Escuelas sin comedor ni estufas

Suspendieron el servicio de gas en siete escuelas del distrito, tras una inspección general de realizada por Metrogas. La empresa arguyó “fallas graves” que justificaron los cortes, pero desde el Suteba denuncian una “movida” para desvirtuar una convocatoria gremial. Tres colegios recuperaron el servicio y los que restantes lo harían la próxima semana.

Durante esta semana, unas siete escuelas se quedaron sin gas a raíz de una decisión de la empresa distribuidora Metrogas, que interrumpió la provisión del servicio por “razones de seguridad”. Se trata de las escuelas primarias bàsica (EPB) 8, 14, 31, 33 y 41, el jardín de infantes 911 y la ESB 3, todas ellas de Esteban Echeverría.

Según figura en los registro técnicos de la firma, las desconexiones se efectuaron por “escapes y fallas en artefactos”, pero para el secretario general de la filial Echeverría-Ezeiza del Suteba, Daniel Lombardo, los problemas no son tan graves y se equiparan a los que podrían hallarse en cualquier otro colegio del distrito : “Entonces porqué no cortan en todas las escuelas”, ironizó.

AUNO transmitió esa pregunta al área de Comunicaciones de la concesionaria del servicio. Su coordinadora, Camila Amor, informó que las inspecciones y clausuras en edificios públicos son obligatorias según lo establece la resolución 3164, expedida en 2005 por el Ente Nacional Regulador del Gas (Energas), previa notificación a las autoridades del lugar.

A pesar de ello, desde el Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba) insisten en sus sospechan de que las medidas responden a una orden del gobierno provincial para desmantelar una movilización a la Dirección General de Escuelas prevista para la próxima semana. “¿Cómo podemos reclamar mejores condiciones laborales si los chicos están padeciendo frío en las aulas o no tienen clases por falta de calefacción?”, esgrimió.

Por su parte, el titular del Consejo Escolar, Pablo Montserrat, reconoció a esta agencia que existieron avisos previos sobre la necesidad de realizar algunas refacciones vinculadas a “fallas en las pruebas de hermeticidad (pérdidas) en cañerías y artefactos”, y que en la mayoría de los casos “el estado de las instalaciones no se ajustaban a la normativas de Metrogas porque no se realizaron las obras que requerían”.

Tras este reconocimiento, el funcionario afirmó que en tres de esas escuelas se restituyó el flujo de gas ayer y que en un plazo no mayor a “la semana próxima las cuatro restantes (el jardín y la 8, 41 y 7) también contarán con el insumo”. En tanto, las autoridades de esos centro educativos periféricos se debaten entre dos opciones: suspender las clases, como sucede en la primaria 41, o seguir con la ayuda de algunos vecinos, tal como ocurre en la 10, donde se instaló un tubo de gas para permitir que funcione una cocina. La solución llegó luego de que un grupo ex combatientes del barrio 9 de abril se ofrecieron a cocinar voluntariamente para los alumnos.

En diálogo con AUNO, la coordinadora de Comunicación Corporativa de Metrogas, Camila Amor, argumentó que “preferimos cortar el servicio antes que poner en peligro a los chicos”, al tiempo que desligó responsabilidades sobre la empresa a la hora de ofrecer una alternativa antes de llegar a la drástica medida. “Nosotros no podemos hacer nada porque desde la conexión de la calle en adelante es responsabilidad de un gasista matriculado”. Montserrat confirmó este procedimiento.

Por su parte, el gremialista aportó más elementos a la polémica: “En algunos establecimientos sacaron hasta los medidores, porque ha ocurrido que con las obras concluidas, la empresa se demora en enviar una cuadrilla para inspeccionar los trabajos de reparación entonces la reconexión se hace ‘de hecho’”, sostuvo Lombardo apelando a un eufemismo judicial.

Así, del conflicto emerge una problemática subyacente a las interrupciones mismas: la desarticulación que existe entre los actores de la comunidad educativa echeverriana, desgajada por un lado por los alumnos y maestros que empezaron las clases en edificios en condiciones inapropiadas; por el otro, por un Consejo Escolar que batalla por delegar obligaciones a la gestión anterior y promete respuestas que tardarán en llegar, mientras evidencia la carencia de procedimientos que garanticen una resolución ágil a inconvenientes de este tipo; y, finalmente, una empresa distribuidora de un servicio público esencial que trata a una escuela a la par de un cliente doméstico.

GD-AFD
AUNO-03-07-08
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