La Coordinadora Regional de Espacios Culturales Independientes de Autogestión (Crecida) nació en diciembre del año pasado. En febrero pudo concretar su primera acción en conjunto: un convocante corso en una plaza de Adrogué. La red nuclea a Gallo Rojo (Temperley), Casa Fuentealba (Llavallol), Casa Agustín Tosco (Lanús), La toma (Lomas de Zamora), y al Galpón y la sede cultural del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), de Claypole. Propone “una articulación entre espacios político-culturales de la zona sur del conurbano”, define Gustavo Valenzano, uno de los delegados que participan, del FOL.
Valenzano repite la palabra “búsqueda” y tal vez sea por el corto tiempo que lleva Crecida en el ruedo. La idea es que los centros funcionen como “nodos de distribución” de diferentes productos elaborados autogestivamente. La primera de las búsquedas fue “estar un poco más cerca o conectados y tener un poco más de fuerza”. Durante el corso de febrero, no sólo fue público a disfrutar de las diferentes actividades de la tarde, sino también otros espacios que se acercaron para sumarse.
El delegado considera que “el contexto tuvo mucho que ver” para la formación del colectivo. Hubo una necesidad de “estar en contacto para la autodefensa”, cuando “las fuerzas de seguridad bajo el Gobierno avanzaron sobre varios espacios culturales y centros políticos”.
Respecto a la falta o insuficiencia de ordenanzas para centros culturales, sostiene que todavía no se busca una lucha unificada. “No nos pusimos todavía a tratar de correr al Estado, porque la búsqueda es por otro lado”, reflexiona. Además destaca que al ser diversos, los diferentes espacios “vienen de una historia distinta con caminos diferentes”.
“Los gobiernos no quieren que florezcan estos espacios con estas líneas políticas de izquierda, antisistémicas”, advierte, por eso es que considera que no va a haber una legislación que beneficie a los nuevos focos culturales que ya están hace un tiempo o en proceso de formación.
El delegado recuerda que formó parte de grupos como Crecida anteriormente, que la idea no es nueva, pero que “duraban muy poco”. Frente a este proyecto, su mirada es esperanzadora porque “políticamente es más a largo plazo”.
“En los noventa cuando aparecían centritos o sucuchos duraban muy poco” porque no tenían una línea política bien definida, sentencia al recordar aquellos años de la primera ola neoliberal en el país.
Recién luego de la debacle económica y social de 2001 y pasada la tragedia de Cromañón, que generó la necesidad de nuevos espacios, cambió esta manera de construir lugares que se manejan por fuera de las normas municipales y a favor de los movimientos artísticos emergentes.
Una de las razones por las que Crecida se plantea de manera diferente es porque no se piensa al público como un actor aparte del artista. Todo lo contrario: se lo piensa en conjunto porque quien se encuentra en el escenario es “compañero de militancia durante la semana”. “El compañero que milita en el Tosco, después va a una fiesta en el Gallo Rojo”, asegura Valenzano. De esa manera se cruzan constantemente en las movidas que se organizan porque los espacios son “primos-hermanos”.
AUNO-28-06-2018
AEB-MDY