manifiesto, de manera clara y contundente, cómo esas mujeres se ven “sobreexigidas” al cargar con “la inacción y omisión” del Estado.
Diez años pasaron del histórico fallo de la Corte Suprema de la Nación, en el que ordenó que los estados nacional, provincial y de la Ciudad de Buenos Aires recomponga el daño colectivo que produce la contaminación ambiental de la Cuenca Matanza Riachuelo. La Autoridad de la Cuenca (ACUMAR) fue hija de esta determinación, con el objetivo de realizar acciones de saneamiento en un territorio que comprende 14 municipios del conurbano bonaerense, además de la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires.
El cortometraje, dirigido por la joven de Lanús Sol Fernández Bouzo, visibiliza que la propia ACUMAR –luego de diez años de su creación- reconoce que existen alrededor de 500 industrias que contaminan el Río de la Plata y al menos 301 basurales a cielo abierto en toda la Cuenca. Por otro lado, sólo el 37 por ciento de las obras de saneamiento cloacal fueron ejecutadas y apenas el 22 por ciento de las 17.771 soluciones habitacionales se concretaron.
La impulsora de la causa Riachuelo, Beatriz Mendoza; la maestra de la Escuela 72 de Villa Jardín de Lanús y fundadora de “Guardianes del Riachuelo”, Claudia Leguizamón; y la directora de la Secundaria 72 de Villa Lamadrid en Lomas de Zamora, Graciela Itatí Aguirre, son las “Mujeres del Río”. Sus relatos son los de muchas otras trabajadoras que día a día luchan por visibilizar problemáticas de salud ambiental en sus comunidades.
Fernández Bouzo explicó a AUNO que las mujeres tienen “un rol diferenciado” a la hora de identificar problemas de salud y contaminación ambiental a causa de la división sexual del trabajo que culturalmente les asigna tareas de cuidado. En sus roles de maestras, auxiliares o autoridades, estas mujeres son afectadas directamente por la contaminación, la cual “toman, problematizan y llevan al debate público”, afirmó la socióloga.
Además, consideró que la invisibilización de esta ardua labor está vinculada al carácter “privado y de inferioridad” que tienen las tareas de cuidado dentro de la esfera de lo doméstico. En América Latina, explicó Fernández Bouzo, esto se configuró con las sociedades coloniales, ya que lo doméstico en las comunidades indígenas sí tenía identidad propia y un peso jerarquizado.
“No tiene jerarquía la sobreexigencia de dedicarse a las tareas de salud y educación. Es importante revalorizarlo y entender qué es sobrecarga de trabajo, ya que estas mujeres están atajando la inacción y omisión estatal. La idea es recuperar esas voces y la importancia de este tipo de tareas de la esfera doméstica a nivel comunitario”, resaltó la directora.
A través de un equipo de trabajo, Fernández Bouzo participó de la sensibilización y desnaturalización en niños, niñas y sus familias sobre la gestión insuficiente de residuos, las inundaciones, la falta de acceso al agua potable y la contaminación de afluentes industriales en el Riachuelo. También acompañaron el reclamo de organizaciones de vecinos.
En abril de 2017, la ACUMAR autorizó a las empresas del vertido de siete sustancias contaminantes que estaban prohibidas; mientras que en mayo de 2018, la Legislatura porteña aprobó la Ley de Incineración de Residuos, una normativa que preocupa a los habitantes ante la posibilidad de que plantas incineradoras se instalen en el territorio de la Cuenca.
En las últimas audiencias públicas convocadas por la Corte y ACUMAR, los residentes de las áreas más afectadas por el riesgo ambiental, en especial las mujeres, siguen reclamando que la salud de la población sea la problemática prioritaria a ser atendida.
“Desde la Universidad, tenemos el compromiso de colaborar como un actor más de la comunidad para sumar fuerzas y adhesiones”, destacó Fernández Bouzo y advirtió que si no existe un control sobre las industrias que contaminan, “cualquier plan de saneamiento se cae”.
“No hay forma de sanear lo que está contaminado y es necesaria la voluntad política de involucrar a los distintos actores sociales”, sentenció.
AUNO 07-03-2019
MB-AFG