Más de 70 artesanos y artesanas participaron el pasado 22 y 23 de agosto de la Expo Luthiers, un encuentro realizado en el edificio José Hernández de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa), donde compartieron los secretos y la pasión detrás del arte de construir instrumentos musicales. “Esto es una muestra de lo que podemos hacer en el país porque las ganas sobran”, celebró Daniel Costanzo, uno de los luthiers.
Desde temprano, las y los artistas montaron sus stands para recibir a las y los amantes de la música y de los instrumentos. Con el paso de las horas, la UNLa se fue colmando de sonidos: guitarras, bajos, baterías y violines que resonaban en cada rincón del edificio.
Desde Gerli, en el partido bonaerense de Avellaneda, llegaron las guitarras de Costanzo, quien conoció su pasión por accidente hace 15 años, relató a AUNO. Aseguró que se enamoró de este oficio «casi a primera vista» cuando tuvo que buscar a un luthier para que le arregle su guitarra.
«Cada una tiene su ciencia«, indicó sobre sus guitarras, que fabrica en aproximadamente un mes con maderas nacionales de bosques reforestados.
Para Costanzo, «el talento es lo que no debe faltar» para ser luthier. En ese sentido, citó a la cantante María Becerra: «En Argentina hay una banda de talento y esta exposición es un ejemplo de lo que se puede hacer en el país porque ganas sobran».
Desde Avellaneda también vino Andrés Rizzi, quien expuso unas llamativas guitarras cuadradas. Si bien empezó a crear instrumentos hace siete años, estuvo involucrado casi toda la vida con la música porque es profesor. En sus trabajos usa madera de todo tipo: «Es un recurso que hay que cuidar, que se desperdicia mucho y que la gente no lo entiende».
Rizzi sintió que empezar a hacer tus propios instrumentos fue un paso natural luego de haber estudiado música. Para él, la «paciencia» es la clave en todo el proceso de creación de una guitarra.
Los instrumentos de Johnny Keller también estuvieron presentes en la exposición. Hace siete años llegó desde Misiones para ser luther en Buenos Aires. En 2019 creó Strickell, su marca de violines eléctricos. También diseñó un preamplificador «fue pensado exclusivamente para violinistas, ya que no hay nada de este estilo hoy en día a nivel mundial«, indicó con orgullo.
Desde Castelar Norte, las manos de Leandro Battaglia crearon Atómica, la guitarra de chapa de acero inoxidable y madera que diseñó junto Pablo Guerra, integrante de Los caballeros de la quema. Ese instrumento pasó por el Quilmes Rock y también «estará presente en el nuevo disco de ellos», aseguró.
Battaglia también decidió replicar la guitarra Telecaster California Vintage 1957 que usa Andrés Calamaro desde hace años. Se la hizo llegar el año pasado en Mar del Plata y el músico se la autografió.
El luthier definió que su oficio es «pasión». «Si no tenés ese sentido, es imposible estar 12 horas lijando sin parar un pedazo de madera«, sostuvo.

El vibráfono de «Hefesto» es el que terminó por convertirse en uno de los protagonistas de la tarde. A su lado, estaba el percusionista Matías Gamboa, de Monte Grande. «Hay un montón de colores y cosas que se pueden decir sobre esta disciplina», explicó a este medio. «La música es la línea transversal de mi vida y el lenguaje con el que me despierto», agregó.
Hacia la noche, el escenario recibió al Fidel Lema Trío, integrado por Fidel Lema, Giuliano Ottati y Jano Torres. El público acompañó con entusiasmo hasta el final y despidió el encuentro con un aplauso sostenido, deseoso de conocer más sobre las historias y oficios que dan vida a cada instrumento.
AUNO-28-08-2025
CS-MB


