“Si llevamos adelante políticas públicas en todos los niveles educativos disminuirán los femicidios”

La docente y militante Laura González Velasco cuestiona la falta de acción desde el Estado para que se implemente a pleno la Ley Nacional de Educación Sexual Integral (ESI), una herramienta clave para luchar por la igualdad de derechos y contra la violencia de género.

Martina Jaureguy

Lomas de Zamora, junio 1 (AUNO).- Hay que dejar atrás la lluvia fría y los controles de seguridad, los pasillos largos y laberínticos. La oficina, una de tantas dentro del anexo del Congreso Nacional, ofrece refugio de un clima con pronóstico de invierno: mates amargos, tentempiés tucumanos y una charla con perspectiva de género.

Laura González Velasco es una mujer que hace de todo: licenciada en Letras, maestra primaria, educadora popular con Barrios de Pie, referente de Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá), integrante del Consejo Económico y Social de la ciudad de Buenos Aires y del Parlamento de Mujeres, parte del Movimiento Libres del Sur y feminista hasta la médula. En síntesis: el compromiso social no deja mucho lugar para el descanso.

A Velasco le gustan las cifras. Tal vez sea porque permiten visualizar fácilmente la realidad: según una encuesta que realizó en la Ciudad de Buenos Aires el año pasado, cuando la Ley Nacional de Educación Sexual Integral (ESI) sopló su décima velita, el 82 por ciento de los jóvenes porteños no recibió nunca contenido de prevención de la violencia hacia las mujeres; el 59 por ciento no trabajó sobre la igualdad de derechos entre varones y mujeres; el 78 por ciento no vio contenidos de respeto a la diversidad sexual; el 89 por ciento no tuvo prevención de abuso y acoso. El 31 por ciento nunca recibió ESI. En promedio, en la Ciudad sólo se dan 2 horas de ESI por año. Sí, por año.

alt_text

Basta de números. ¿Qué significa esta maraña de porcentajes? En pocas palabras, que una ley que plantea el abordaje integral de la sexualidad se está aplicando de manera “sesgada” y desde una “mirada biologicista” basada en la reproducción.

“Esto es un problema”

-Los resultados de la encuesta ya los esperábamos, porque sabemos del déficit en la educación respecto de la ESI. El Ministerio de Educación de la Nación elaboró materiales muy buenos y se hicieron capacitaciones, pero el presupuesto que se destinó a la implementación de la ley fue limitado y hoy estamos en peores condiciones porque se están desmantelando estos programas. Si no hay presupuesto para materiales y capacitaciones y un direccionamiento como política pública desde los ministerios, es muy difícil que en la escuela se lleve adelante. Hay docentes comprometidos que lo hacen, pero no se convierte en un proyecto pedagógico en las escuelas. Tiene que haber una direccionalidad, capacitación, materiales; tiene que haber una línea pedagógica que oriente y estimule para trabajar con los chicos y chicas, con las familias. Hay mucha desorientación.

-¿Qué le modificarías a la ley actual de ESI para que pueda tener un mayor enfoque de género?

-Si uno ve lo que es la ley y el Programa Nacional de ESI hay muchos contenidos que permiten un abanico de posibilidades en relación con la mirada feminista. Pero me parece que tiene que ser algo mucho más abarcativo: si algo modificaría yo, no es en particular la ley de ESl, sino la Ley de Educación 26.206. Porque la mirada feminista debería atravesar cada una de las materias que nosotros podemos abordar en los distintos niveles educativos. Me parece que con lo que es ESI el problema lo tenemos más hacia abajo, hacia los ministerios de Educación provinciales. Hoy no existe un direccionamiento nacional hacia las provincias. Cada una hace lo que quiere y le parece. El problema lo tenemos planteado no tanto con la necesidad de reformar la ley sino de ver cómo las distintas provincias, en sus leyes de educación, incorporan la ESI, cómo adhieren a la Ley Nacional, y cómo incluyen las currículas, los materiales y las capacitaciones docentes. Hoy el problema lo tenemos más en la aplicación en las provincias.

-¿Creés que debería haber un mayor control de lo que se está enseñando?

-Sí, creo que debería haber un mayor direccionamiento y monitoreo. Que se direccione como política pública, con presupuesto, con capacitaciones, y que se monitoree. Digo, estamos hablando de cumplir con una ley nacional. Hoy la situación que tenemos es muy compleja: yo tengo una mirada crítica respecto de que se podría haber hecho más en el período anterior, pero hoy estamos en una situación todavía más complicada porque vamos caminando para atrás. Están desandando inclusive algunas de las cosas que se hicieron.

