Historia de un crimen político

El asesinato de Ferreyra desentramó la estructura mafiosa de un sector de la burocracia sindical y tuvo una repercusión social y cultural inesperada.

Marina Pandolfi

Lomas de Zamora, abril 20 (AUNO).- El 20 de octubre de 2010, un grupo de trabajadores tercerizados del ferrocarril Roca decidió hacer un corte de vías para reclamar su pase a planta permanente y mejoras salariales; cobraban hasta un tercio de los salarios que recibían los empleados en blanco. En solidaridad con los trabajadores, el Partido Obrero se unió a la protesta, que consistía en ir en “caravana” por las vías del ferrocarril hasta Constitución.

Durante el trayecto, en la estación Irigoyen, de Barracas, los manifestantes fueron intimidados por una “patota” de la Unión Ferroviaria integrada, en parte, por barrabravas de Racing y Defensa y Justicia. Primero fueron atacados a pedradas hasta que, en medio de la emboscada, un hombre identificado a la postre como Cristian Favale, sacó un pistola calibre 38 y disparó a mansalva.

Entre los heridos se encontraron los manifestantes Elsa Rodríguez, Nelson Aguirre y Ariel Pintos, pero Mariano Ferreyra, de 23 años, recibió una balazo en la zona media y murió en brazos de uno de sus compañeros mientras iba camino al hospital.

Al día siguiente, el PO organizó una marcha hasta Constitución en repudio del asesinato, y fue acompañado por decenas de organizaciones políticas y sociales.

Dos días después, Pablo Díaz, el afiliado de la UF que coordinó el ataque, fue detenido, mientras que Cristian Favale se entregó a la policía al día siguiente.

Pedraza, en cambio, fue detenido en febrero de 2011 en su departamento de Puerto Madero, en el que también se hallaron cinco permisos que lo habilitaban para la tenencia de armas. Desde ese entonces, Pedraza aguardó la llegada del juicio oral en la cárcel de Ezeiza, a pesar de que había intentado salir en numerosas ocasiones, ya sea por alteración de pruebas o coimas a la justicia, según consta en una causa paralela que tramita la Justicia.

El asesinato de Ferreyra desentramó la estructura mafiosa de un sector de la burocracia sindical y tuvo una repercusión social y cultural inesperada: desde murales y festivales solidaridarios hasta el astro del Barcelona Lionel Messi vistiendo una camiseta con el nombre de Mariano estampado. También el cantante de Calle 13, René Pérez, pidió “justicia por Mariano” durante la ceremonia de los Grammy 2011.

El hermano de Mariano, Pablo Ferreyra, en una entrevista con AUNO consideró que eso fue “un respaldo enorme”. En su criterio “hay un montón de iniciativas artísticas que salen del ‘ghetto’ de la izquierda. Las propuestas pueden salir del PO, pero siempre termina adhiriendo un montón de gente que no necesariamente adhiere a la línea ideológica del partido”.

“Entonces, lo de Mariano ha trascendido toda barrera ideológica. Los primeros días, cuando ni mi familia ni yo podíamos ser una voz, fue buena suerte que Mariano haya militado en un partido que visibilizó rápidamente lo que pasó e impuso una lectura al hablar de ‘enfretamiento’ y no de ‘ataque’. También visibilizaron algo genial: se rescató el costado militante y humano de Mariano”, relató.

Tras casi ocho meses exactos de juicio, el proceso llegó ayer a su fin. El Tribunal Oral en lo Criminal 21 condenó a 15 años José Pedraza, por haber actuado en “concurso ideal con el delito de homicidio en grado de tentativa en calidad de partícipes necesarios”.

Su segundo en el gremio, Juan Carlos Fernández, recibió una pena similar. Por su parte, Favale y el “Payaso” Sánchez se le dictaron penas de 18 años bajo el cargo de “coautores del homicidio”; es decir que fueron los tiradores. El delegado Pablo Díaz recibió la misma pena pero como partícipe necesario.

El resto de la patota, Jorge Daniel González y Francisco Pipitó fueron condenados a 11 años y Claudio Alcorcel a 8. También, el comisario de la Policía Federal Hugo Ernesto Lompizano, responsable del operativo de seguridad, fue condenado a dos años de prisión al igual que los agentes Luis Alberto Echevarría y Ezequiel Conti.

Los demás policías fueron acusados por “incumplimiento de deber del funcionario público” y “abandono de persona”, por lo que Luis Osvaldo Mansilla y Jorge Raúl Ferreyra recibieron una pena de 10 años de prisión. En tanto, el agente David Villalba deberá pagar una multa de 250 mil pesos, mientras que Rolando César Garay, Guillermo Uño y Juan Carlos Pérez fueron absueltos.

MP-AFD
AUNO-21-04-12

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