Una investigación realizada por el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI) durante 2004 en Villa Albertina, partido de Lomas de Zamora, revela que el 13,6 por ciento de los niños menores de dos años padecen diferentes tipos de desnutrición. La gran mayoría de ellos nacieron con bajo peso, viven en hogares hacinados y precarios, sin cloacas ni agua potable y consumen poca variedad de alimentos.
De acuerdo con la investigación, el 4,6 por ciento de los niños menores de 24 meses sufren desnutrición global, que mide la relación entre el peso y la edad, mientras que otro 9 por ciento padece desnutrición crónica, que vincula la talla y la edad.
El estudio, que tomó 159 casos de chicos de 0 a 6 años, muestra que la desnutrición se encuentra relacionada con el bajo peso de los niños al momento de nacer. En este sentido, se observó que el 14,7 de los chicos evaluados nacieron con menos de 2.500 gramos. Pero esto no es todo: en la gran mayoría de los casos, el déficit de peso no pudo recuperarse transcurridos los dos años de vida, lo que señala “las secuelas que estos niños ya estarían manifestando, no solamente en el tamaño sino en sus capacidades cognitivas”, según indica el informe.
El estudio fue dirigido por Liliana María Orizzonte y fue realizado por nutricionistas y un trabajador social. El objetivo fue “observar y describir las condiciones de vida, tanto familiares, sociales y económicas de familias en situación de pobreza, su acceso a los programas sociales y el cuidado infantil que desarrollan, haciendo hincapié en la alimentación”, explicó la responsable del trabajo a AUNO.
La población sobre la que se realizó el estudio reside en el área de influencia del Centro de Salud Doctor Enrique Finocchietto, en la localidad de Villa Albertina, una de las zonas en mayor situación de riesgo social del conurbano bonaerense. Allí, la mayoría de las personas que residen provienen de provincias del Norte o del Litoral, así como también de países limítrofes.
El informe presentado por el CESNI también mostró conclusiones de tipo cualitativo. Por ejemplo, se supo que el tipo de alimentación que reciben los niños es “monótona”. Esto quiere decir que la participación de ciertas comidas es casi nula, como el caso de las frutas y hortalizas, que representan sólo el 4 y 7 por ciento respectivamente del total de kilocalorías consumidas. Mientras que el grupo de azúcares y dulces, sumado al de los cereales y derivados cubren más del 35 por ciento del total, los lácteos abarcan otro 20 por ciento y las carnes el 15.
Al respecto, Orizzonte afirmó que “la cantidad de alimento a veces no es tan importante ya que el niño puede estar consumiendo algo con un bajo valor nutritivo, de baja calidad. Por eso es importante saber qué es lo que come y no cuánto”.
Ante esta situación, el CESNI propone impulsar “acciones que tiendan al control adecuado del embarazo, a la valoración del estado nutricional de la madre y a prevenir la desnutrición a través de la diversificación de alimentos”. También pide desarrollar políticas que tiendan a mejorar el acceso y el aprovechamiento de los programas sociales a través de la educación alimentaria y profundizar los estudios del cuidado infantil.
AUNO 05.05.05 EAP