Una casualidad prácticamente literaria –no podía ser de otra forma- hizo coincidir en un 23 de abril las muertes de los dos principales íconos de las letras castellana e inglesa: Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Por eso, en la fecha se celebra el “Día del Libro”. En la Argentina, al margen de las celebraciones oficiales y la cercanía de la Feria del Libro, un grupo de internautas propone una forma diferente de participar en una jornada a pura lectura.
La idea, promocionada en foros y blogs, consiste en perder, encontrar y devolver un libro nuevo o usado: dejarlo en algún lugar escogido como estaciones de subte, lugares de estudio, restaurantes, colectivos o trenes con el objetivo de que la persona que lo localice pueda leerlo y repita la experiencia.
La campaña fue ideada para aumentar la lectura de los argentinos en un día de homenaje que se celebra desde 1930, con la percepción, como dice el blogger Red Fish, uno de los impulsores de la iniciativa, de que “la sociedad argentina ha dejado de darle importancia a este tipo de acontecimientos”.
Así, la campaña intenta mantener la costumbre de regalar libros pero de una manera diferente, ya que la persona que encuentra un volumen debe quedárselo con el compromiso de leerlo y dejar otro ejemplar en el mismo lugar dentro de las siguientes 24 horas.
Los libros deben tener escritas en la primera página las consignas a seguir para que el lector interesado lleve adelante la campaña. Si considera que no va a cumplir con los dos pedidos, leer el libro y dejar otro en su lugar, sólo tiene que ubicar el ejemplar en el lugar exacto en el cual fue encontrado.
Los encargados de llevar adelante la campaña sugieren no dejar datos personales escritos en la primera página de la obra elegida excepto la dirección de correo electrónico para poder controlar que las premisas se cumplan. Además, aclaran que si una persona ya dejó un libro, devolvió otro y cumplió con las consignas, debe escoger otro ejemplar para que la cadena no se rompa.