Teatro villero

Un grupo de actores de la Villa 31 de Retiro interpretan el clásico Romeo y Julieta en una versión donde exponen su problemática social. La obra se presenta en el Centro Cultural Konex y forma parte del programa Arte Comunitario, un espacio en el que grupos barriales desarrollan actividades artísticas a partir de su realidad cotidiana

Por Sebastián Ochoa

(AUNO-TERCER SECTOR*) Pelucas y vestidos ampulosos cedieron a las zapatillas, gorras y remeras desgastadas por el uso. Los códigos de la moral isabelina se retocaron apenas para dar paso a los modos de vivir y de morir que rigen en la villa 31 de Retiro, un lugar como tantos lugares en los que transcurre desde hace más de 400 años la tragedia de Romeo y Julieta, de William Shakespeare.
Con la mitad del elenco reclutado en la avenida Corrientes, “Romeo y Julieta, La Villa” es una adaptación del clásico de Shakespeare transportado a la escenogragía y a los códigos villeros que se presenta en el Centro Cultural Konex del Abasto.
La obra cuenta con un Tibaldo interpretado por Alejandro Sosa, al que el director conoció cuidando autos y abriendo puertas de taxis; un Pedro caracterizado por Fabián Escudero, al que encontró pidiendo monedas; y un Mercuccio en la piel de Víctor Aramayo, que vive en la calle y vende la revista Hecho en Buenos Aires.
El creador del proyecto interpreta a Romeo y dirige la obra es Gabriel Morales Lema, un actor que se internó en la Villa 31 para convocar a quienes quisieran actuar. Con todo, cuenta que el trabajo “está sujeto a realidades particulares, como el hecho de que los actores no tengan para el colectivo, o que desaparezcan porque los retienen en una comisaría por no andar con los documentos encima”.
Los laúdes fueron reemplazados por los compases de la cumbia villera. En escena, los únicos actores profesionales son Morales Lema y Luciana Ulrich, en el papel de Julieta. La versión villera del clásico relata “situaciones muy próximas, cosas que les pasan a chicos de su edad”: un partido de fútbol devenido en batalla campal, drogas, ajustes de cuentas y una muerte fácil entre otras que empuja a Romeo a un exilio en Rosario en vez de Mantúa porque lo busca “la yuta”.
Morales Lema destaca que la obra “es un proyecto artístico, no social”, porque “la vida de los actores continúa de la misma manera. Hay problemáticas que persisten más allá de enseñarles un principio de oficio”. Y precisa: “lo que les dio la obra no es económico. Se trata de valores que los van a ayudar, se trata de tomar responsabilidades, trabajar en grupo, ser solidarios”.
El director cuenta que desde el elenco expresan que la obra les cambió la vida. “Es que entrar a un proyecto de este tipo te abre la cabeza a otro mundo”, y describe que para ellos la actuación es “su comida, su pan, su enfermedad”.

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Cómo comunicarse:
Proyecto Cooperativo Teatral
romjulvilla@yahoo.com.ar
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*Agencia Universitaria de Noticias y Opinión
Revista Tercer Sector

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