(AUNO) La psoriasis afecta en la Argentina a más de 700 mil personas que deben convivir crónicamente con esa patología, que ocasiona “desventajas psicosociales porque los pacientes son discriminados por sus lesiones, no pueden hacer una vida normal y algunos llegan a perder sus trabajos y sus familias”.
Así lo informó el doctor Edgardo Chouela, profesor titular de Dermatología de la Universidad de Buenos Aires y director del Centro de Investigaciones Dermatológicas, en una conferencia de prensa realizada en la Rural, en el marco del XXI Congreso Mundial de Dermatología que comenzó el domingo y finalizó el viernes.
El médico indicó que en la sociedad existe un concepto erróneo de esta patología, que es tomada como infecciosa cuando en realidad “es una enfermedad crónica, predispuesta genéticamente, que no contagia”.
A los que la padecen, por ejemplo, a veces no les permiten el ingreso a una pileta de natación, cuando en realidad “pueden hacerlo sin riesgos de contagiar, como mucha gente cree”.
Esta enfermedad inflamatoria y de mecanismo autoinmune no es hereditaria y se caracteriza por lesiones en la piel de color rojas, que están cubiertas por escamas, que pueden doler y picar, lo cual provoca un gran malestar en las zonas afectadas, que suelen ser tratadas sólo con medicación tópica.
Además produce “una reducción severa de la calidad de vida porque en muchas ocasiones la persona es discriminada y a veces puede ser abandonada por su pareja”. “Estos pacientes suelen sentir impotencia, vergüenza, angustia por verse poco atractivos, y a veces llegan a conformar un cuadro depresivo”, relató Chouela.
No se trata de una dolencia de los adultos solamente, porque los niños sufren las mismas consecuencias que los mayores, y “muchos de ellos no quieren ir al colegio porque también son discriminados”, afirmó el médico.
Como consecuencia de esos malos estados de ánimo,” la psoriasis puede traer enfermedades asociadas como el alcoholismo, el tabaquismo, la obesidad, la artritis y el infarto, entre otros, que son inducidos al canalizar la angustia de la enfermedad”, advirtió Chouela.
En ese sentido, el dermatólogo agregó que esta patología, “consiste en un crecimiento anormal de las células de la piel, de los linfocitos T, que son un tipo de glóbulos blancos, encargados de la producción de anticuerpos”, y esa anomalía es la que genera “esas molestas escamas, visibles a simple vista”.
El 80 por ciento de las personas diagnosticadas “tienen la denominada psoriasis en placa, que es la forma más común de la enfermedad, que afecta desde pequeños puntos en la piel hasta grandes áreas del cuerpo, siendo las más comunes las zonas de las rodillas, los codos, el tronco y el cuero cabelludo. En tanto, existe un 25 por ciento de pacientes que presenta artritis psoriásica”, otra variante de la enfermedad.
El especialista informó que esta patología “hasta el momento no tiene cura definitiva”, y que los tratamientos clínicos que existen al respecto “son medicaciones que contribuyen con el control de los síntomas”. No obstante, aconsejó no dejar de concurrir al dermatólogo porque “hoy hay nuevas opciones terapéuticas”.
En este tipo de patología también existen problemas con la adherencia al tratamiento. El especialista afirmó que esto se genera “porque los pacientes no usan las medicaciones, a pesar de tenerlas en su casa, porque se aburren, se cansan de hacer el tratamiento, tienen problemas económicos o no ven los resultados que ellos quieren, por lo cual es necesario trabajar en la educación del paciente”.
Con respecto al costo de los tratamientos, Chouela explicó que no son baratos, ya que la psoriasis “es una enfermedad costosa para toda la comunidad, para la gente y para los responsables de la salud”.
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