El caso de esta niña de 12 años dejó de manifiesto que la medicina tiene variantes en cuanto a su puesta en práctica entre enfoques más contemplativos de los aspectos psico-sociales y aquellos que rehúsan dar prioridad a estas variables. Sobre este debate AUNO dialogó con Ana Rossi, la jefa de Sala de Cirugía del Gandulfo, que encabezó la atención de esta paciente.
—¿Porqué otras instituciones de la salud no dieron con el diagnóstico correcto?
—Lo que pasa es que es que si no se sabe lo que se busca no se lo puede encontrar. Quien conoce la patología, se tiene que dar cuenta rápido. Este es un caso raro, pero siempre estuvieron buscando otras causas y se dio un trato muy organicista.
—En su visión, ¿cómo se debería abordar desde la medicina este tipo de patologías?
—Más que ir al órgano hay que ir al paciente; a su expresión. Tenemos que volver a la vieja medicina clínica de escuchar y mirar al paciente. Trabajando así se ahorraría mucho dinero en estudios específicos que son carísimos. En este caso escuchamos, miramos su expresión y hablamos. Todo eso nos hizo llegar a ese diagnóstico. A los médicos les decimos que consideren a la persona como una unidad física, psíquica y social.
—¿Qué recomendación daría a las familias para que detecten este tipo de afecciones?
—Tenemos que mirar más a los adolescentes, no hay que perseguirlos. Hay que tener una mirada cariñosa y no crítica. Los adolescentes necesitan mucho de nuestra mirada como padres.
LR-AFD
AUNO-06-08-10
