(AUNO *).- Un grupo de docentes de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), estudia distintas poblaciones del yacaré overo, una especie que habita la cuenca del río Paraná, en la provincia de Santa Fe, y que estuvo en riesgo de extinción. El objetivo del estudio es determinar su variabilidad genética a partir del análisis de su ADN: cuanto más variable es la población, dicen los investigadores, mayor es la probabilidad de adaptación a los cambios o presiones ambientales que se produzcan.
El trabajo se denomina “Estudios comparativos entre poblaciones de Caiman latirostris de la provincia de Santa Fe a partir del análisis de ADN genómico” y está subsidiado por la UNL. Los docentes trabajan en la investigación desde agosto de 2002 y pertenecen a la Licenciatura en Biodiversidad que se dicta en la Facultad de Humanidades y Ciencias de esa Universidad.
El beneficio más directo de este estudio es “establecer el grado de variabilidad existente en este momento, y realizar seguimientos de la misma en el tiempo, con lo cual se aporta a los procedimientos de contralor de los sistemas naturales”, explicó a AUNO la bióloga Rosa Markariani, directora del proyecto.
“Nos preguntamos hasta qué punto influye la actividad del hombre en las interacciones entre diferentes poblaciones de yacarés”, agregó la investigadora. El estudio parte de la hipótesis de que la presión causada por la presencia del hombre, directa o indirectamente, provoca que la especie se reproduzca menos y, por ende, se reduzca su diversidad.
“La conservación del recurso otorga beneficios directos como fuente de alimento y la obtención del cuero para destinos industriales, tanto para el el presente como para las futuras generaciones”, aseguró Markariani.
Para la investigación se emplean técnicas de biología molecular. A partir de muestras de sangre extraídas de yacarés de distintas poblaciones de la provincia, se obtiene el ADN de cada una, a partir del cual es posible definir la variabilidad genética presente en las poblaciones. Cada una de las poblaciones muestreadas tienen características muy diferentes.
“Si la disminución del número de individuos en una población es muy pronunciada, la diversidad genética entre los que quedan puede disminuir. De esa manera, la especie pierde variabilidad, pierde diferencias internas que hacen que esos individuos puedan sobrevivir en un medio sujeto a perturbaciones: la especie pierde plasticidad, y por ende, pierde adaptabilidad a las condiciones del ambiente”, explicó Markariani.
“El análisis de la variabilidad genética es un eje en el análisis de la biodiversidad, (no es el único); los métodos moleculares son confiables y relativamente rápidos, aunque costosos”, apuntó la investigadora.
Respecto de la situación de estos animales, la especialista afirmó que “no esta permitida su caza y en estos momentos, con la recuperación numérica lograda a través del rancheo (crianza en cautiverio), las poblaciones santafesinas no se encuentran en riesgo de extinción: los animales que se comercializan son provenientes del rancheo”.
La bióloga estimó que “en principio, no hay riesgo de que la especie desaparezca”. Las medidas de manejo que se desprendan de los resultados de la investigación dependerán de los organismo competentes, en este caso, la Secretaría de Medio Ambiente de Santa Fe.
AUNO 15-04-03 MSW/EV
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