”No nos deben preocupar los actos de los malos, sino la indiferencia de los buenos».

Oscar Castelucci, el padre del adolescente que murió luego de una golpiza de un patovica de un boliche de Lanús, habló de la “profunda tristeza” que le causa Blumberg y de la “inseguridad” como un producto de la pobreza estructural. A dos semanas del aniversario del hecho, expresó su «preocupación» porque la causa «perdió dinámica».

La vida lo golpeó con el mayor dolor que un ser humano puede tener. Pero supo convertir se sentimiento en una lucha por la equidad y la justicia social. Con un pasado y un presente en los pasillos tan dispares de la política, Oscar Castellucci divide sus días entre su trabajo en una comisión que recopila material de Juan Domingo Perón, en la Biblioteca del Congreso de la Nación, y su lucha desde la asociación civil Martín Castellucci en defensa de las víctimas de violencia, que fundó en honor a la memoria de su hijo muerto luego de una golpiza de patovicas en un boliche de Lanús.

Con un discurso mesurado, sin grietas de rencor ni egoísmo, este hombre que en el pecho lleva un broche con la cara de su hijo aseguró que la única manera de superar los temas relacionados con la violencia es con “conciencia social”, y que para eso es “necesaria” la participación de toda la comunidad.

—El próximo 3 de diciembre se cumple un año de la muerte de Martín luego de haber sido golpeado en la disco La Casona. ¿En qué punto está la causa?
— Empiezo a mirar la causa con cierta preocupación porque perdió dinámica. En los últimos días verificamos que la fiscalía olvidó incorporar unos escritos que habíamos presentado a la causa, y que eran pruebas del involucramiento directo de Atilio Amado (dueño del boliche) en el hecho, cosa que nosotros estamos pidiendo.
— ¿La fiscalía olvida incorporar pruebas presentadas?
— Sí. Además nos dimos cuenta de que muchos magistrados ni siquiera podían identificar a Martín en el video en que se ve cuando los patovicas del boliche lo golpean. Llega un punto en que uno pelea por lo que cree, pero la Justicia es independiente de los ciudadanos y se expide. Es todo un problema que la Justicia no tenga ningún nivel de participación de la comunidad, que no haya ninguna polea de transmisión.
— ¿Cree en la Justicia?
— Sí. No creo que la Justicia sea corrupta, sino que el acceso (a ella) es tan intrincado que si la víctima o el allegado de la víctima no está encima de la causa, la justicia no existe. La paradoja de cómo se maneja hoy la Justicia argentina está en la función misma del Estado: el victimario tiene derecho a un abogado de oficio que es proporcionado por el Estado, pero no pasa lo mismo con la víctima. Lo que hay que hacer es igualar esa condición.
— Desde la asociación plantean reformas, ¿cuáles serían los puntos más urgentes?
— Terminar con el tema de la instrucción (a cargo) de la Policía en las causas, la autonomía de la querella, o sea que el fiscal no tome la decisión por mí (el particular damnificado) de lo que quiero hacer. Y la que creemos la más importante: encontrar formas de participación comunitaria.
— ¿Cree que su lucha personal por el esclarecimiento de la muerte de Martín se volvió una causa social?
— Sí. Desde nuestro lugar pelamos para que la muerte de Martín no haya sido en vano. A nosotros ahora sólo nos queda extrañarlo, pero es necesario crear una conciencia social para que lo que le pasó a nuestro hijo no le pase a nadie más.
— ¿Se siente solo en esta lucha?
— Desde que murió Martín he conocido gente que resurgió de las peores tragedias. Sinceramente nosotros junto a otras familias víctimas de violencia trabajamos para mejorar la sociedad. Estoy completamente convencido de que estos hechos desgraciados que nos han tocado vivir no hay que leerlos en un contexto individual, sino que son parte de una gran problemática social.
— ¿Somos individualistas por naturaleza o nos hemos vuelto socialmente individualistas?
— El individualismo ha calado muy hondo en las venas de la sociedad en las ultimas décadas. Y esto también se vive dentro de las instituciones. Sin ir más lejos, el ejemplo más llano es la Policía, que responde a este modelo de sociedad: corrupta en muchos de sus ámbitos, degradada por la gente que la integra, por sus vínculos y apañamiento con el delito. Todos los puntos se unen en cómo está articulado el modelo social. Hay que crear una sociedad integrada a partir de otras creencias, porque la actual está sustentada sobre valores que fragmentan y excluyen.
