Lomas de Zamora, junio 26 (AUNO).- Entre banderas, pinceles, bailes y redoblantes, una multitud participó de la jornada cultural en vísperas del décimo aniversario de la “Masacre de Avellaneda” en la que, durante el gobierno de Eduardo Duhalde, fueron asesinados los militantes Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Sus familiares llevaron el acto adelante como lo hacen cada año desde el 2003 y estuvieron acompañados de allegados a otras víctimas de la violencia policial.
“Proclamar justicia con alegría”, era el principal objetivo de la manifestación que se llevó a cabo en la estación de Avellaneda, que busca llamarse “Darío y Maxi”, y se extendió una cuadra a lo largo de las principales avenidas de la localidad, desde las 14 de ayer hasta la tarde de hoy.
La estación ferroviaria que aquel 26 de junio de 2002 fue parte del escenario de una sangrienta represión policial que se llevó la vida de dos jóvenes, ayer estaba vestida de alegría con artistas que pintaban al ritmo de los tambores, hasta el último rincón de ese lugar, leyendas como “A diez años, su ejemplo se multiplica”.
Alrededor de las 18, la concentración llegó a su auge y para ese entonces, la calle cortada estaba colmada a lo largo y a lo ancho, unos cien metros. Las banderas de las agrupaciones que adherían a la protesta se podían divisar a lo lejos y el ruido de los elementos de percusión zumbaba lo suficientemente fuerte como para ser escuchado desde la estación, que cambiará de nombre en caso de aprobarse un proyecto presentado en la Cámara de Diputados.
Pablo, hermano de Mariano Ferreyra, el militante del Partido Obrero asesinado en 2010 durante un ataque de un grupo de afiliados a la Unión Ferroviaria en una protesta en contra de la precarización del trabajo, expresó que se solidarizó con el caso de Darío y Maxi porque “fue una injusticia y porque parte de la causa que tiene que ver con la responsabilidad policial, está encubierta”.
“Yo no hago la misma evaluación entre lo que pasó con Darío y Maxi, un caso claro donde el Gobierno decidió reprimir a sangre y fuego la protesta de los sectores piqueteros, porque el caso de mi hermano se avanzó rápidamente, tenemos 17 culpables y a partir del 6 de agosto los vamos juzgar. En la causa por la que reclamamos hoy, aún no hay una sentencia firme para los ex policías que asesinaron a Kosteki y a Santillán. Para colmo aún tienen la posibilidad de tener una condena más laxa”, contó.
Además del hermano de Mariano Ferreyra, otros familiares de jóvenes asesinados y desaparecidos por la policía tuvieron la posibilidad de contar su historia en el escenario principal ante una multitud que aplaudió sus palabras y se unió al reclamo de justicia.
Uno de los discursos que más impactó fue el de Vanesa (ver foto), la hermana de Luciano Arruga, desaparecido en Lomas del Mirador en enero del 2009 por policías del destacamento local. “Luchamos para que los ocho policías que desaparecieron a Luciano terminen presos porque ellos trabajan comisarías de La Matanza ordenados por el Ministerio de Seguridad, presidido por Ricardo Casal y amparado por el gobierno de la provincia a cargo de (Daniel) Scioli, un asesino, corrupto.” “Todavía nos seguimos preguntando ‘¿dónde está Luciano?’, y hasta que no lo encontremos no vamos a parar”, gritó.
La hermana de Pocho Leprati, asesinado en 2001 en Rosario, se movilizó desde esa ciudad hasta Avellaneda para apoyar la lucha y también puedo expresar su “enojo” frente a la multitud que no dejaba de agitar sus banderas: “Las luchas nos van juntando y que de eso se trata, de buscar una salida colectiva”, destacó.
Otros de los familiares que colmaron el escenario fueron el padre de Gastón Rivas, asesinado en la represión del 19 y 20 de dieciembre de 2001; Silvia del partido de Escobar, militante del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) cuya cuñada fue asesinada en un intento de robo en enero de este año; y Lita, integrante del Movimiento 26 de Junio de Rosario, que recordó los asesinatos de “Patrón, Jere y Mono” e hizo mención de César Oviedo, asesinado el pasado miércoles.
Dentro de los numerosas historias, otra que causó una conmoción particular fue la relatada por Angélica, la madre de Ezequiel Lezcano, un muchacho de Lugano que fue desaparecido por la policía y fue víctima del gatillo fácil. La Justicia cerró la causa, pero su familia logró la reapertura a raíz de un vídeo filmado por los propios efectivos que maltrataron a su hijo. “Eran seis los policías que gozaban cuando mi hijo agonizaba en el suelo y lo querían filmar de la mejor posición. Esos policías se merecen la cárcel y mucho más. Hasta el día de hoy tengo la imagen de mi hijo agonizando mientras ellos lo insultaban”.
Alejandro Acosta y Alfredo Fanchiotti son los ex bonaerenses responsables de la muerte de los dos militantes que fueron condenados a cadena perpetua por el Tribunal Oral en lo criminal Nº7 de Lomas de Zamora, el mismo que ordenó que ordenó el traslado de Fanchiotti a una cárcel de régimen abierto en la localidad de Baredero.
Ambos “respondían a las ordenes efectuadas por el ese entonces, presidente de la Nación, Eduardo Duhalde”, quien es el principal señalado por los manifestantes, pero nunca fue cuestionado por la Justicia. En repudio a su “impunidad”, los artistas que participaron de la protesta realizaron con papel maché su rostro en tamaño gigante con una gorra de policía y la palabra “asesino” en su frente, para luego ser quemada en el transcurso del acto principal.
Agrupaciones como Aníbal Verón, Polo Obrero, Movimiento Nacional Territorial, Frente Popular, Darío Santillán, H.I.J.O.S, el Movimiento Nacional Campesino Indígena de Santiago del Estero y Centros de Estudiantes de la Universidad de Lanús y la Federación Universitaria de Buenos Aires, fueron algunas de los que acompañaron al reclamo.
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AUNO-26-06-12