Lomas de Zamora, agosto 1º (AUNO).- Una urbanidad avasallante y un “micromundo en equilibrio que trabaja sin cesar para compensar los desastres del hombre”. Personas que viven como pueden a la vera de una laguna y personas que intentan convertir el espejo de agua en un negocio inmobiliario. Esos contrastes, en el marco de la Laguna de Rocha, serán el núcleo del documental “La laguna”, un film que retratará un año en el devenir del último pulmón del Conurbano.
La película ya entró en su etapa de edición y su director, Víctor Bailo, señaló a esta agencia que el humedal “es escenario de conflictos y espejo de un país con un montón de deudas: además de la belleza paisajística se verán intereses políticos, económicos y participación ciudadana”.
“Es una mirada cinematográfica sobre Laguna de Rocha, de la relación entre el territorio, que es muy representativo de la geografía pampeana, y las acciones del hombre y sus conflictos sociales”, definió el cineasta.
En este sentido, Bailo se caracterizó como “un tipo del sur del Conurbano, donde el campo se intercala con la ciudad y se mezclan ambientalistas con cazadores y asentamientos con barrios privados”.
Otro factor de interés para el realizador fue que “el documental en la Argentina está atado al pasado”. “Más allá de que la laguna está relacionada con hitos históricos como el Hogar Escuela y transradio”, Bailo estaba “deseoso de trabajar con algo con presente y futuro, como Laguna de Rocha”.
“Era prejuicioso sobre el carácter humanitario del ecologismo, pero la realidad siempre voltea los prejuicios y me encontré con grupos ambientalistas que están siempre en contacto con los barrios y tienen una mirada muy compresiva”, destacó sobre su labor conjunta con el Colectivo Ecológico Laguna de Rocha durante la filmación.
El equipo a cargo de la realización se completó con Daniel Stefanello como asistente de dirección y fotografía, Flavio Castanela como ayudante de cámara, Marco Bailo en sonido y Nahuel Bailo como responsable de la música original.
Aparte del trabajo de campo y la post producción, el director remarcó un aspecto más sutil del trabajo en el humedal: “Los documentalistas metropolitanos estamos más preparados para lo urbano que para los detalles de la naturaleza. Para filmar un ave podés estar toda la mañana y no conseguirlo. La laguna te hace entrar en otro ritmo de trabajo y tener otra mirada. Empezás a ver lo invisible y lo que era un pantano pasa a ser un micromundo en equilibrio, que trabaja sin cesar para compensar los desastres que hacemos”.
La ideal del equipo es, en unas semanas, montar un pre-estreno de “La laguna” en el barrio 9 de Enero, lindero al espejo de agua, y luego proyectar la película en los espacios del INCAA.
AUNO-01-08-2014
JJR-MDY