Villa Fiorito rinde culto a El Pelusa

La casa en donde vivió su infancia Diego Armando Maradona se transformó desde el miércoles en un altar urbano tras conocerse su muerte. Pintadas, anécdotas y llantos dibujan un escenario inédito en ese rincón lomense.

Azamor 523 en Villa Fiorito multiplicó el miércoles pasado la mística que reunía desde hace 60 años. La primera casa de Diego Maradona, el astro del fútbol que falleció a poco más de tres semanas de su cumpleaños, fue uno de los primeros puntos de encuentro tras confirmarse su deceso en Tigre.

-Elvira, me dijeron que usted era la vecina de Maradona.

-Acá todos somos vecinos de Maradona.

El fragmento de una entrevista de TN se volvió viral en redes sociales en cuestión de segundos mientras que en la cuna del reinado terrenal de El Diez, escaleras improvisadas, tachos de pintura y el asfalto mentiroso hecho de polvo de potrero pincelaban el recupero emprendido por los vecinos de ‘El Pelusa’, como se lo apodó en su Fiorito natal.

“La casa hace años que no es de los Maradona. Cuando Diego la empezó a pegar con el fútbol y la rompía en las inferiores de Argentinos, a Doña Tota la empezó a ayudar una vecina del barrio con la limpieza y el mantenimiento. Cuando al pibe le regalan la casa de Paternal, la madre le regaló esta casa a la vecina llamada María Gaitán. Ahí vive ahora su familia”, explicó un vecino al sitio Infobae.

Más allá del tecnicismo por si Maradona, la Tota, Don Diego o incluso en la necesidad de escarbar en algún nexo directo con el Diez, vecinos autoconvocados se dieron cita en el inmueble de dos piezas, un baño y una cocina testigo de las hambrunas del hombre que años más tarde alimentaría la saciedad de terruño.

Diego Maradona, frente a su casa natal en Fiorito.

La verja de alambrado rectangular poco sirvió en su función y la fachada azulada con revoque desmejorado fue cubierta por un retrato de Diego Armando Maradona, con unos rayos del sol asomando por detrás al mejor estilo de propaganda soviética.

El primer domicilio del capitán de la Selección campeona de 1986, y quien inmortalizó frases como «Yo crecí en un barrio privado de Buenos Aires: privado de luz, de agua, de teléfono…», fue declarado a los pocos días como Patrimonio Cultural por el Concejo Deliberante de Lomas de Zamora. 

«Hace muchos años, él volvía a esta misma casa y organizaba un festival por el Día del Niño. Les regalaba juguetes a todos. Él nos enseñó que no hace falta vivir en una mansión para salir adelante», rememoró Mariana, vecina de 15 años al portal RT.

«Fiorito», en una tipografía lisa y en mayúscula, se hace paso desde el mediodía del 25 de noviembre en un carnet de identidad intrasferible.

«La Casa de D10s», aquél que el uruguayo Eduardo Galeano resumió en su fragmento como «sucio, pecador, el más humano de todos», resignificó a su ídolo entre llantos y congoja.

Lejos de asumir una posible cotización monetaria, toda teoría comunicacional queda pobre entre la riqueza simbólica que encarnan ahora un par de sillas plásticas rotas, un carro en pausa y unas lonas que intentan simular una armonía en medio de lo que desde hace poco más de una semana es la dicha de «El Pelusa», el nuevo «Gólgota» para la Fiorito maradoneana.

«Vinimos porque estos días nos movilizó mucho lo que pasó y te remueve la historia de cada uno», confesó Gerardo, un joven treintañero del barrio San José de Temperley quien visitó el ahora altar a su ídolo de la infancia y al que aseguró «haber defendido siempre que lo criticaban».

«Ahora el mito se agranda más: fue un mito viviente, ahora es un mito para todo el mundo», enfatizó en diálogo con Auno.

Flores un tanto marchitas por el pasar de los días denotan la nueva profecía que se inauguró con la muerte de Maradona, y cuales testigos del mito viviente, muchos se reencuentran con su pasado en el barrio lomense.

«Yo soy de Lanús pero siempre que jugaba en las canchas de barro veníamos a verlo con mi marido que trabajaba en un carro», rememoró María luego de apoyar la camiseta del Xeneixe que pertenecía a su pareja fallecida y que sólo El Diez pudo torcer con la suerte de la casaca.

«La camiseta de Boca era de mi marido que falleció y la llevó toda la vida en el carro. Ahora la dejamos de recuerdo a Diego después de decidirlo entre las hijas y yo. No queríamos dársela a nadie, pero se la trajimos a Diego», apuntó.

Diego Maradona, representante de oro ante el mundo

«Que Diego Maradona, representante de oro ante el mundo, eterno comprometido con los valores populares, siempre ha dado su apoyo a las causas de los pueblos, y nos enorgullese», afirma la ordenanza por la cual el Consejo Deliberante lomense aprobó, de manera unánime, plantar bandera sobre el tema.

De esta manera, el domicilio de Villa Fiorito adquiere el carácter de Patrimonio Cultural para así «preservar y cumplir con la tarea de rescate de nuestro pasado histórico y de las obras que nuestros antecesores han dejado a través del tiempo».

Tres páginas organizadas en modo de prosa de cantos de cancha y el sello impregnado con el relato del gol a los ingleses que supo construir Víctor Hugo Morales gracias a la zurda del Diez, bendijo el punto más maradoneano de Lomas de Zamora y que aún despide a su hijo pródigo; a su «Pelusa».

AUNO-2-12-20
EM-SAM

Dejar una respuesta