“Adolfo Martín Castilla no es un ladrón más. Policías, jueces y fiscales lo bautizaron ‘el ladrón agradecido’ porque no sólo daba las gracias a sus víctimas sino que les pedía perdón por las molestias ocasionadas durante los asaltos. A tal punto llegó la delicadeza y la corrección de Castilla, que el tribunal que lo condenó lo consideró un atenuante.” Esta es una de las historias de casos policiales publicadas en “No somos ángeles”, un relato de las anécdotas e historias jamás publicadas en los medios de comunicación escrito por los periodistas Florencia Etcheves, Mauro Szeta y Liliana Caruso, ex redactora de AUNO.
Son hechos que a pesar de haber quedado registrados en las libretas de anotaciones de esos tres periodistas, nunca fueron publicados. En esas “historias secretas al filo de la ley”, el texto no ahonda únicamente el backstage de varios casos policiales que fueron tapas de diarios, sino que además demuestra cómo es el ámbito en el que trabajan los periodistas. Y también deja al descubierto a los diferentes personajes que entraron en la escena, ya sean jueces, fiscales, policías o delincuentes.
“Se trata de mostrar todo lo humanamente existente detrás de cada caso, que son visceralmente humanos, sacados de expedientes o evidencias concretas y que contienen los defectos, las miserias y las virtudes de todo ser humano; por eso se llama ‘No somos ángeles’”, definió Caruso en diálogo con esta agencia.
En este sentido, añadió que “en esa muestra de la realidad, a pesar de todo lo gracioso o anecdótico, el libro tiene una vuelta: trata de mostrar las cosas como son; por ejemplo, la precariedad en la que se tienen que desempeñar los jueces y los fiscales que trabajan, a veces, en condiciones imposibles”.
Es una muestra de esto el caso del fiscal Diego Molina Pico, a cargo de la investigación por el asesinato de María Marta García Belsunce, que –tal como lo cuenta el libro— un día se encontró con el expediente del caso flotando en el agua debido a que se había roto un caño de la Fiscalía de San Isidro; o del juez Franco Fuimara, que en el Juzgado Criminal de Morón sufrió un accidente al desplomarse el techo.
El policial es un género que atrapa a la sociedad y “la gente siempre quiere saber algo más”, sobre todo cuando está presente ese “cóctel ideal” que llama la atención de las personas porque mezcla “el sexo, el poder y encima están involucrados personajes de la clase alta”, consideró la redactora de Clarín.
En la misma línea, estimó que su trabajo fue “llamativo” debido a que “muchas de las anécdotas (que contiene) son graciosas aunque sea un libro policial; las historias son como una montaña rusa emocional porque el lector puede pasar de lo trágico a la risa o a la reflexión”.
La cobertura de casos policiales ha crecido mucho en los últimos tiempos y pasó de ocupar una posición secundaria a una primaria en las noticias de cada día. A tal punto es importante, que los diarios separaron la sección Policiales de la de Información General, las agencias duplicaron sus despachos respecto a este tipo de noticias e incluso en televisión existen varios programas dedicados al género.
“El policial es netamente el periodismo de la calle; ese es el periodismo que hacemos. Las fuentes se hacen yendo a los lugares, visitando a los fiscales, y no levantando el teléfono y obteniendo la información fácilmente. Acá hay que ir a buscar la fuente, que no siempre es el policía o el fiscal, sino que a veces son los vecinos, los anónimos”, defendió Caruso.
De todos modos, cómo se desempeñan los periodistas dedicados a la crónica policial y cómo se relacionan con las fuentes son aspectos que no están explícitamente incluidos en el libro, pero que se deducen de las historias contadas.
El trabajo, que fue editado por Marea y salió a la venta a mediados de noviembre, tendrá su presentación oficial el miércoles 12 de diciembre a las 19:30 en el Centro Cultural Caras y Caretas, ubicado en Venezuela 370, de la Ciudad de Buenos Aires.
NS-AFD
AUNO-07-12-07
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