Lomas de Zamora, noviembre 1 (AUNO).- “Tanta sangre que se llevó el río, yo vengo a ofrecer mi corazón”, dice la canción de Fito Páez y no parece existir nada más literal que esa hermosa letra para interpretar que en su último acto de vida, Néstor Kirchner puso una vez más blanco sobre negro. Como para que no quedaran más dudas sobre las distintas veredas por las que pasa la realidad mediática y la que todos los días vivimos los argentinos.
¿Hacía falta? Mejor hubiera sido que no estallara su corazón y que esa percepción cada vez más intensa y cada vez más extendida fuera confirmada de otra manera, en el terreno de la batalla política que, aunque más sinuosa, no lo dejaría a mitad de camino.
Habrá que convenir que con su muerte —y gracias a su muerte— los cientos de miles de jóvenes que se visibilizaron como una genuina columna vertebral del kirchnerismo estuvieron presentes en la Plaza de Mayo durante dos jornadas sin que los buitres mediáticos siempre al acecho pudieran registrar un sólo hecho que los descalificara.
No se pudo tapar nada, hubiera sido una pretensión inútil. Y peor aún, no pudieron difamar. La juventud que no pudo ocultarse, estaba a la vista, lejos de los tetrabriks, los palos, las piedras, las caras tapadas, las corridas, y no necesitaron del “control” de ninguna autoridad que estuviera dispuesta a “prevenir desmanes”.
Mantas, termos, mates, mochilas con abrigos fue la logística de los jóvenes que hicieron el aguante a Cristina y que estuvieron a la intemperie bajo el sol fuerte del miércoles y jueves, el frío de las noches, la tormenta de tierra y viento del viernes, más la lluvia. ¿Algo más épico? Algo más enternecedor que verlos arrastrando sus zapatillas al salir de la Casa Rosada, abrazando su desconsuelo y mezclando sus lágrimas mocosas?
Después del maltrato que le propinaron los medios de comunicación con las tomas de los colegios secundarios, los jóvenes fueron uno de los protagonistas de la semana que, gracias a la muerte de Kirchner, pudieron ser visibilizados por más de 48 horas a través de las imágenes.
Reivindicarlos y consignar lo perverso de estigmatizarlos asociándolos al paco y a la violencia es sólo uno de los recursos que el establishment mediático utilizó en estos últimos tiempos para doblegar al gobierno y lastimar el corazón de Néstor Kirchner. Un corazón herido por la difamación mediática que recibió el último disparo con el crimen del militante de 23 años Mariano Ferreyra, en un reclamo en defensa de los trabajadores tercerizados. Fue demasiado para un hombre en el que su ADN político la participación de la juventud es imprescindible para lograr los cambios que una sociedad con justicia requiere.
“No será tan facil, ya sé que pasa. No será tan simple como pensaba. Como abrir el pecho y sacar el alma, una cuchillada de amor”, sigue cantando Fito.
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AUNO-01-11-10