Rodolfo Walsh, ese periodista…

A 34 años del último golpe de Estado y a 33 de la desaparición del periodista y escritor Rodolfo Walsh, su hija, Patricia hizo un repaso por las características que convirtieron a ese hombre en un ícono del “periodismo-militante”. También recordó la desaparición del último cuento escrito por él, que fue leído por sobrevivientes de la ESMA pero jamás se encontró. Ella lo sigue buscando.

Hace 34 años, la democracia era interrumpida por un nuevo golpe militar y comenzaba el audodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” que inauguró un período oscuro en la historia argentina. Un año después, en el primer aniversario de ese arrebato, el periodista Rodolfo Walsh escribía la Carta Abierta a las Juntas Militares. En el contexto del “Día de la Memoria, por la verdad y la justicia”, la ex diputada Patricia Walsh recordó a su padre como un periodista que denunciaba las injusticias, un escritor de poesía y cuentos infantiles “que sólo fue un militante político hacia el final de su vida”. Y en esta entrevista con AUNO criticó a “los periodistas que hacen oficialismo” y a la libertad de prensa “sometida por la de empresa”.

—Rodolfo Walsh representa la figura del periodista-militante. Actualmente, ¿ve reflejada esa imagen en algún periodista?
—Es difícil pensar en los periodistas más renombrados la figura del periodista-militante, incluso del periodista que hace “periodismo de denuncia”, aunque no sea militante. De hecho, mi papá cuando escribió “Operación Masacre” y “El caso Satanowsky” no era militante, pero era un periodista que denunciaba. Esta figura del periodista que denuncia, que a veces es militante pero no siempre, está repartido en muchísima gente joven que, incluso, a veces corre riesgos por lo denunciado y lo hace igual en la radio o en las publicaciones a las cuales tiene acceso. Esto no siempre se acompaña de la fama. No lo relaciono con periodistas que hoy son famosos sino a los que se parecen a mi papá cuando comenzó a denunciar los fusilamientos de León Suárez: no era conocido y corría riesgos.
*—Y si pensamos en periodistas de aquella época, como Horacio Verbitsky… *
—Me parece que Verbitsky hoy hace un periodismo muy comprometido con el oficialismo gobernante y esto no se puede comparar con el periodismo que hizo mi padre. Tenía 50 años cuando lo desaparecieron y nunca hizo periodismo oficialista, sino de denuncia. Verbitsky, en este momento, expresa desde Pagina/12 un periodismo comprometido con el oficialismo. Ésa es mi lectura. No se relaciona con el ejemplo del periodismo de investigación y de denuncia del poder establecido. Él trabaja para el poder establecido y Walsh no hizo eso.
-Y otros como Miguel Bonasso…
—De él, creo que lo más relevante en los últimos años es su tarea legislativa que desplazó a la periodística. Bonasso se vincula con otra actividad que se volvió un “oficio terrestre”. Saludo que haya dejado de ser oficialista y sea opositor, porque el gobierno de los Kirchner tiene muchos problemas, como la deuda externa, el balance de su política económica, incluso en materia de derechos humanos. Bonasso escribió “Recuerdo de la muerte” que denuncia y tiene su importancia, pero de todas maneras son periodistas que no se pueden comparar tan fácilmente… Creo que “Operación masacre” es un libro que es difícil compararlo con otro, sobre todo porque en su momento fue el primero que noveló hechos de la vida real.
*—Los escritos de su padre marcaron al periodismo de investigación. ¿Cómo ve esa actividad hoy? *
—Con mucha dificultad, tratando de resolver un debate que está planteado sobre el control de los medios de comunicación. Ése es un tema que le preocupó a mi papá y por eso planteó la creación de formas alternativas de periodismo. Lo hizo en momentos distintos al actual, cuando las dictaduras militares impusieron censura absoluta. Sin embargo, aún en períodos democráticos, el manejo de quienes son los dueños de las empresas periodísticas hace que la libertad de prensa se encuentre absolutamente sometida a libertad de empresa. Cualquier estudiante de periodismo o periodista joven sabe qué podrá escribir y publicar aquello que el dueño del medio autorice, y no tanto lo que quiera libremente expresar. Es un tema que hoy se está debatiendo, como fue la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
—¿Qué sucedió con el último escrito de su padre?
—Es un cuento, “Juan se iba por el río”, que fue robado por el grupo de tareas de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA). Hasta el día de hoy sigue desaparecido. No tengo copia, no está el texto del cuento, pero sí existe la referencia de él por los sobrevivientes de ese lugar que cuentan que lo leyeron allí. Luego, el cuento fue llevado a una inmobiliaria que funcionaba en la casa de uno de los genocidas y a partir de allí se pierde el rastro.
—El nombre su padre está presente en diversas formas como ícono de resistencia. En lo personal, ¿qué le provoca esto?
—Orgullo.
—*¿Y cómo cree que quedará su padre en la historia? *
—A él no le interesaba la construcción del bronce. Pensaba que no era razonable suponer que existan personas que no tengan contradicciones: momentos de valentía, pero también de debilidad. Mi padre descreía de los homenajes oficiales de oficialistas. Creía que el héroe, si alguien lo postula de ese modo, era colectivo y que había que desconfiar de la historia oficial. Por lo tanto creo que seguramente se hubiese sentido incómodo con algunos actos homenajes de algunas personas que no han hecho absolutamente nada por la vigencia de los derechos humanos, por este país o que han estado comprometidos con las dictaduras. Si lo quieren homenajear quienes coinciden con esa complicidad, seguramente mi padre pensaría que se está utilizando su nombre, que el homenaje no es sincero. Pienso que sería de su agrado (oír) cuando lo nombran en las marchas y las protestas donde se reivindica la lucha por causas justas y derechos que se niegan.
—¿Qué recuerdos tiene de su padre y su militancia?
—Mi papá era una persona que hablaba poco, pero que podía enseñarle a gente más joven. Tenía 50 años cuando lo desaparecieron; en marzo de 1977 se van a cumplir 33 años. Sólo fue un militante político hacia el final de su vida, a los 20 era un joven periodista, traductor, escritor de poesía y cuentos infantiles. Quería denunciar, que lo publicaran, ganarse algún premio de periodismo y dinero. Denunció un fusilamiento clandestino de una dictadura y lo empezaron a buscar para matarlo. A medida de ésto fue cambiando porque las cosas que le pasaban las tenía que entender de algún modo. Incluso siendo antiperonista, cuando denuncia los fusilamientos se identificó con las víctimas que, eran obreros, por la injusticia de fusilarlo de madrugada en un basural y no salían en el diario. Salió (el general Juan José) Valle, los trabajadores peronistas no salieron en el diario; se los podía matar en un basural y no existía la noticia. Eso fue lo que lo movilizó y lo puso a denunciar algo que, por tener que ver con el poder establecido, casi le cuesta la vida. Nunca hizo periodismo oficialista, porque es más fácil.
—¿Qué significa el aniversario de un nuevo 24 de Marzo y de La Carta Abierta a las Juntas?
—El 24 es el aniversario del golpe y el 25 de la desaparición de mi padre. Se cumplen 33 años de la desaparición de mi padre. El 24 es un día de lucha, voy de Congreso a Plaza de Mayo con “Memoria, verdad y justicia”. No estoy de acuerdo con que sea feriado. Es un día de lucha contra la impunidad de ayer y de hoy.

SAM-AFD
AUNO-23-03-10

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