Lomas de Zamora, mayo 15 (AUNO).- Bebe del punk, vive en el rock, pega como el pop. Placer llega, carga, apunta, ametralla canciones cortas con estribillos indelebles y se va. La banda de Longchamps, que tiene diez años y dos discos de hits anónimos, acaba de sacar su tercera placa: “Impecable”.
Para el nuevo álbum, grabado en un día en Circo Beat, el grupo trabajó con Miguel Castro y Diego Tuñón como productores. Y es la mano de Tuñón, tecladista de Babasónicos, la que trae matices nuevos al sonido fresco y entrador de la banda: cuando los teclados no puntean en primer plano, tejen tramas de terciopelo sobre las que descansa la canción.
“El laburo con ellos fue buenísimo”, le cuenta a AUNO entre infinitos cigarrillos Walter Lema, cantautor de Placer. “Si bien la grabación fue rápida y similar a la de ‘Incurable’ (el LP anterior, de 2009), este disco tuvo mucho tiempo de post producción; fuimos de a poco con la mezcla y sacamos más cosas de las que metimos”, explica.
Esa simpleza es una búsqueda para la banda que se completa con Agustín Fogwill (guitarra), Ariel Pirosanto (batería), Marcelo Schettini (teclados) y Walter González (bajo). La especialidad de la casa son esas canciones rápidas de, a lo sumo, tres minutos, que sin que uno se dé cuenta te invaden en el colectivo, en el trabajo, en la vida. Punk pop, que le dicen…
Pero lo que transmiten las secuencias de acordes distorsionados que hacen decir que sí con la cabeza y esa forma masiva de cantar de Walter trasciende el rock and roll. “El Ñoqui”, como le dicen a él, tuvo una vida que valió por varias, con entradas y salidas de granjas y hospitales psiquiátricos y hasta un tiempo adentro, en Dolores. Por eso cuando se le pregunta qué es Placer, no duda.
“Para mí es rock”, contesta, el gesto seguro, dos ojos muy verdes que atraviesan una nube de humo. “Hay como algo de pop, pero según qué pop digas porque para el pop muy paquete, muy producto, no somos pop. El término es amplio. Por ponerle un nombre diría pop rock de los ochenta con influencias del punk del ’76, ’77. Capaz que para el punk, Placer es nada que ver. Pero creo que ése es el lugar. Además, es la música que escuché toda la vida. Creo que el lugar de Placer está ahí. La base es ésa.”
Si hace falta constatar ese signo punk que alumbró el nacimiento de Walter y, con los años, de Placer, vale volver a la tarde del 23 de febrero último, cuando la banda, invitación del Mosca mediante, compartió escenario con 2 minutos en la celebración por los 20 años de “Valentín Alsina”, ópera prima del trío de Lanús.
En una banda que suena a “pop rock ochentoso”, ¿dónde queda el punk? El Ñoqui tampoco duda: en las letras, con versos como “preferí quedar desmayado/ de noche, encerrado, solo” (“Tardes frías”) o “tengo intenciones de seguir tomando pero no lo voy a hacer ahora/ tengo los tobillos rotos, los anillos por comprar/ yo deseo esos anillos para poder empeñar” (“Envuelto”).
Así, el cantante toma la piel de un Orfeo que cruzó los ríos de lava del inframundo y volvió para seguir juntando a los hombres alrededor de su lira. Además, destaca que “Placer en vivo da un show fuerte. Por más que se toque un tema lento, el recital tiene fuerza. No hace falta tocar rápido. Es según cómo lo toques y lo que pongas de vos”.
Quienes quieran constatar esa entrega de Placer deberán acercarse al Ultra Bar, San Martín 678, Ciudad de Buenos Aires, el sábado 22 a las 21, cuando la banda presente “Impecable” junto a Cristos. Hasta entonces, pueden picar el nuevo álbum en placer.bandcamp.com..
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