Otro año sabático

En junio de 2008 llegó Jorge Burruchaga y armó un equipo nuevo. Pero los resultados no estuvieron acorde a lo que se insinuaba en la cancha y el entrenador optó por dar un paso al costado. En abril de este año volvió Julio Falcioni, acomodó un poco las piezas, logró alejar el fantasma de la Promoción, pero tampoco consiguió enderezar definitivamente el rumbo. Hoy, a las puertas de una nueva temporada, el futuro del “Taladro” se encierra entre signos de interrogación.

Mariano Verrina

Pasa el tiempo y pasa poco en Banfield. Hace un año, cuando estaba por comenzar una nueva temporada, se percibía el inicio de una auspiciosa etapa que finalmente nunca llegó. Se iba Miguel Jerez, luego de un largo y confuso interinato. Llegaba Jorge Burruchaga, con buenas campañas en su espalda. También se marchaba Darío Cvitanich al Ajax, de Holanda, en lo que fue la venta más importante en la historia del club. Y se armaba un equipo nuevo. Cristian Nasuti y Marcelo Bustamante para reforzar la defensa; Maximiliano Bustos para combatir en el mediocampo, Nicolás Bertolo, Walter Erviti y Santiago Raymonda para aportarle juego al equipo y Sebastián Fernández y Federico Nieto para poner la cuota de gol.

Aquel equipo se quedó en insinuaciones. En buenas intenciones que no se traducían en puntos. Supo jugar bien muchos partidos que no ganó, mereció tener varios puntos más de los que cosechó, pero el recuento final le terminó dejando gusto a poco. Quedó decimotercero en la tabla del Apertura 2008 con sólo 23 puntos (ganó 5 partidos, empató 8 y perdió 6), y una alarmante falta de gol. “Burru” probó con Nieto, Fernández, Raymonda, Guido Di Vanni, Cristian García, Jerónimo Barrales, Maximiliano Laso, Facundo Ferreyra y apenas convirtió 18 en 19 fechas. Nicolás Bertolo tuvo un gran campeonato, fue el máximo artillero del equipo con seis tantos y su figura desequilibrante. Lo siguió Víctor López, quien marcó los primeros tres goles de su vida en ese torneo. Pasaba el tiempo y pasaba poco.

En el receso de verano, Federico Nieto volvió a Huracán sin conquistas en Banfield. Otra vez había que salir a buscar goles y el elegido era Santiago Silva, sin lugar en el plantel de Vélez que hoy festeja el título. El “Tanque” arrancó cumpliendo, facturó en la primera jornada ante Godoy Cruz, pero el equipo seguía en deuda. Nuevamente un arranque con más merecimientos que puntos puso la calculadora en el centro de la escena.

Burruchaga dijo basta en la fecha siete y renunció tras el 2-0 (dos de Lucchetti de penal) contra Arsenal, como local. Atrás dejaba una relación cada vez más desgastada con el presidente Carlos Portell y algunos conflictos internos, como la recordada pelea entre Bustamante y Bertolo en cancha de San Lorenzo, que lo dejaron demasiado expuesto. El balance de esas primeras siete jornadas fue parejo: tres ganados (los tres que jugó como local), tres perdidos (todos de visitante) y uno empatado (el debut, en Mendoza).

El 23 de marzo, cuando faltaban pocos días para la Asamblea en la que se presentaba el balance económico de la temporada, llegó Falcioni. Quedaban a un lado las declaraciones cruzadas con Portell. El técnico había jurado no volver con él como presidente y la respuesta del pope del “Taladro” fue más a fondo, acusando al entrenador de mentiroso. Pero el momento pedía a gritos un golpe de efecto y entonces se descartó a Hugo Tocalli, el preferido de Portell, y se impuso Falcioni, el favorito de la gente.

En las primeras tres semanas de su nuevo ciclo, “Pelusa” vivió un temblor que nadie esperaba. Arrancó perdiendo contra Vélez, luego empató ante San Martín de Tucumán como local y más tarde volvió a caer ante Racing, en Avellaneda, en un partido que ya asomaba como vital para no entrar en zona de Promoción. El saldo: uno de nueve puntos en juego y “visita” de los barras en la previa del partido contra Gimnasia, otro choque decisivo en la pelea de abajo.

Esa victoria (3-1) inició un nuevo camino. No sólo por los tres puntos sino por el comienzo de la buena racha de los delanteros. Falcioni se la jugaba por primera vez con Fernández y Silva como dupla de ataque y los uruguayos respondían. Dos el grandote y uno del chiquito para ganarle al “Lobo” y creer que el rumbo podía enderezarse.

Un nuevo quiebre se produjo en la fecha 15, en el clásico contra, el por entonces puntero del campeonato, Lanús. Todo volvía a embarullarse. Afuera y adentro. Por la injusta amarilla a Silva que lo dejó afuera del derby, por la anunciada venta de Bertolo a horas del partido, por el confuso gol de José Sand que inclinó el trámite y por la pasividad absoluta de los dirigentes al ver que la decisión que ellos mismos habían tomado (venderle poco más de tres mil entradas al público de Lanús) era pasada por encima con total impunidad.

El cierre del Clausura sólo dejó una sonrisa en la goleada 5-0 a Independiente. Después, una ajustada caída contra Huracán, un empate chiquito contra Argentinos y el último cachetazo frente a Tigre, con derrota 0-3 como local. Otra vez 23 puntos, que lo dejaron duodécimo en la tabla final del Clausura pero decimosexto en la acumulada, apenas un escalón arriba de los que jugaron la Promoción. Pasa el tiempo y pasa poco en Banfield.

Mirando hacia adelante el equipo respirará un poco más aliviado en cuanto a los promedios ya que iniciará la temporada en el undécimo lugar con 100 puntos, aunque a sólo tres unidades de Arsenal, que arrancará decimoquinto. En cuanto al equipo, ya se fueron Bertolo, Nasuti y Barrales. Acaba de llegar Sebastián Méndez y se espera por cuatro o cinco refuerzos más. Resta definir la continuidad de Raymonda y Erviti, quienes aparentemente, seguirán en el plantel.

“La idea es salir campeón”, afirmó Falcioni en una charla con AUNO hace pocos días. Aunque también reconoció que para eso existe un camino previo que hay que transitar correctamente. Por ahora el mapa elegido no dio resultados.

MV-MFV
AUNO 10-07-09
deportes@auno.org.ar

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