Una historia que parece repetirse

La separación de Cristian García del plantel que conduce Sebastián Méndez, por la dilación en las negociaciones para renovar su contrato está lejos de ser una situación novedosa en la vida de la institución, y todo parece indicar que este caso puede marcar una nueva tendencia en el fútbol argentino.

Lomas de Zamora, abril 6 (AUNO).- La separación del plantel profesional del delantero Cristian García, que todavía no llegó a un acuerdo para renovar su contrato que vencerá en junio próximo, convulsionó la vida política del club del Sur del Gran Buenos Aires.

En el fútbol argentino, son cada vez más los jugadores que tienen problemas a la hora de negociar la extensión del vínculo que los une a las instituciones en las que juegan, y como consecuencia de sus pretensiones económicas, muy diferentes a la idea de inversión que manejan los dirigentes, resultan marginados.

Banfield protagonizó en los últimos tiempos varias negociaciones conflictivas. Si bien cada situación tiene sus diferencias, el tema de fondo siempre es el mismo: las exigencias de los profesionales en pos de obtener un mejor contrato.

Y en los últimos tiempos hubo dos casos testigos en Banfield. Primero, la polémica salida del entrenador Julio César Falcioni, que tenía un contrato firmado con el club. Luego, las duras tratativas con Walter Erviti, que desembocaron en el alejamiento del jugador de la institución, que rescindió un contrato de cuatro años.

Hoy, la situación es diferente pero el problema parece ser el mismo. En junio finaliza el pacto que liga a García con la entidad. Si no se llega a un acuerdo, el delantero quedará en libertad de acción y podrá disponer libremente de sus derechos federativos.

Con la intención de lograr una prórroga laboral, el club negoció con el jugador desde mediados del año pasado, según comentó el presidente Carlos Portell.

“Comenzamos las gestiones y no pudimos avanzar en nada, así que la comisión directiva tomó la determinación de decirle al cuerpo técnico que Cristian (García) practicara con el equipo alternativo”, relató el mandamás, que si bien no habló de números concretos, dejó claro que lo reclamado por el “Ruso” es una suma “altísima”.

“Pidió un 25 por ciento menos de lo que percibía Erviti, que era el sueldo más alto que pagábamos hasta que lo vendimos a Boca”, explicó el presidente.

No obstante, Portell aclaró que la situación se puede resolver “rápidamente”, si García, junto con su representante, Alberto Lavalle, basan sus pretensiones en “cifras lógicas”.

Por su parte, el jugador mendocino desmintió la versión del presidente y manifestó su tristeza por la situación que le toca vivir en la actualidad.

“Lo que pedimos es lo que yo creo que me merezco”, sostuvo el delantero, que llegó hace nueve años a Banfield, donde realizó una prometedora carrera en las divisiones inferiores.

“Hace un año, pedimos con mi representante un monto de dinero, hoy me toca jugar de titular, hacer goles y sigo pidiendo lo mismo. Sin embargo, los dirigentes no quieren llegar a un acuerdo”, relató.

Pese a que Portell manifestó que la situación se puede subsanar en favor de la continuidad del joven artillero, todo parece indicar que si no modifica su postura, el “Ruso” dejará de vestir la casaca verde y blanca al finalizar el torneo.

En este escenario, García se considera “desvalorizado”, pues se encuentra marginado del plantel profesional y entrena con la Reserva.

“Vuelvo a sentir la mismo que sentía durante el primer año que vine a Banfield, cuando casi tengo que volverme porque el club no me conseguía un lugar donde quedarme”, recordó.

En el medio, un cuerpo técnico ubicado en una posición incomoda, obligado a obedecer la decisión de la comisión directiva que lo obliga a prescindir al autor de los últimos tres goles de Banfield en el Clausura.

Es la manera que encontró la dirigencia de la entidad para forzar un acuerdo. ¿Se trata de un castigo?, ¿Es una forma de cuidar los intereses de la institución? Son los interrogantes que plantea este caso.

El tiempo dirá si esta situación establece un precedente en lo que se refiere a futuras negociaciones. Lo cierto es que los conflictos entre los futbolistas y los dirigentes de la institución son cada vez más frecuentes, y al final, ambas partes parecen terminar perjudicadas.

En un fútbol en el que los jóvenes talentos emigran cada vez más temprano, y donde se obliga a los clubes a firmar contratos con chicos de 15 años, es complicado pensar que no se repitan más casos como el García.

AUNO-06-04-11
FT-LDC

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