Lomas de Zamora, julio 25 (AUNO) – El escritor y periodista argentino Rodolfo Edwards, autor del libro Con el bombo y la palabra, aseguró que Borges es “la matriz del antiperonismo literario” y criticó que en las carreras de letras “nadie altera el canon establecido”.
“No se pueden tocar a Borges, a Cortázar ni a Victoria Ocampo. Se arman las cátedras bajo la obediencia debida, como una unidad militar”, enfatizó el escritor, en referencia al estudio del peronismo dentro de la literatura argentina.
En un reportaje concedido a AUNO, Edwards señaló que “existe un neoperonismo literario” en que se homenajea a la resistencia peronista y a Marechal.
-Muchas veces al intelectual de extracción peronista se los discrimina o es objeto de burlas por parte del aparato cultural dominante o académico. ¿Qué opinás de eso?
-Para el intelectual de las academias, un peronista intelectual es un oxímoron. Como si no pudiera pensar o ejercer el pensamiento. A los peronistas en ese sentido nos cuesta el doble, porque hay prejuicios contra todo lo popular. Ellos, de una manera absurda, califican a la cultura como “baja” y “alta”. Son categorías discriminatorias Y la verdad es que la cultura es una sola. No es un partido de fútbol en que puede haber ganadores y perdedores. Es cierto también que muchas veces los peronistas tienen pudor para presentarse como intelectuales.
-¿Qué podés decir de Borges y de Jauretche?
-Borges y Jauretche tienen en común la palabra, la escritura, pero no participan de lo mismo. De todas formas, tenemos que hablar de una cultura dominante en el ejercicio del poder. Por eso se registra lo que decíamos al principio. Se discrimina y se termina por animalizar al Otro, sobre lo cual hay una larga tradición que se remonta al menos a El Matadero de Echeverría.
-¿Por qué creés que ese gran corpus que es el peronismo en la literatura argentina, tanto a favor y en contra, no es abordado en las carreras de letras de las universidades nacionales?
-En las cátedras de las carreras de letras nadie altera el canon establecido. Los académicos leen la literatura con un profiláctico en la cabeza. Se diseñan los contenidos de las materias y seminarios, pensando en un grupo muy acotado de figurones literarios. las figuras literarias que se leerán. Organizan todo como si fueran una mafia. No se puede tocar a Borges, a Cortázar ni a Victoria Ocampo. Una vez que los aristócratas del saber acuerdan los nombres, los soldados respetan eso a rajatablas y no se puede salir de ese espectro rígido. Y esto se desparrama por los todos los niveles de enseñanza. Se arman las cátedras bajo una especie de obediencia debida, con espíritu castrense.
-Pero eso pasa también aún donde son peronistas los que están frente a cátedras.
-Sí seguramente, aunque habrá excepciones, pasa hasta con los propios compañeros, que les cuesta hacer otra cosa. Yo al menos me siento lejos de la frialdad dolosa de los académicos. Creo que en general falta pasión en el mundo intelectual.
-¿Se pasa por alto las aristas “poco convenientes” tanto de Borges como Cortázar y otros escritores?
-Hace falta que se subraye que tanto Borges como Cortázar eran gorilas. A los dos se les nota la marca clasista y antipopular en sus escritos literarios. Allí están sus escritos en que celebran los golpes o se burlan del peronismo. O los textos sobre la masacre de los bombardeos a civiles en el 55. Por otra parte, todos los partidos opositores de aquel momento vieron bien ese bombardeo: radicales, comunistas, socialistas, conservadores.
-También hay quienes desde la ficción desagraviaron esos hechos.
-Sí, por ejemplo Miguel Briante en su cuento ‘El héroe’ o Guillermo Saccomanno en su novela ‘La lengua del malón’.
-¿Hay una nueva literatura sobre el peronismo?
-Sí, existe un neoperonismo literario. Por ejemplo, Incardona en su novela ‘El campito’ homenajea a Marechal y a la resistencia peronista.
-¿En qué momento y quién empieza escribiendo literatura con el peronismo como sujeto social?
-Borges es la matriz del antiperonismo literario. Es quien entrevé al peronismo como farsa, como algo irreal o carnaval. Esa tradición llega hasta la actualidad. Basta revisar algunos cuentos como Las dos muñecas de César Aira o Casandra de Wilcock para ver que no son otra cosa que descendientes en línea directa del relato El simulacro de Borges. Borges siempre dice también que el 17 de octubre no existió, que fue una mentira. Es una forma de negar la realidad.
-¿Tienen una característica básica los relatos o poesías contra el peronismo?
-La mayoría son paródicos y de burlas. Y tienen una alta elaboración literaria. En todos hay un antiperonismo muy claro y una visión funcional a la oligarquía. En otros hay maltratos a los líderes del peronismo en particular como es el caso de Evita. Tanto a la figura política de Evita como a su cadáver. Se ficcionaliza el maltrato y eso tiene una estrecha correspondencia con el mundo real. A todos se los puede englobar como textos llenos de odio contra todo lo que sea popular.
-Además de un crítico literario, escribís poesía. ¿Qué dicen tus poesías?
-En poco tiempo saldrá una edición de mis ocho libros de poesía en un solo tomo. En mis poesías trabajo con lo cotidiano y lo banal. Aunque habría que aclarar que todo el mundo es banal contra de lo supuestamente trascendente. Las cosas cotidianas son trascendentes. Soy un admirador de las poesías de Olivari, Tuñón y Celedonio Flores. Lo de Celedonio es el preperonismo poético y hace todo lo contrario a Borges porque mientras este va de visita al barrio, Celedonio escribe desde el barrio.
Edwards nació en La Boca. Es poeta, licenciado en letras, periodista y crítico literario. Participó en las revistas La Mineta, La Novia de Tyson y 18 whiskys, entre otras.
Dirigió la Clínica de Escritura de Poesía, en el Centro Cultural Ricardo Rojas, en 2007, y ahora se desempeña como tallerista de literatura para la tercera edad en el Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECUNHI).
AUNO 25-07-14
HRC-SAM