Todo a pulmón

Otra vez aparecen las cifras. En la Feria del Libro, Velasco presentó los datos del Registro Nacional de Femicidios. Muchos docentes se acercaron al stand del Consejo Económico y Social y MuMaLá para informarse: “Nosotros quisiéramos formarnos para trabajar la prevención del embarazo adolescente en el secundario, la prevención de violencia en el noviazgo y un montón de cosas más, pero no tenemos las herramientas”. La necesidad de los educadores por formarse y enseñar sobre ESI en las aulas aumenta cada vez más, al mismo tiempo que el presupuesto y el compromiso por parte del Estado cae en picada. Y, a pesar de que las organizaciones sociales intentan compensar esas faltas, nunca es suficiente.

-Con MuMaLá integramos el Frente Popular por la ESI, que se formó a fines del año pasado, desde donde organizamos jornadas para tratar el tema con docentes. Son espacios que estamos empujando muy desde abajo porque realmente aparece cada vez más una demanda social por encontrar herramientas para resolver la problemática. Pero viene a contramano de las políticas públicas.

¿Ves que hay una ausencia de políticas públicas y una falta de acción desde el Estado para educar sobre sexualidad y violencia de género? Parece que todo lo que se hace es a pulmón, desde su propia iniciativa.

-Totalmente. Desde las organizaciones de mujeres llevamos a cabo espacios de formación, de capacitación, de visibilización desde la vía pública —muchas veces con intervenciones callejeras— para llamar la atención y concientizar, elaboramos materiales, los repartimos, los trabajamos en las redes sociales. Participamos también en la Campaña por el Aborto Seguro, Legal y Gratuito, que tiene entre sus consignas ‘educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, y aborto legal para no morir’. O sea que vuelve a aparecer la ESI como algo que está muy presente en las demandas de las organizaciones. Pero todas son iniciativas nuestras.

Una cada 18 horas

Cifras ascendentes de femicidios diarios, cifras alarmantes respecto a la (no) enseñanza contra la violencia de género en las escuelas. Dos puntos que se alimentan el uno al otro pero que no encuentran una resolución concreta.

-¿Te parece que la correcta aplicación e implementación de la Ley de ESI podría ayudar a prevenir y evitar los femicidios?

-Creo que podríamos disminuirlos. Es un proceso que va a llevar tiempo: estamos hablando de un cambio cultural, como todos los cambios culturales que tienen que ver con cuestiones muy profundas, arraigadas y naturalizadas en la sociedad como el machismo y el patriarcado. Es una tarea que lleva bastante tiempo, tenemos que asumir que va a ser larga. Pero sin ninguna duda, si llevamos adelante políticas públicas e implementamos la ESI en todos los niveles educativos vamos a disminuirlos progresivamente y vamos a ir cada vez más limitándolos, esperamos, hasta que no existan más los femicidios.

-¿De qué manera se puede lograr eso? ¿Cuáles serían los pasos a seguir?

-Debe haber políticas públicas, campañas de concientización, educación sexual en las escuelas para ir formando a las nuevas generaciones en otra cultura. Necesitamos una batería de acciones, pero si el Estado está ausente… El Estado debería tener en cuenta lo que hacemos las organizaciones feministas y sociales, contemplarlo para que sea inspirador u orientador para las políticas públicas. Pero tiene que estar mucho más presente de lo que está, con presupuesto y con orientación.

-Tenemos mucha legislación al respecto e incluso estamos muy avanzados si se compara con otros países. ¿Podrías decir que está en falta la aplicación de esas leyes?

-Totalmente. Nosotros tenemos leyes que son excelentes. Le podríamos mejorar cosas, pero la ley de ESI es excelente. El tema es que si no hay implementación a través de políticas públicas con presupuesto, quedan como una formalidad. Yo reivindico las leyes porque han sido parte de la lucha. Ahora, después de eso, también tiene que existir por parte del Estado un compromiso real para que a través de políticas públicas se lleven adelante. Hace diez años se votó la ley de ESI y todavía hoy se aplica muy poco dentro de las escuelas, en especial en educación secundaria, que sería el nivel educativo donde desde ciertas materias aparece dentro de los contenidos tradicionales; mucho menos en educación inicial. Realmente, si los docentes no tienen un compromiso para abordarlo, es muy limitado lo que se está llevando adelante. Es importante que exista como política pública, es fundamental.

La educación siempre fue una herramienta de lucha para los movimientos sociales. Hoy, en un contexto de violencia generalizada contra las mujeres, de violaciones y femicidios diarios, la Educación Sexual Integral se vuelve no sólo una herramienta de lucha social, sino una manera de salvar vidas: es una necesidad. Por eso, a pesar de que el camino es largo y difícil, el compromiso se vuelve menester: “Cuando nosotros trabajamos la cuestión del machismo, de la cultura patriarcal, tenemos que pensar en el corto, mediano y largo plazo. Y la educación en eso es absolutamente estratégica”.

AUNO 01-06-17
MJ-MFV

Dejar una respuesta