Washington Ediphio Cucurto es el seudónimo del escritor quilmeño de 35 años Santiago Vega. Se identifica como un “peronista de alma”. Y está al frente de la editorial “Eloísa Cartonera”, desde donde brinda trabajo a ex cartoneros. Utilizando una prosa voraz, Cucurto describe un mundo marginado por el establishment literario. Teniendo como trasfondo los barrios de Once, la Boca y Constitución, Vega describió historias en las que conviven la inmigración, las bailantas, la prostitución, el travestismo y los abortos clandestinos.
—¿Cómo se siente dentro de la literatura?
—Algunos me quieren y otros no. Sí, como que me tienen bronca.
—¿Por qué cree que genera bronca?
—Por lo que escribo, por lo que hago y por como soy. La estética de lo que hago llama un poco la atención, molesta tanto la temática como la manera en la que cuento las cosas.
—¿Será por mostrar el submundo marginal porteño?
—Por eso tanto no, sino más bien por la irreverencia con la que hablo del tema. Creo que es por cómo me comporto frente a la literatura, es como que genera molestias. Porque yo no soy un escritor serio y no creo en la literatura como todo el mundo cree. Para mí la literatura es algo menor, no me parece algo importante.
—¿Quiénes lo odian?
—Los que me odian son los que toman la literatura como algo valioso. Para mí, escribir poemas no me parece nada valioso ni importante. Es un entretenimiento como jugar a la pelota o bailar. La literatura es algo entre todo eso, pero no más importante. Además, que hablen bien o hablen mal no me interesa en realidad porque estoy de paso, no voy a estar toda la vida escribiendo ni haciendo esto; es una etapa de mi vida. Yo no siento amor por la literatura como dicen la mayoría de los escritores. Leo, me gusta leer. Leí mucho en una determinada etapa de mi vida. La literatura me gusta pero no la amo.
—¿Y cómo imagina su futuro?
—Me gustaría poner una casa comunitaria y hacer otro tipo de trabajo. Ni loco pienso estar toda la vida escribiendo. Me gustaría abocarme más a lo social, poder ver la manera de fundar un partido político, eso me interesa más, la acción social, eso es algo que aprendí trabajando en Eloísa y me di cuenta que se pueden hacer muchas cosas.
—¿Cómo cuáles?
—Todavía no sé bien, pero ese es mi sueño poner una casa y que crezca el proyecto. Que vengan mas compañeros a convivir y que hagamos muchas cosas con el barrio, eso me gustaría.
—¿Y no le gustaría ocupar un cargo en el Gobierno actual?
—No, porque no creo que se pueda mejorar nada desde este tipo de Gobierno, desde otros sí, pero desde este no porque es un gobierno antipopular.
—¿Cuál es su orientación política?
—Soy peronista
—¿Y considera que el gobierno de Cristina Kirchner es antipopular?
—Yo no estoy a favor de nada de lo que hace el Gobierno, no hace nada bien. ¿No viste que ahora hay inflación?
—¿Esa inflación no puede ser producida por factores externos al Gobierno?
— No, eso no existe, no hay factores externos al Gobierno. Un gobierno gobierna y punto. Si hay factores externos es porque el gobierno está haciendo algo mal y no sabe manejar, mantiene grupos disconformes.
Si no, cualquier grupo de poder podría hacer lo que quisiera.
—¿Hay algún dirigente al cual admire?
—A mí me gusta Evo Morales, aunque de la vida política boliviana realmente no sé nada. Pero hablando con el corazón debería decir que Evo es un ídolo. Es la primera en la historia que llegó al poder una persona del pueblo, un pastor de cabras. El poder y las empresas del Estado deben ser para el pueblo. Ojalá Evo pueda seguir generando empleo y protección hacia los que menos tienen.
—¿Cómo se define a sí mismo?
—No soy un escritor; escribo medio por inspiración, no soy un escritor que se pasa todo el día escribiendo, que se dedica a eso. Yo escribo porque me gusta, porque también me han dado bola con los libros y con los poemas.
—¿Cómo fue su ingreso al circuito literario?
—Empecé a publicar libros después que gané un concurso de poesía de Editorial Siesta. Y desde que empecé a publicar, a la gente le empezó a gustar y ahí me fui haciendo conocido y seguí escribiendo.
—¿Le creó algún dilema pasar a una multinacional como Emecé?
—No, porque si bien ahora edité “El curandero del amor” y “1810” en Emecé, yo ya vengo publicando desde hace mucho y muchos libros. Edité 15 libros antes de llegar a Emecé y además tengo un montón de novelas inéditas. Tengo una novela grande que se llama “Sexybondi”, tengo varias novelas cumbieras, tengo también inéditas una biografía de la cartonería y una novela sobre la farándula argentina.
—…Y dice que no escribe mucho.
—Escribí en una época, ahora no mucho. Pero antes sí escribía bastante.
—¿Cómo empezó a escribir?
—Empecé a escribir porque cuando era pibe. Escribir me relacionaba con gente que yo no conocía. Me daba un lugar en la vida, era alguien. Por eso escribía. Y hoy en día escribo con otra visión más social, más para generar cosas.
—¿Cuál es el fin de sus escritos?
—Entretener, supongo. Y también dar la mirada de uno sobre determinada realidad. La gente tiene la idea de que hay algo bueno y hay algo que es malo, y eso para mí no es ningún valor. Yo no manejo esos conceptos. A mí me puede gustar un escritor malo o bueno; nunca le di importancia a eso. La calidad se utiliza como una herramienta artística y discriminatoria, pero yo estoy como afuera de todo eso. De hecho mi obra juega con eso: es una literatura medio mala, algo que ni siquiera llega a ser literatura. Esa es la idea, la idea es no escribir bien.
—¿Se identifica con algún otro escritor?
—Mmmm… No. Me parece que no, por el tono y por los temas. Otros como Roberto Arlt o Jorge Asís tienen algo parecido. Pero ellos son como más intelectuales, tienen una mirada más seria. Creo que lo mío no es tanto así. No soy un intelectual escribiendo.
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AUNO-11-07-08
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- Producción para la materia Periodismo Gráfico 2.