Día Mundial de la Tuberculosis

En coincidencia con la conmemoración del «Día Mundial de la Tuberculosis» este 24 de marzo, la Organización Mundial de la Salud advirtió sobre la resistencia a fármacos de nuevas cepas de esa enfermedad, lo que dificulta su control a nivel mundial. Esta situación constituye, según la organización, un problema «urgente» para la salud pública en distintas regiones del globo, como Europa Oriental, Asia y Ecuador, en América.

Esta situación global por el momento no afecta a la Argentina, ya que, por ejemplo en la provincia de Buenos Aires, en los últimos años disminuyó la cantidad de casos de la enfermedad. Así lo determinó el Ministerio de Salud provincial por medio de un informe en el que precisó que se pasó de 5300 casos en 2000 a 4200 en 2003.
De acuerdo con los últimos datos de la OMS, la Tuberculosis es la infección que más muertes provoca en el mundo. En ese contexto, la vacunación, la consulta temprana, la estrategia del tratamiento supervisado y el compromiso del paciente de no interrumpirlo son herramientas importantísimas en la lucha contra un bacilo cada vez más resistente.
Pese a la existencia de campañas mundiales y la existencia de fármacos para su tratamiento, la ciencia aún no logró derrotar a la enfermedad. Y según se alertó, el Mycobacterium tuberculosis, el bacilo que Roberto Koch descubrió en 1882, “se ha vuelto resistente a algunos antibióticos, planteando problemas a las autoridades sanitarias en la tarea de encarrilar el control de la enfermedad, disminuir su incidencia o incluso intentar su erradicación”.
A esto se suman las condiciones que en muchas regiones del planeta predisponen la infección, como la pobreza, falta de higiene, malnutrición, o enfermedades como el SIDA, entre otras. Por este contexto, pese a ser una enfermedad curable, en el mundo causa 2 millones de muertes anuales.
Ahora, ante la conmemoración del “Día Mundial”, la OMS realizó su advertencia esta semana sobre que las cepas resistentes a las drogas contra la tuberculosis son cada vez más activas y no responden a los tratamientos utilizados. Según se determinó, no responden a, al menos, 3 de las drogas utilizadas. Y lo consideró un problema “urgente” para la salud pública, ya que algunas regiones de Europa oriental y Asia central tienen 10 veces más probabilidades de presentar resistencia a los fármacos que el resto del mundo, y ya existe una elevada fármaco-resistencia en países como Sudáfrica, China, Ecuador e Israel.
En 1993, esta enfermedad fue declarada “emergencia mundial” por la OMS, al afectar a unas 8 millones de personas.
En el país, según datos de la provincia de Buenos Aires, el número de nuevos casos de tuberculosis “viene disminuyendo en los últimos años después de un pico de más de 5.339 casos registrados en 2000 que revirtió la tendencia hacia la baja que se estaba dando desde 1993: en 2002 se notificaron 5.138 afectados y, durante 2003, se diagnosticaron 4.207 casos”.
Con estos datos, el Ministerio de Salud provincial explicó que “la fácil difusión de los bacilos en el aire constituye una de las causas de estas cifras todavía altas. Ante esto, la educación del paciente es importante: debe taparse la boca al toser y evitar las aglomeraciones; aunque la medida más importante para cortar la cadena de transmisión es realizar el tratamiento”.
La tuberculosis es una enfermedad vinculada directamente con la pobreza, ya que, si bien no contempla distinciones entre clases sociales, el bacilo “ataca con más fuerza allí donde las carencias, la mala salubridad y el hacinamiento generan las condiciones ideales para la transmisión de esta afección”.
Según se explicó, el contagio se produce, “fundamentalmente, por vía aérea, a través de las secreciones que la persona infectada expulsa al estornudar, toser, hablar, reírse o escupir”. “Se calcula que una persona enferma que no recibe el tratamiento adecuado contagia, en promedio, a otras 15. El bacilo sobrevive varias horas suspendido en el aire, lo que le permite invadir nuevos organismos una vez que es expulsado por el portador”, indicó el organismo. La infección comienza en el momento en que las partículas son inhaladas. Se instalan en el pulmón y pueden provocar lesiones en su estructura; además, la diseminación puede darse a través de la sangre o los ganglios.
“Con frecuencia, el receptor es inmune y no se enferma; de hecho, sólo entre el 5 y el 10 por ciento de quienes se infectan presentan el cuadro completo de tuberculosis. En otras personas, el bacilo permanece en estado latente y con la capacidad de desarrollar la infección”, añadió el organismo.
“Los síntomas de la tuberculosis son enmarcados dentro de lo que se llama un síndrome de repercusión general, porque son afines a casi todas las enfermedades infecciosas: fiebre, en algún momento cansancio, decaimiento, sudoración nocturna, tos y expectoración muco purulenta, a veces con hemoptisis (salivar con sangre)”, explicó el coordinador del programa de Control de la Tuberculosis de la Dirección de Promoción de la Salud y Prevención de Enfermedades, Jorge Corral.
“El signo más característico de esta enfermedad es una tos prolongada, de varios días; en todo paciente con tos y catarro por más de 15 días debe estudiarse su esputo para identificar eventualmente la presencia del bacilo de la tuberculosis. Si la enfermedad se presenta puede atacar a todo el organismo, sin embargo, en la mayoría de los casos, los pulmones son los órganos afectados. Sin el tratamiento adecuado, el bacilo destruye en forma gradual el tejido pulmonar hasta provocar la muerte por asfixia”, indicó.
AUNO 24-3-04 mar

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