Lomas de Zamora, octubre 17 (AUNO).- Tres accesos estaban abiertos para ingresar al estadio Florencio Sola. El operativo de la Policía Bonaerense patrullaba las calles periféricas de la cancha. Filas multitudinarias de adultos, jóvenes, niños y mayores contorneaban las veredas. No había cánticos futboleros, tampoco banderas. Esta vez, el estadio no se vistió de los colores del “Taladro”, sino que convocó otra pasión, que también despierta emociones, sensaciones, amores a muchas generaciones: el recital de casi dos horas del cantautor catalán Joan Manuel Serrat. El “Nano”, como gustan de llamarlo sus seguidoras, despertó nuevamente pasadas las 21 del sábado el amor de todos sus fanáticos. Fue ovacionado y aclamado para que continuara cantando un tema más y se escuchó, entre otras declaraciones afectivas: “Te amo, Nano”, cuando el silencio fue lo que imperó entre el catalán y el público. Con una sonrisa cómplice, Joan Manuel respondió que “hay que cumplir lo que se dice” y antes agradeció que se hayan acordado de él para festejar los 150 años del distrito.
Con una puesta en escena que incluyó un escenario de más de 21 metros, de fondo negro, dos pantallas gigantes a los costados que proyectaban el plató escénico, las luces blancas se encendieron. Las ansias eran muchas y continuó unos minutos más. Fue porque el primero en aparecer fue el intendente Martín Isaurralde, quien minutos antes había entregado la “Llave de la ciudad” a Serrat, junto con el gobernador bonaerense, Daniel Scioli.
El deseo y las ganas de cantar “Fiesta” con el catalán se multiplicaban, incesantemente, a medida de que pasaban los minutos. En la esquina de Palacios y Gallo, Alicia y sus tres amigas lo estaban y eran unas de las primeras de la fila para entrar al campo. Joviales y con una murga -–llamada “Los Seguidores de la Hormiga” — que inesperadamente llegó hasta allí, la vecina de Llavallol contaba que habían llegado antes de las cinco menos cuarto y confesó que no eran “seguidoras” de toda la vida del “Nano”, pero que les encanta verlo.
Luces apagadas nuevamente, murmullos y comentarios del público, aplausos de los más ansiosos desde el campo. Desde la tribuna, Silvia y Liliana, vecinas de Guernica y Adrogué y que habían buscado sus lugares en el estadio desde antes de las 19, seguramente también aplaudían. Son fanáticas “de la primera camada, desde la adolescencia” lo siguen y el anhelo por que saliese al escenario se desataba poco a poco más hasta que, de repente, se iluminó un sector del escenario y comenzó la apertura instrumental del clásico tema “Hoy puedo ser un gran día”.
Los momentos emotivos no faltaron tampoco. El mesurado juego de iluminación contribuyó a delimitar los momentos más festivos y los más conmovedores. Así, con una proyección de luces azules levemente sobre el catalán y las filas próximas al escenario oscurecidas, algunos lagrimearon cuando Serrat pronunció los versos que aluden inevitablemente a la despedida de los hijos del hogar y al paso del tiempo: “Que decidan por ellos, que se equivoquen, que crezcan y que un día nos digan adiós”.
Por otro lado, con la introducción instrumental del famoso poema “Cantares” de Antonio Machado y luces que esta vez viraron a matices rojizos, todos no dudaron en ponerse de pie y se compenetraron en cantar junto al artista. Así los límites entre el “Nano” y el público parecían desdibujarse y formar entre todos un canto armónico, único, compacto, sin distinción.
Las luces se apagaron inmediatamente después de terminar de cantar los famosos versos del poeta que sintetizan el andar en la vida: “Golpe a golpe, verso a verso”. No conformes, los fanáticos de pie y con las manos por sobre sus rostros aplaudían por un tema más y ovacionaban al artista como si se tratase de un jugador de fútbol: “Olé, olé, olé… Nano, Nano…”
Así, Vanina, acompañada de su esposo y con sus hijos en casa, también de pie tildó al recital de “inolvidable” y lo calificó como “el mejor regalo” para el día de la madre. Ya acercándose a la salida, volvió a su ubicación. El catalán se dio obligado a continuar con otros clásicos como: “Sinceramente tuyo”, “Señora”, “No hago otra cosa que pensar en ti” y “Fiesta”, al tanto que pasaban desde una pantalla instrumentada como escenografía imágenes en sintonía con los temas cantados.
Al volver el “Nano” al escenario, bromeó para sus fanáticos que no se olviden “sus pertenencias” ni a “su familia” en el estadio, porque el “Taladro” no “se anda con reembolsos”. Luego, el público se precipitó en alegría y comenzó a hacer algunos pasos de baile al escuchar “ Gloria a Dios en las alturas, recogieron las basuras…”.
Otra vez, las luces se apagaron. Los fanáticos, detenidamente, marchaban a la salida. La fiesta musical acababa de terminar, pero los rostros y los murmullos de entusiasmo denotaban que la alegría se trasladaría a través del paso del tiempo. Algunos directamente volvían a sus casas y otros se quedaban en algún bar de la zona para que la noche aún no terminase.
TRIBUTO AL POETA ESPAÑOL MIGUEL HERNÁNDEZ
Sentado en su clásico taburete, Joan Manuel Serrat comentó que un día los hijos del dramaturgo español no tenían que comer más que cebollas. En el afán de aligerar el sufrimiento de sus hijos y desde la prisión por la dictadura franquista, Hernández compuso “Nanas de la Cebolla”. Sensibilizado por la situación vivida, el catalán transformó en música ese poema y el público, en un silencio abismal, lo escuchó y luego aplaudió conmocionado.
A pocos meses de su renovado show “Dos pájaros contraatacan” con Joaquín Sabina en el estadio Luna Park en marzo de 2012, el “Nano” también interpretó “Hijos de la Luz y de la Sombra”, tema esperado y deseado por aquellos que querían un adelanto del álbum que conmemora el centenario — cumplido el 30 de octubre 2010— del poeta español muerto a los 31 años de tuberculosis.
Con esta rememoración más la producción de canciones de resistencia durante la época franquista, Joan Manuel Serrat llegó a convocar a muchos sectores de la sociedad también por muchos de sus temas que invocan al amor, a la belleza, a la aventura y a la jovialidad.
EV-AFD
AUNO-17-10-11