Lomas de Zamora, abril 4 (AUNO).- Acompañados por organizaciones sociales y políticas, familiares de una joven asesinada en marzo pasado marcharon por el centro de Almirante Brown para exigir “justicia” y que se condene a la pareja de la víctima, Fernando Oriolo, quien había sido denunciado en reiteradas ocasiones por violencia de género.
“Por favor vení que Estefanía se cayó de la bañera”, le dijo Oriolo en el teléfono a Ariel, familiar de la joven y que vive en la casa contigua. Cuando Ariel llegó, se encontró con un escenario que no coincidía con el que le había descripto, ya que Estefanía estaba en el piso y casi inconsciente. “Eso no fue una caída accidental porque había mucha sangre en todos lados, la golpeó mucho hasta desmayarla”, contó a AUNO.
Eran las cuatro de la mañana del 12 de marzo cuando Ariel recibió ese llamado. “Yo sabía que ella le daba de comer a los chicos y luego se acostaban a dormir. ¿Quién se va a bañar a las cuatro de la mañana?”. Ariel decidió llevarla al hospital y obligó a Oriolo a que fuera con él porque “sabía, indirectamente, que él había tenido algo que ver”. La joven fue internada esa misma noche, pero tras una agonía de siete días murió una semana después.
Estefanía tenía cuatro hijos, era ayudante de cocina en el jardín 940 de Adrogué. Dos días antes del incidente, había cumplido 30 años. Ella y Oriolo habían estado en pareja durante 12 años y en enero de este año decidió denunciarlo por violencia de género en la Comisaría de la Mujer de Temperley.
Su madre, Lidia Díaz, mientras sostenía fuertemente un cartel con una de las últimas fotos de su hija, contó que Estefanía “hacía tiempo se quería separar. La acompañé a hacer todas las denuncias a la Comisaría, salvo la última que fue el 10 de marzo, día de su cumpleaños, donde hubo una audiencia en que el juez le dictaminó a Oriolo la exclusión del hogar”.
“Ni el día de su cumpleaños pudo disfrutar. El tipo la volvió loca. La llamaba todo el tiempo”, lamentó Ariel. La noche del 11 de marzo, añadió, Estefanía hizo lo de siempre: cenó con sus cuatro hijos, los acostó y se fue a dormir para ir a trabajar al día siguiente.
Hacía dos días que Oriolo había dejado la casa por orden judicial y tenía, además, una restricción perimetral. Sin embargo, a la madrugada “entró a hurtadillas por la ventana, desnudó y violó a Estefanía, y la golpeó hasta dejarla inconsciente”, acorde al testimonio a Ariel. Además, “intentó ocultar las evidencias para luego llamarme: escondió ropa de ella en el lavarropas, quemó otro tanto y también alguna ropa de los chicos”, añadió.
La causa iniciada por la familia de Estefanía está en la Unidad Fiscal de Instrucción 6 de los Tribunales de Lomas de Zamora. “La fiscal está llevando todo muy bien. No queremos que (el crimen) quede impune”, sentenció Lidia. En esta etapa de instrucción, que es la recolección de pruebas y evidencias, el paso que sigue es la declaración los hijos de Estefanía en Cámara Gesell, que es una habitación especialmente diseñada para la declaración testimonial de niños y niñas con un vidrio polarizado que separa ambos espacios para que puedan observarse desde el otro lado. Una vez que declaren, sus testimonios serán incorporados a la causa.
El viernes, un cordón policial custodiaba el Palacio Municipal. No dejaron ingresar a nadie ni concedieron una audiencia a la madre de Estefanía, sino que le ofrecieron hablar allí afuera con el subsecretario de Seguridad del municipio, a lo que la familia Díaz se negó. “Dale Giustozzi, salí a dar la cara, ¿de qué tenés miedo?” gritaban las militantes de ATE y Las Rojas, que acompañaron a la familia.
“Lo sabía/ lo sabía/ que a los femicidas/ los cuida la policía”, coreaban todos juntos. Porque al pedido de justicia por Estefanía se sumaron otros, como el de aparición con vida de Mariana Llamazare, de 17 años, a quien vieron por última vez en Claypole el 10 de marzo pasado. Se sospecha que fue secuestrada por una red de trata de personas.
También el caso de Milagros González, otra joven que fue raptada por una red de trata. Estuvo quince días secuestrada y pudo escapar, pero hoy se encuentra internada en un neuropsiquiátrico, lejos y aislada de la realidad.
Según el último informe de estadísticas sobre violencia de género de la ONG La Casa del Encuentro, en 2013 se registraron 295 femicidios, lo que quiere decir que cada 35 horas aproximadamente, una mujer resulta víctima fatal de una situación de violencia.
A plena luz del mediodía y sobre la calle, militantes de Las Rojas y ATE Brown seguían de pie frente a la Municipalidad. Cantando, coreando y acompañando a la familia Díaz en su espera de ser atendidos por alguna autoridad de la comuna, hasta que, en un momento, todos los bocinazos se dejaron de escuchar, porque el grito de pedido de justicia fue más fuerte.
MP-AFD
AUNO-08-04-14