Por Emanuel Argüello.
*Fotos por Emanuel Argüello y Noelia Ruiz.
Autoridades de la Reserva Natural Laguna de San Vicente advirtieron una disminución “considerable” de flora autóctona y de especies acuáticas en la zona del humedal a causa de la sequía que afecta al territorio bonaerense.
Los datos del Servicio Meteorológico Nacional son contundentes al respecto: durante todo 2022 se registraron precipitaciones por cerca de la mitad del promedio histórico, lo cual refleja un panorama que se repite en el último tiempo en la Provincia de Buenos Aires y en el resto del país.
Como si fuesen venas que se expanden a lo largo del suelo, las grietas se dibujan sobre la tierra reseca. La sequía no perdona. Ubicada a casi 35 km de Lomas de Zamora, la Laguna del Ojo, más conocida como Laguna de San Vicente y situada en el municipio homónimo, es también un lugar elegido por muchos vecinos para disfrutar las tardes de fin de semana, hoy invadidos por la incredulidad, la tristeza, y la desolación.
Los turistas afirman nunca haber visto algo semejante: “Yo no recuerdo una situación parecida. Es la primera vez que la veo así, no lo puedo creer” aseguró a AUNO Susana Escobar, vecina de la zona.
Las voces de angustia y preocupación se multiplican entre los visitantes. “Esta era una de las atracciones más lindas de San Vicente. En este momento da tristeza no ver los animales que antes podías ver” lamentó Rubén Fernández, visitante de la localidad de Ezeiza.
En diálogo con AUNO, José Rodríguez, guardaparque de la Reserva Natural de la laguna de San Vicente, afirmó que lo único que se mantuvo “estable” durante este período sin lluvias fue la población de aves migratorias.
El éxodo de la fauna autóctona preocupa a los vecinos y pobladores de la zona, pero Rodríguez anticipó: “Las otras especies no desaparecieron, van a volver cuando vuelvan las lluvias”. Mientras esperan el regreso de las precipitaciones, los carpinchos, los coipos y las tortugas escapan del espejo de agua seco en busca de lugares más húmedos.
Además del grave impacto ambiental ocasionado, la sequía también genera consecuencias económicas para los comerciantes aledaños al espejo de agua. “Hay menos flujo de gente. Puntualmente este año la temporada bajó un montón” manifestó Camila Di Francesco, empleada del «Parador de Julián», uno de los comercios ubicados a la vera de la laguna.
Desde el notorio descenso en el régimen de lluvias, la realización de emprendimientos urbanísticos en zonas adyacentes al humedal y hasta la aparición de plantas acuáticas invasivas como los camalotes, son señaladas como las principales responsables de la ausencia de agua.
“Todas las obras alrededor de la laguna tienden a subir el nivel del suelo, a desviar el curso del agua que es pluvial y que tiene que hacer su recorrido”, expresó el guardaparque Rodríguez al mencionar los efectos que generan los proyectos inmobiliarios sobre el área del humedal.
Se estima que las precipitaciones recién comiencen a normalizarse durante los próximos meses, mientras tanto las acciones llevadas a cabo por las autoridades apuntan a maximizar los cuidados de la biodiversidad que aún resiste en la laguna.
“Estamos ayudando y llevando adelante capacitaciones al personal de la Reserva para contribuir y mejorar el cuidado y la preservación de la flora autóctona” destacó Néstor Fabián Brito, Consejero Municipal de Acumar San Vicente. No se sabe con exactitud cuánto tiempo llevará que la Laguna del Ojo regrese a su máximo esplendor. Solo una cosa queda clara: la sequía no perdona.
El antes y el después de la Laguna del Ojo
¿Qué pasa en la Provincia de Buenos Aires?
La situación de los espejos de agua cercanos dista de ser distinta. El meteorólogo Emanuel Presta sostuvo que el promedio de precipitaciones “apenas alcanzó los 500 mm” en la Provincia de Buenos Aires y lamentó que en Ranchos, Lobos y General Belgrano “la gente caminaba sobre la laguna porque no tenía agua”.
Sin embargo, hay una luz al final del túnel. Presta indicó a AUNO que “ahora estamos en una etapa neutra del fenómeno” y adelantó: “Entre marzo y abril ya se estaría retornando relativamente a una normalidad en el régimen de precipitaciones«.
“Esta transición entre ambos fenómenos está marcada por la variabilidad térmica, la presencia de chaparrones, vientos y tormentas muy fuertes. De a poco se va a ir normalizando todo y los espejos de agua se van a empezar a recuperar”.
“Podía haber sido peor”. Una frase que a estas alturas es casi como consuelo para la tierra castigada. “Si esto no cambiaba todo iba a ser bastante catastrófico. Una quinta temporada de La Niña no iba a ser tolerable”, remarcó el meteorólogo.
24-2-2023
JEA-MEM