En una experiencia inédita en el país, estudiantes de la carrera de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA junto al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y el Instituto Nacional de Educación Técnica (INET), están desarrollando un programa de construcción de elementos y equipos para mejorar la calidad de vida de las personas que tiene discapacidades motoras.
El programa fue lanzado a fines del 2007, y en la actualidad involucra a 200 escuelas de educación técnica de todo el país. Pero la experiencia no se limita a esos establecimientos ya que está abierta a cualquier colegio técnico que desee incorporarse.
Una de las particularidades de este programa es que vincula a distintos actores sociales con el fin de llegar al mayor número de personas posible, más allá de las dificultades que existen con respecto a los registros oficiales de discapacitados, entre otros inconvenientes.
“Lo que tenemos en marcha es el Programa Productivo Tecnológico y Social. Desde este programa se puede hacer desde un bastón para ciegos, una silla de ruedas o una silla postural, pasando por componentes de prótesis y ortesis. Lo que les damos a las escuelas son todos los planos, la descripción de cómo se arman los conjuntos con los elementos para armar los elementos con sus respectivos costos”, dijo a AUNO Leonardo Cruder, del Centro de Investigación y Desarrollo en Asistencias Tecnológicas para la Discapacidad del INTI, uno de los diseñadores industriales que forma parte del programa.
“La idea —continuó Cruder— es trabajar siempre con prescripción médica porque la idea es que la persona que necesite un bastón determinado tenga ése y no otro que no necesite.”
En el programa participan la Comisión Nacional de Discapacitados (Conadis), el INET, el Ministerio de Salud de la Nación y el INTI. “Nosotros estamos mandando cartas a los ministros de salud de las provincias para que se pueda hacer uso de este programa y la idea es bajarlo al terreno, es decir que cada municipio pueda encontrar una forma de satisfacer necesidades de las personas con necesidades especiales, en todo el territorio del país”, explicó el diseñador.
Una muestra de los elementos fabricados por este programa se pudo ver en la muestra Innovar 2008, celebrada en octubre último. Sobre los elementos presentados allí, Cruder explicó que “lo que presentamos salió muy bien porque lo que buscamos fue introducir este temática en la Universidad y dar elementos para posibles soluciones.”
Entre los dispositivos presentados figuran sillas de ruedas y bipedestadores (un equipo que permite mantener en pie a una persona) diseñados por estudiantes de la Facutad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA.
Según explicó Cruder, el programa funciona de la siguiente manera: “El INTI se encarga de articular la información técnica de los elementos e informar dónde se pueden conseguir las piezas, una vez que se detecta el problema o la necesidad”. En lo que tiene que ver con los recursos económicos, “las primeras cien escuelas que arrancaron con este programa tuvieron financiamiento del Ministerio de Educación, que transfirió una suma para hacer lo primeros prototipos que eran experimentales aunque son perfectamente usables”.
“Lo importante es que ahora la Conadis financia este programa sin límite, y lo hace a través de las cooperadoras de las escuelas”, enfatizó. “La Conadis puede financiar el programa con recursos provenientes del impuesto al cheque, el Programa Productivo Tecnológico y Social. El único límite es que una escuela no es una fábrica por lo que no se pueden hacer grandes cantidades de golpe, pero si se planifica todo sale bien “, puntualizó Cruder.
Entre los organismos que participan del programa se encuentran, además, el Consejo Federal de Discapacidad de la Nación, el Consejo Federal de Educación, Consejo Federal de Salud, el Consejo Federal de Educación Técnica, la Comisión de Discapacidad de la Cámara de Diputados y el Servicio Nacional de Rehabilitación.
Este programa está vinculado, hasta el momento, con 200 ONG, 200 municipios, 200 centros de salud y 200 escuelas técnicas, que son las encargadas de la coordinación del programa y de producir los elementos.
En el programa trabajan los integrantes del Centro de Tecnologías para la Discapacidad, que dirige Rafael Khoanoff e integran el especialista en medicina, física y rehabilitación, José Sibeira; el diseñador industrial Leonardo Cruder; el técnico protesista Daniel Suárez; el fabricante de dispositivos Alfredo Fernández, y los diseñadores industriales Juan Fisch y Emilio Bargo, quienes se ocupan de desarrollo de manuales. A ellos se suman los docentes de la FADU.
Para el año próximo está previsto que desde el INTI se invite a todas las universidades públicas o privadas que deseen incorporarse al proyecto.
La experiencia comenzó hace dos años, por iniciativa de Kohanof. cualquier escuela técnica que quiera unirse a este proyecto puede hacerlo mandando un correo a escuelastecnicas@inti.gov.ar.
En cuanto a los elementos que se importan para el uso de personas con discapacidad, Cruder explicó que “en el país no hay normas para el ingreso de sillas de ruedas, por ejemplo, entonces en el INTI hicimos un banco de pruebas para testear las que se importan y la idea es que estas pruebas sean obligatorias en el futuro”.
AUNO 27-11-08 MS/EV