Los Andes comenzaba la temporada con las ilusiones intactas por el reciente ascenso a la Primera B Nacional. Atrás habían quedado los cuatro años de padecimientos en la B Metropolitana. Era la gran chance del “Milrayitas” para resurgir de las cenizas y afianzarse en la B Nacional. Pero no fue así. Los tres cambios de cuerpo técnico, la huelga de una semana de los jugadores, una renuncia fuera de todos los cálculos y los altibajos del equipo transformaron al sueño en pesadilla y el club del Sur del GBA no pudo mantener la categoría.
En el inicio de la competencia, el equipo no pudo hacer pie firme. Al cabo de las primeras siete jornadas, el conjunto que dirigía Rodolfo Della Picca sumó apenas un punto (0-0 con All Boys), con 26 goles en contra. La ausencia de resultados positivos llevó a la dirigencia a buscar un nuevo entrenador, capaz de recuperar a un plantel que tenía el ánimo por el piso.
Enrique Hrabina fue el elegido. Si bien tardó en cosechar puntos, “Quique” metió mano y poco a poco ayudó para sacar a Los Andes del pozo. Un empate ante Atlético Tucumán (1-1) y victorias ante Ferro (3-2) y Aldosivi (2-0) fueron resultados que sirvieron para recuperar la confianza.
A partir de ahí comenzaba un nuevo camino en la B Nacional. El “Milrayitas” dejó de ser la Cenicienta de la categoría. Las buenas actuaciones y los triunfos sirvieron para ganarse el respeto de los demás y, sobre todo, para engrosar su promedio. Los Andes terminó la primera rueda con 16 unidades. De la mano de Hrabina, cosechó más el 50 por ciento de los puntos.
En el receso estival, el “Milrayitas” contrató al defensor Walter Alcaraz y al mediocampista Gastón Montero para reforzar el plantel. Al principio, parecía que todo había salido a la perfección luego del 3-2 sobre el complicado Defensa y Justicia. Luego llegaron algunos resultados adversos, pero nadie imaginó que lo peor estaba por venir.
A la espera del partido ante Unión de Santa Fe, Hrabina, sin dar explicaciones, se bajó del barco y dejó a Los Andes a la deriva. ¿Los motivos? Nadie los sabe. Sólo el entrenador, que jamás habló al respecto.
Todavía quedaba mucho por recorrer y Los Andes se quedaba otra vez sin director técnico. Como se pudo, se superó un partido clave contra Unión (2-1), que le permitió al equipo volver a la victoria y recuperar aire.
La bandera de llegada se veía cada vez más cerca y Los Andes seguía en el último lugar en la tabla del descenso. Ante semejante situación, el experimentado Luís Blanco se hizo cargo del equipo con la premisa de rescatar al “Milrayitas” y dejarlo en la B Nacional.
Se trataba de una tarea nada sencilla. Sin embargo, Blanco logró cambiar el ánimo de su dirigidos y convirtió al Gallardón en una fortaleza cinco victorias, un empate y una derrota-. Así, con el triunfo sobre Atlético de Rafaela (3-0), en la penúltima fecha, Los Andes se salvaba del descenso directo. Sin embargo, todavía faltaba dar un paso que el conjunto sureño jamás pudo consumar.
Ahí terminó todo. Los nervios y la ansiedad le jugaron en contra en los partidos en los que debía que demostrar que quería permanecer en la categoría. En la última fecha, ante Tiro Federal de Rosario, jugó uno de los peores partidos de la temporada. Después, en la Promoción con Deportivo Merlo nunca pudo hacer valer la diferencia que había entre un equipo y otro.
Así, Los Andes se hundió a metros de la meta. Tenía todo para salvarse porque dependía de si mismo y dilapidó todas las oportunidades. Demasiados errores, ya sea de los dirigentes, los tres cuerpos técnicos y los jugadores, que desembocaron en el retorno inmediato a la B Metropolitana. Ahora, sólo queda volver a empezar.
AUNO-10-07-09
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