Lomas de Zamora, diciembre 23 (AUNO).-El escenario atípico de la sala teatral del Galpón de Diablomundo recibió al mítico artista Batato Barea después de las 20. No se trata de un error: Walter volvió a vivir a través de la pantalla grande por el documental “La Peli de Batato” realizado por los directores Peter Pank y Goyo Anchou, a pesar de que el mítico artista del under murió en 1991. En las más de dos horas de rodado, el público se emocionó, se rió y aplaudió al artista. Un documental que mantuvo la tensión y a atracción de los presentes y que homologó el espíritu del famoso “clown-travesti-literario”.
Primer plano, Batato frente a la cámara. Luego, poco a poco se desdibuja su proyección y en forma de mosaicos aparece testimonios de familiares y compañeros de ruta, como los de Ronnie Arias. Los familiares de Batato dialogan con Peter Pank y lo llevan a los primeros años del artista under y de sus referentes.
Luego, otra vez se retoma el primer plano sobre Batato: “A los 23 años empecé teatro. Una relevación para mí”. Así, se derrumba la teoría de los niños prodigio, de un fundamentalismo que sentencia que se nace y que desde chico se desarrolla el espíritu artista. Al mismo tiempo, Batato revela que trabajaba de “lo que venga: carnicero, verdulero…” entre otras tantas profesiones que nombró. La cuestión era sobrevivir, pero poco a poco los shows de Batato se fueron transformando en una forma de vida. Una forma de ser que se reflejaba en las tablas y en su día a día.
Uno de los entrevistados recuerda al artista con uno de los versos de los poemas de la escritora Alejandra Pizarnik, cuyos textos, dicho sea de paso, encandilaban a Barea: “Un transcurrir de fiesta delirante”. Así era el artista under.
Cambio de plano. Ronnie Arias también ayuda a dibujar quién era Batato. Así lo recuerda como introvertido y amante de la literatura, de la poesía y remata que nunca imaginó que lo encontraría sobre un escenario. “Hasta un poco de envidia me dio”, revela mientras charla con Peter Pank. No falta la soltura en el reportaje y comenta que Batato “nunca fue de las teteras”, en referencia a las relaciones sexuales ocasionales que se podían desarrollar en diferentes espacios públicos.
El documental que retrata al mítico Batato confluye también sobre otras aristas: la política. Se escucha en las primeras intervenciones del documental: “Antes la Policía se lo llevaba a Batato, ahora cierran todo. El under sigue siendo lo mismo” Un reclamo legítimo de los artistas que hacen, sienten y actúan en base a la construcción de otro teatro, alternativo, pero no menor, como lo tildan desde los centros culturales más comerciales y aristocráticos. “Me gusta hacer cosas instantáneas” era la impronta que le daba a su arte, al desarrollo escénico como en la bien conocida obra: “Las poetisas” con Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese.
Otra vuelta sobre Batato: las tetas. “¿Qué vas a hacer con tantos pechos?”, le preguntaban. La decisión se tomó instantáneamente, fue causa del deseo momentáneo. Nuevamente, el primer plano sobre el mismo registro de videocámara sobre Batato y comenta que todos los hombres lo miraban por las calles. “Lo primero que ven los hombres son las tetas”, cuenta con humor Barea. Minutos más tarde, la imagen de la muerte se apodera de los minutos en la pantalla y se muestra al Batato en escena, vivo.
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