Lomas de Zamora, abril 7 (AUNO).- Las plazas linderas a las estaciones de trenes del Conurbano sur se transforman en centros de ebullición de cultura cada vez que la Muestra de Organizaciones Culturales y Comunitarias Autogestivas (Mocca) pisa alguna localidad. Una demostración tangible sucedió en la plaza San Martín de Adrogué, donde se sintió esta vibración cuando irrumpieron los stands de los centros culturales, artesanías, venta de ropa, libros y discos. En ronda humana en el centro de ese espacio y para organizar el cronograma de exposiciones, cada representante alzaba su voz y se nombraba. Se escuchó a “Al Borde”, una experiencia de 19 años con poemarios impresos. También la revista NaN, un emprendimiento de estudiantes de periodismo de la Universidad de Lomas de Zamora. Ambos grupos dialogaron con AUNO sobre sus orígenes, sus temas en las ediciones, del enfoque social de su trabajo.
*_AL BORDE_ DE LA CULTURA *
Gustavo Alonso escribe poemarios. Para él, hacerlo “es una vehículo más (de comunicación) como lo es hacer un video, una canción”.
—Tenemos ediciones que son del año 1999, si mirás bien y poemarios de El Arca de Nadie, que son del 2000. Es el primer libro de Recuperando Espacio, que hoy no existe más y que era un lugar de encuentro fundamentalmente de bandas de rock. El hecho fue que algunos estaban en la veta literaria encararon un proyecto de tener un libro propio. Todos aportaron una cierta cantidad de dinero. Diez autores que nunca habían publicado nada lo hicieron. Tenían diez páginas cada uno y quien te habla se encargó de pasarlo a computadora y mandarlo fotoduplicar. Así salió el Arca de Nadie, 115 páginas. Los mil libros se repartieron, casi cien para cada uno de los autores y algunos me quedaron para mí. Si querían los comercializaban al costo de lo que había salido la edición…
*—No necesariamente tenían que estar en la venta… *
—Claro. Si no, se los regalaba o simplemente los utilizaba para promocionar su manera de escribir y la de todos. Para que te des una idea, el más joven en ese momento tenía 18 años y la más veterana era una señora de unos 75 años. Mujeres, hombres, prosa, verso de todo un poco se leía a través del libro. Dentro de las temáticas, hay escritos muy oscuros, muy propios del punk-rock, otros muy sociales, poéticos, muy románticos. Vos lees eso y decís “Es una ensalada total”. Así también era el grupo Recuperando Espacios. Por otro lado, nosotros tenemos anualmente un boletín, que lo hacemos aproximadamente para noviembre, cuando es nuestro aniversario. También tenemos otro de comparsa, en el que expresamos nuestra opinión sobre el carnaval, la participación popular, la función que tiene la comparsa en nuestro grupo. Son los dos salen casi sin interrupción.
—Generalmente son poemarios lo que publican, ¿no?
—Tenemos tres poemarios que son los de la escritora Ana Claudia, los de Oscar que se llama Los Soñadores y la Esquina de la Ilusión y la del Arca de Nadie, que comenté hace un rato.
—¿Hay algún poema que te haya llegado en lo personal?
—Sí, el de un amigo. Se llama Inundación. La miseria desbordó el cuadro/ sus olas libres mojaron hasta los incautos que no creían/ hay una luna que sale ya vestida a la hora justa/ pero la orilla de su rio no convoca a enamorados/ anda repartiendo tragedia/ una zapatilla naufraga por la proa/ mientras una botella todavía flota/ un coro de vientos y lamentos le pone música a la noche.
REVISTA NAN
“Se puede generar desde abajo un medio con una identidad propia y ejercer el periodismo de la manera que uno quiere”, asegura Nahuel Lag, redactor de la revista NAN.
—¿Cómo surgió la revista?
—Por la iniciativa de un grupo de estudiantes de periodismo y comunicación de la UNLZ que nos conocimos en la agencia de noticias AUNO, en una época en que debatíamos todas las notas que se iban a realizar de manera horizontal, todos reunidos una vez por semana proponiendo diferentes enfoques. Esa práctica la empezamos a llevar de una agencia de noticias con una página web sobre la cultura y las movidas autogestivas e independientes de música, teatro y otras manifestaciones que están conectadas con organizaciones sociales. De ahí se fue armando de a poquito. Arrancamos cuatro o cinco y ahora somos más o menos como veinte redactores, junto con colaboradores periodísticos y fotógrafos. La idea es siempre la misma, difundir las movidas independientes y a la vez abrir un espacio a esos mensajes, que no llegan a los grandes medios. Por otro lado, ser un espacio de aprendizaje periodístico para todos nosotros, los que estamos recién empezando.
—Primero NaN comenzó desde una plataforma de Internet. Luego pasó a la revista papel. ¿Qué significó esa transición para ustedes?
—Lo de la revista fue un capricho. El formato de Internet, del blog nos permitió crecer, darnos a conocer, publicar lo que queríamos sin restricciones de tema económico; pero como periodistas gráficos teníamos esas ganas de ver el laburo que estábamos haciendo en papel. Tiene otra mística (verlo impreso). Es lindo ver la revista colgada en un kiosco, que alguien se la esté llevando en la cama, que la enrolle y la meta en la mochila. Además, la lectura sobre papel llega de otra manera. La de Internet es una lectura más rápida, de superficie. El papel te invita a sentarte solo con ese material.
—¿Y la selección de los temas de la revista?
—Seleccionábamos lo que considerábamos “lo mejor” de la página y la volcábamos a la revista, pero ahora hay notas que son diferentes a la de la página. El impulso (para llegar al papel) fue ganar el concurso de Revistas Culturas de la Secretaria de la Cultura de la Nación. Fue simplemente el impulso de que teníamos guita para imprimir. Pero, una vez rodando en la calle, nos dimos cuenta de que lo pudimos haber hecho desde antes, que lleva mucho esfuerzo, mucho laburo, pero se puede generar de abajo un medio con una identidad propia y ejercer el periodismo de la manera que uno quiere.
EV-AFD
AUNO-07-04-12