— De acuerdo a un relevamiento del Ministerio de Salud, los jóvenes de entre 15 y 24 años son los que tienen más posibilidades de morir por causa de la violencia.
— Los jóvenes reproducen la sociedad que les dejamos los adultos. Yo los eximo de toda culpa y prefiero asumir la mía. Primero debemos cambiar los adultos para luego contener y regenerar ese cambio en los jóvenes. Debemos vencer el miedo a los otros, pero comenzar por superar los propios. No nos deben preocupar los actos de los malos, sino la indiferencia de los buenos.
— En esta fragmentación, ¿qué rol ocupa la política?
— Hay que recuperar el valor de la política. Hoy vivimos en una situación de anomia, donde las discusiones no tienen valor, donde el mal manejo de sectores de poder ha hecho todo lo posible para que la sociedad descrea en ella y se rehúse a participar. Esto genera que sólo se gobierne para un grupo reducido y que las decisiones que se tomen sólo beneficien a ese mismo sector que las promueve.
— ¿Le han ofrecido algún cargo político a partir de su aparición pública a partir de la muerte de Martín?
— He tenido algunas conversaciones y ofrecimientos de distintos sectores y fuerzas, pero hoy mi condición no me lo permite. Soy el papá de Martín y no quiero que se mezclen las prioridades. Aceptar un cargo hoy en día sería perder credibilidad en mi discurso. En este momento no existe esa posibilidad. Nadie quiere en su gobierno a alguien que diga lo que piensa. La política actual es una política marketinera, pasa por los medios de comunicación.
— ¿Cómo creen que juegan los medios de comunicación en este tipo de hechos?
— El rol de los medios en estos casos nos preocupa porque es indiscutible el peso que tienen para instalar una agenda de temas. Cuando Martín falleció hubo una gran movida mediática, pero poco a poco se fue desgastando y perdiendo la vigencia propia de lo que ya no es una primicia. La ausencia de los medios se suple con medios locales o que están fuera de las grandes corporaciones. Nuestra experiencia es que tanto las radios locales como los diarios de menor tirada multiplican la difusión del tema frente al achicamiento de los grandes medios.
— Mantuvo reuniones con el gobernador electo Daniel Scioli, antes de las elecciones.
— Le planteamos nuestra preocupación por la evolución de algunos ámbitos estatales con los cuales los familiares de víctimas tenemos un vínculo muy fluido. No estaba muy al tanto de las funciones de algunos de estos organismos. Tomó nota de nuestros pedidos y la sensación que nos quedó fue que se trató de una charla muy general, de esas que en plena campaña debe haber tenido centenares. Se verá, de aquí en adelante si está verdaderamente comprometido en solucionar el grave problema de la inseguridad en la provincia.
— ¿Cuál es su análisis sobre la inseguridad?
— La inseguridad es una cuestión social vista desde un enfoque económico o sociológico. El enfoque económico está ligado a la falta de garantías de la propiedad y el trabajo, y desde lo social a la defensa de la vida en sí misma; también tiene que ver con la mala distribución de la riqueza. Acceder a esta problemática solamente por la cuestión policial es sólo garantizar soluciones para los que más tienen, y dejar desprotegido al resto de la sociedad.
— ¿La “mano dura” solucionaría el problema de la inseguridad?
— Poner más policías en la calle no garantiza nada. Cuanta más represión ejerció el Estado, mayor ha sido su fracaso de integración social. Por otro lado, es una tontería bajar la edad de imputabilidad de los chicos. Esto y aumentar las penas lo único que generaría es un aumento del delito. Sin ir más lejos, los proyectos políticos que (Juan Carlos) Blumberg presentó sobre estos temas y que fueron aprobados por el Senado, no disminuyeron los delitos. Las leyes solas no cambian la realidad.
— ¿Que piensa de Blumberg?
— Ese hombre me da una profunda tristeza. Nuestras luchas son modelos antagónicos. Nunca le creí. Me quedé muy impactado con la gente que convocó en su primera marcha frente al Congreso, pero al ver qué clase de gente lo rodeaba, ahí entendí que su objetivo no tenía que ver con el nuestro. Y hoy, al verlo mezclar una desgracia tan fuerte con una candidatura política, me doy cuenta que ese no es el camino que quiero recorrer.

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CI-LS-AFD
AUNO-14-11-07

  • Producción de la cátedra Periodismo Gráfico 2

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