(AUNO) Un relevamiento realizado por el Centro para la Política Agrícola y Alimentaria Internacional de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, revela que la argentina está segunda en el ranking mundial de aplicación de biotecnología en cultivos.
Del estudio, encabezado por el analista Ford Runge, director de ese organismo, surgió que Estados Unidos es el país en el que más se aplican estas tecnologías.
Según el análisis, Estados Unidos produjo alrededor de 27,5 mil millones de dólares de este tipo de cultivo durante las últimas dos campañas de 2003 y 2004, seguido por Argentina, con 8,9 mil millones de dólares.
El ranking elaborado por el especialista determinó que en todo el mundo las tecnologías transgénicas generaron en ese período un total de 44 mil millones de dólares, por lo que la participación de Argentina representaría el 20 por ciento del total.
El cultivo de variedades genéticamente modificadas se dio principalmente en la soja “#8220;con un crecimiento muy fuerte en los últimos años-, el maíz y el algodón.
En cuánto a su peso en América Latina, Argentina lidera ampliamente la siembra de este tipo de productos, con 8,9 mil millones de dólares sobre un total continental de 13,9 millones. Brasil, el gigante vecino, por ejemplo, sólo representó 1,6 mil millones de dólares.
En el estudio se destacó que, además de los cultivos genéticamente modificados que se utilizan en el país para lograr mayor toleracia a herbicidas o a determinado tipo de insectos, Argentina lidera también aspectos vinculados con la investigación y desarrollo. Esto se da no sólo en la soja, el maíz y el algodón, sino también en papa, asfalfa, trigo, girasol y arroz.
Además, se calculó que en los próximos años, junto con China, Brasil, Sudáfrica, Australia, e India, Argentina será unos de los países que más influirá en este tipo de avances.
Si bien cada día cuentan con más adeptos en los campos argentinos, los cultivos transgénicos son condenados por entidades ambientalistas, ya que consideran que producen el avance de monocultivos en zonas forestadas, básicamente por la soja; no se conocen ciertamente sus efectos al ser consumidos, y generan desertificación a mediano plazo por posibilitar la explotación intensiva de los suelos.
Los que defienden este tipo de tecnología afirman que, por aplicarse generalmente de manera directa, es beneficiosa para el ambiente porque se necesita menos trabajo de cosechadoras para implantarlo, la tierra no es castigada masivamente con el arado, y se mejora la productividad por hectárea.
En el estudio del Centro para la Política Agrícola y Alimentaria Internacional de la Universidad de Minnesota se explicó también que, a una década del surgimiento de los transgénicos, ya son 18 los países que los aplican, mientras que otro medio centenar lo investiga.
Además, se calculó que habrá un salto exponencial en la próxima década, a partir de las 57 variedades genéticamente modificadas que se cultivan en todo el mundo.
Actualmente, Argentina, con 8,9 mil millones de dólares, Estados Unidos, con 27,5 mil millones de dólares; China, con 3,9 mil millones; Canadá con 2 mil millones y Brasil con 1,6 mil millones, producen el 98 por ciento del total mundial de cultivos transgénicos.
Sin embargo, estas ubicaciones podrían variar en los próximos años, a partir de la aparición de Europa, que recientemente aprobó el uso de algunas de este tipo de variedades transgénicas, ya que hasta el año pasado estaban prohibidas.
AUNO 24-01-05