El colectivo Artistas Independientes del Sur (AIS) nació en 2001, a la par de la crisis, cuando la entonces directora de Cultura de Lomas de Zamora, Mabel Gagino, debió terminar su gestión “por razones políticas”. Allí comprendió que “lo que uno construye desde el arte se pierde si no se convierte en una labor concreta”, y decidió nuclear a trabajadores de la cultura del sur del Gran Buenos Aires con el propósito de elaborar temáticas sociales y “educar” la ideología del artista.
El proyecto multidisciplinario de teatro, circo, artes plásticas y literatura realiza hace casi seis años emprendimientos culturales relacionados con la violencia, la infancia, la discriminación y los abusos de poder.
De hecho, en el marco de su programa artístico “Apuesta por los jóvenes”, interpretaron una parodia de casos de discriminación a jóvenes durante un acto que a fines de agosto realizó la asociación civil Martín Castellucci, el joven que murió en diciembre último luego de ser golpeado por patovicas del boliche “La Casona”
“La iniciativa tiene que ver con incorporar en las escuelas herramientas como el teatro y la música en vivo, para acercarnos a los pibes, discutir e intentar resolver las cuestiones que nos atraviesan a todos. La idea es preguntarles ¿dónde vamos, quiénes somos y qué esperamos?’ como sociedad. También pensarnos y construir ese ‘ser con los otros’”, explicó Gagino.
– ¿Cuál es el rol del artista en la reproducción de las problemáticas de su sociedad?
– El artista tiene, si quiere, el rol de ser la voz cantante de su época, para lo que debería estar comprometido con su sociedad. No podemos seguir dando vuelta la cara, debemos comprometernos de verdad, respondiéndonos cómo llegamos hasta aquí y dándonos cuenta de qué cosas no nos gustan. Si no se cambia la cultura del “yo no fui”, seguirán habiendo Martines (por Castellucci) y ‘Cromañones’. En ese sentido, el arte tiene que ver con el amor, la vida y la muerte. Eternizar en una obra nuestra existencia es la forma más perfecta de ser eternos, pero la obra debe ser lo mejor de uno y de la historia de su pueblo.
– ¿Cuáles son las ventajas y desventajas del trabajo cultural desde la independencia y la autogestión?
– Creo que la mayor ventaja de ser independiente es que te permite decir lo que te parece y hacer lo que tenés ganas, porque uno no resigna estas cuestiones cuando es libre en términos ideológicos. Ahora, cuando uno es un trabajador de la cultura, se vuelve difícil porque hay quienes no te lo perdonan fácilmente. Los únicos independientes que se perdonan son “los rebeldes famosos”. De cualquier forma, creemos en el trabajo conjunto y en que la cultura es una construcción permanente que nos enfrenta con quiénes somos y cómo resolvemos la vida.
AIS auspicia el trabajo de un grupo de jóvenes actores del conurbano sur, y los artistas que forman parte del colectivo están armando una cooperativa de bandas, un centro cultural comunitario y recuperaron la escuela de arte itinerante para chicos de la calle “Los pibes de las vías”.
¿Qué objetivos tiene AIS como colectivo social, cultural y artístico?
– Algunos los estamos por lograr, como un centro cultural comunitario donde queremos tener una estudio de grabación, una isla de edición para video y una sala teatral. La intención es otorgar la oportunidad a los que empiezan de tener un espacio para la investigación, de probar cosas y de contribuir a que el Sur del Conurbano sea un lugar por donde pase la movida. Soñamos con una zona sur llena de propuestas, que sea un lugar de encuentro para los artistas. Pero hay cosas que no podemos hacer desde AIS, porque sólo puede llevarlas a cabo el Estado.
– ¿Por qué el colectivo AIS adhiere a la causa Castellucci, en qué medida los beneficia el apoyo de la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense?
– El mundo depende de cada uno de nosotros y en nuestro andar nos damos cuenta de que hay otros que entienden que se debe luchar por las causas justas, como el secretario de Derechos Humanos bonaerense, Edgardo Binstock. Desde AIS creemos que hay que pelear por la justicia; ése es nuestro compromiso. Y la causa Castellucci es la causa de todos. Oscar (el padre de Martín) tiene un discurso impecable, y en él entendí perfectamente el dolor convertido en obra. Claro que (el candidato a gobernador bonaerense por Recrear, Juan Carlos) Blumberg siente lo mismo como padre, pero la resolución y el enfoque son diferentes. Con un dolor similar, Oscar afirma que el Estado está ausente, que las instituciones no cumplen con lo que debieran y que los funcionarios trabajan para el poder del dinero y no para los ciudadanos. Luchamos por la justicia para Martín desde la verdadera razón del problema: la inequidad social.
– ¿Se puede pensar al arte y la cultura como espacios de militancia y transformación?
– En este momento, la acción y la militancia pasan por muchos lugares. Creo que hay que construir espacios alternativos donde participar social, cultural y comunitariamente. Hoy tenemos un país en crisis, donde está todo mezclado, por eso se requiere de respuestas diferentes: organización, solidaridad e ideas puestas a funcionar con el objetivo de construir una sociedad justa, una vida que valga la pena vivir. En la actualidad, el Estado deja morir a los pueblos originarios; no cuida a los niños y jóvenes y tampoco educa. En definitiva, se trata de una sociedad que da vuelta la cara frente al flagelo del paco y que cree que la vida es la televisión. Eso es lo que hay que cambiar, e intentar darnos nuevas respuestas a los mismos interrogantes. Esa es la dinámica de la cultura y de la vida: sólo preguntas a contestar y el arte una forma de brindar respuestas.
Para sintetizar de alguna manera el trabajo del grupo, Gagino recordó una frase de Rodolfo Walsh: “Nuestra clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada, cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.
Y, desde su propia voz, la artista concluyó: “Hay que saber reconocer la huella de las luchas anteriores, que está marcada. Falta poder mostrársela a los jóvenes para que no confundan el camino”.
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AUNO-21-09-07